Doctor José Luis Gómez


José Luis Gómez, tras recorrer muy muy joven media Europa y formarse como actor en grandes escuelas, llegó a España en 1971 con un espectáculo que ni la condición efímera del teatro ha conseguido que se olvide: Informe para una Academia, de Franz Kafka. Lo representó en todo tipo de espacios, mucho de ellos lejos de ser teatros, y se convirtió en uno de los grandes acontecimientos teatrales del siglo XX, sobre todo teniendo en cuenta que el foco no estaba situado sobre un autor, sobre una obra, sino sobre un actor andaluz, de Huelva que abría una nueva ventana a la interpretación, a las nuevas formas escénicas.

Desde entonces, Gómez ha crecido como actor, como persona, como pedagogo, como director, como formador y como académico. Porque esta mañana el mono como él y tantos otros colegas suyos se ha dado en llamar, ha vuelto a la Academia para ser investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid, que por primera vez otorga esta distinción a un cómico, lo que ha sido recibido por la profesión escénica como propio. Prueba de ello era la presencia de tantos compañeros de profesión en el Paraninfo de la Complutense, en la antigua sede de la calle de San Bernardo. Pilar Bardem Charo López, Alfonso Guerra (también fue actor), Mercedes Guillamón, Helio Pedrega, Gerardo Vera, Javier Elorriaga, Silvia Marsó, Lucía Quintana, Ernesto Caballero, Mario Gas, Amparo Climent, Albert Boadella, Juan Diego, Natalia Menéndez, Lola Dueñas, Amancio Prada, Mercedes Lezcano, Luis Olmos, Jaroslaw Bielski, Verónica Forqué, Carmen Machi, Ignacio Amestoy, Gonzalo Suárez y otros no tan cercanos al oficio de actor, como la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; el vicepresidente del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, los escritores José Luis Sampedro, Máximo, el director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), Ángel Roger, Alicia Gómez Navarro, José Velasco y la preadolescente hija del investido, Clara Gómez.

El profesor Javier Huerta fue el encargado de dar lectura a la laudatio de bienvenida a Gómez, en la que, tras dar lectura a unas palabras de El Quijote, contó los avatares profesionales del actor hasta nuestros días, no sin antes recordar que en ese mismo espacio hacía 80 años que Eduardo Ugarte y Federico García Lorca revivieron las figuras alegóricas de La vida es sueño ante un público entusiasta y ante el rector Claudio Sánchez Albornoz.

Los términos de actor

Huerta, director del Instituto del Teatro de Madrid, también repaso los muchos términos que el castellano tiene para definir al actor: histrión, mimo, juglar, representante, farsante, cómico, "pocos idiomas como el nuestro pueden variar tanto, sin olvidar otras palabras, que se utilizan con diversos fines como titiritero, alejándolas de su verdadero significado, la de una profesión que, según Calderón, es la más antigua del mundo porque la representación es la vida misma", señaló Huerta, concluyendo que "tras cincuenta años Gómez no ha variado aquella actitud inconformista de su juventud y el actor continúa igual en su madurez en una suerte de órdago continuo consigo mismo, a sus espaldas deja una obra ejemplar, en la cual el rigor ha sido su santo y seña, en ese viaje incesante y entretenido que es la vida del cómico".

Tras la laudatio, Gómez recibió birrete, la insignia, símbolo del laureado, anillo, guantes, libro, y "un abrazo de fraternidad de los que se honran y congratulan de ser vuestros hermanos y compañeros" de manos del rector Carlos Berzosa, quien también tuvo palabras de admiración hacia el nuevo actor y hacia el significado del teatro en el mundo de la cultura.

Fuente: Rosana Torres (www.elpais.com)

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