Vibrante estreno de la 'Fiesta' de Hemingway


Una compañía de teatro experimental neoyorquina que responde al nada dramático nombre de 'Elevator Repair Service' (literalmente, Servicio de Reparación de Ascensores) ha llevado a escena el primer gran éxito novelístico de Ernest Hemingway: Fiesta.

Titulada en inglés como la novela, The Sun Also Rises, ha tenido su estreno mundial en el recién inaugurado Festival Internacional de Edimburgo.

La compañía estadounidense, fundada en 1991 por el director de teatro John Collins y un grupo de actores, se hizo famosa con su obra Gatz (2006), una presentación realmente maratoniana del texto entero de la novela El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald, a la que siguió dos años más tarde otra representación teatral basada íntegramente en el primer capítulo de El Ruido y la Furia, de William Faulkner.

Ahora le ha tocado el turno a esa obra igualmente famosa de Ernest Hemingway (1899-1961) en torno a un grupo de expatriados norteamericanos dados a todo tipo de excesos, sobre todo alcohólicos,que viajan de París a Pamplona en busca de algo que dé sentido a sus vidas.

Los personajes están vistos a través de los ojos del narrador, Jake Barnes, un veterano de la Primera Guerra Mundial, en la que sufrió graves heridas, pero que ahora se encuentra en plena forma y es un apasionado de la pesca y otros deportes al aire libre.

Hemingway, que había llegado a París hacia finales de 1921, se inspiró para su relato en algunos de sus amigos bohemios de entonces, entre ellos la británica lady Duff Twysden, a la que, bajo el nombre ficticio de lady Brett Ashley, convierte en una especie de mujer fatal que da lugar a escenas de celos y aun violentas peleas dentro del grupo.

El viaje a España es una especie de bálsamo para esos perpetuos insatisfechos, y así Hemingway describe primero una jornada de pesca en un río truchero y luego el ambiente electrizante de una corrida de toros con el personaje del joven matador Pedro Romero, que fascinará a los expatriados y en especial a lady Brett Ashley, con la que tendrá una breve aventura.

Hemingway describe con extraordinaria intensidad la última corrida, en la que la relación erótica entre el torero y la lady alcanza su clímax al tiempo que acentúa los celos entre sus rivales amorosos.

Para su versión de la novela, la compañía neoyorquina es fiel a la estructura narrativa de Hemingway, y, así, el personaje central de Jake Barnes -'alter ego' del propio novelista- es quien cuenta la historia que se desarrolla ante los ojos del espectador, presentando a los otros personajes y reproduciendo sus diálogos.

El decorado es único: un bar parisino, bien surtido de licores y con unas simples mesas, donde se desarrollará toda la acción, incluidos los viajes en tren a Pamplona primero y posteriormente a Madrid.

Con un virtuosismo extraordinario, algunos de los actores se transmutan en distintos personajes, y todos ellos se caracterizan por la intensidad física de sus actuaciones, que incluyen bailes frenéticos y perfectamente coreografiados.

A la eficacia del espectáculo contribuyen los sonidos amplificados, que van desde el descorche de una botella de champán, el lanzamiento del sedal de una caña de pescar o el que produce el afeitado con navaja, hasta el ruido de un tren en marcha, el del motor de un supuesto taxi o los resoplidos del toro cuando embiste al torero en la plaza.

Todo ello se produce además sin que los personajes abandonen en ningún momento el espacio físico del bar, lo que requiere naturalmente la complicidad de la imaginación del espectador.

Mención aparte merece la escena de la larga corrida de toros, en la queuna diminuta actriz vestida con el traje de luces borda el papel del matador Pedro Romero, dando pases a una simple mesa con cuernos manejada por otro actor, mientras el personaje principal, micrófono en mano, cuenta lo que allí sucede.

El Elevator Repair Service nos invita con propuestas como ésta a redescubrir la literatura y el teatro en el punto intermedio donde ambos se encuentran y a inventar nuevas formas narrativas, dando vida escénica al material literario.

Fuente: www.elmundo.es

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