Blanca Portillo dirige 'La avería' de Dürrenmatt


Un descanso en el rodaje de la última película de Alex de la Iglesia, La chispa de la vida , que rueda en Cartagena, lo reserva para esta entrevista. En la película interpreta a la directora de un museo romano y comenta riendo las coincidencias de la vida, pues no recuerda bien si fue antes la oferta de la película o la que le llegó de Mérida, para dirigir el próximo verano su Festival de Teatro. Pero ella quiere hablar de La avería, un texto de Dürrenmatt que le obsesiona desde hace veinte años y que se ha empeñado, económica y artísticamente, en dirigir y producir en los escenarios. Llega a las Naves del Español, el jueves. La Portillo ha conseguido con esta producción lo imposible: un año antes de estrenarla, ya la había vendido a los teatros de medio país.

Esta es la sexta vez que dirige un espectáculo...
Yo no me siento directora, no me veo a mí misma así. Pero hay historias que me han llamado la atención y que me apasiona contarlas yo.Posiblemente, no dirigiría por encargo, pues como le digo no me considero una directora.

Este es un viejo proyecto suyo, ¿qué le gusta tanto de él?
Plantea un tema que es recurrente en Dürrenmatt: la distinción entre ley y justicia. La ley es objetiva, pero no siempre es justa, mientras la justicia es subjetiva. Los personajes, un grupo de ancianos que han sido de jóvenes jueces y abogados, juegan a enjuiciar a los personajes de la Historia, a administrar lo que ellos entienden por justicia, hasta que aparece un personaje, Trapps, que no ha cometido ningún delito, pero que igualmente es enjuicidado. Por otro lado, de la obra me gusta su estilo, el hecho de que inspirándose en la realidad, construye un relato extrarreal, con muchos elementos mágicos, tiene algo de surrealista. No es una representación de la realidad, sino una lectura de ésta, y ése es el teatro que a mi me gusta.

Tengo entendido que han invertido bastante dinero en este espectáculo ¿no?
No sólo no es un montaje barato, sino que hemos empleado cuatro meses en los ensayos, algo absolutamente inusual en los modos de producción del teatro en nuestro país. Ha sido como hacer un laboratorio con los actores. Me parecía necesario. Hemos colaborado Mar Navarro, discípula de Lecoq en nuestro país, con la que hemos trabajado el gesto. Hemos tenido un entrenamiento en voz y, sobre todo, mucho entrenamiento físico.

Por las fotografías, los actores están irreconocibles, llevan unas máscaras que, imagino, dificultan su expresividad.
Deben interpretar a unos viejos muy viejos, pero que no actúan como tales. A mi nunca me ha gustado el maquillaje que suele usarse en el teatro. Así que me puse en contacto con profesionales del cine que se dedican a la caracterización y ellos mismos se sorprendieron de que les llamara para un trabajo teatral. Los actores llevan unas prótesis de silicona que obedecen a los movimientos faciales del actor, es decir, que no actúan como máscaras porque se ven perfectamente sus gestos. Los actores se quedaron impresionados cuando se vieron a sí mismos.

Fue fácil confeccionar el elenco?
R.- Sí, afortunadamente. Y no era fácil, porque yo quería reunir gente que entendiera este proyecto como yo lo entiendo, que confiara en él. Tuve suerte, a todos los actores que llamé, aceptaron la propuesta y con ilusión.

Creo que la gira está bastante cerrada...
R.- La obra la produzco con Entrecajas y le puedo decir que he vendido el espectáculo personalmente, yendo a los teatros. Un año antes de su estreno, ya teníamos vendido muchas funciones. En estos momentos hemos cerrado todo el cono norte de España.

¿Y la programación del Festival de Mérida la tiene ya cerrada?
Sí, estamos a punto de presentarla pero poco le puedo avanzar. El presupuesto este año está por debajo del de ediciones anteriores, pero aún así queremos que el Festival sea arte y parte de las producciones que se ven en su escenarios. Por otro lado, esta es la primera vez en 57 años que el Festival lo dirige una mujer después de que lo abriera Margarita Xirgu.

Sí, cuando hizo de Medea. ¿Quiere eso decir que va a haber algo relacionado con este evento? ¿Actuará usted?
Sí, pero no le puedo avanzar nada. Y yo ya he dicho que mientras dirija el Festival no voy a actuar, no me meto en esto para lucirme.

¿Va a dedicar el Festival exclusivamente al teatro greco-latino?
Esa ha sido una de nuestras líneas de trabajo. Destinaremos el teatro romano a los textos greco-latinos, mientras extenderemos a otros escenarios de la ciudad lecturas y dramaturgias contemporáneas de estos textos.

¿Está garantizada la presencia internacional?
Sí, pero no como ahora. Vamos a invitar a figuras internacionales a participar en los proyectos que se ponen en marcha y también pretendemos deslocalizar la producciones. Quiero decir que no se vamos a cumplir con el cupo de las producciones extremeñas, sino que pretendemos que los actores extremeños colaboren en producciones nacionales.

Fuente: Liz Perales (www.elcultural.es)

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