Sacristán: "Sólo el recibo de la luz te obliga a ser dócil"


Son las tres de la tarde y José Sacristán duerme la siesta. Dice su mujer Amparo que quiere dejarle descansar, pues un resfriado siempre es algo serio para un actor. Así que mejor posponemos la entrevista. Una hora después el intérprete está contento y parlanchín y contesta con sus habituales frases rotundas trufadas con algún que otro taco. Ha viajado hasta Almagro para recoger el premio que le otorga el Festival, el Lorenzo Luzuriaga, pedagogo reformista español del primer tercio de siglo.

¿Este verano atípico de Madrid es el causante de su resfriado?
Acabo de llegar de Buenos Aires y allí lo he cogido.

¿Qué hacía en la capital argentina?
Estaba rodando una película con Javier Rebollo y también haciendo un espectáculo con el pianista Facundo Ramírez, Caminando con Antonio Machado, un diálogo en el que resucito al poeta en su Sevilla natal. Lo estrené en Bilbao y tenía el formato de concierto-recital para hacerlo en auditorios y casas de música, pero en Buenos Aires ha tomado otra dimensión, pues lo hemos representado en teatros pequeños.

¿Sabía quién era Lorenzo Luzuriaga?
Pues no, lo he sabido después, cuando me anunciaron el premio. Es un galardón que se lo han entregado a otros compañeros para reconocerles unos valores que contemplan algo que va más allá de lo meramente profesional, que pasa por entender de una manera especial las relaciones humanas. Bueno, la verdad que cuesta trabajo hablar de los méritos de uno...

¿Ha pisado alguna vez el escenario del Corral de Comedias?
Hace muchísimos años, con una obra que dirigió Eugenio García Toledano, de los tiempos en que la televisión estaba en Paseo de la Habana. Pero ya he hablado con la directora del Festival, con Natalia Menéndez, y posiblemente prepare para el próximo año algo sobre la figura del Quijote.

¿Tiene más proyectos teatrales?
Tengo algunas cosas que no puedo decir. Ahora escribo, me gusta desobedecer las órdenes del actor Pepe Sacristán y estoy escribiendo una obra de teatro sobre el libro de memorias de Fernando Fernán Gómez, El tiempo amarillo.

Y de sus trabajos teatrales ¿de cuál está más contento?
Pues me gusta recordar mucho los musicales que hice con mi amiga Paloma San Basilio, My fair lady y El hombre de la Mancha, pero también Balada de los tres inocentes, mi primer protagonista, o Muerte de un viajante. Son tantos...

Este verano lo tiene repleto de citas veraniegas.
Sí, acabo de participar en Aranjuez en una mesa redonda con la familia del maestro Luis García Berlanga, con Fernando Lara. Y luego me iré a Santander a participar en otra que modera García Dueñas.

¿Cuántas películas hizo con Berlanga?
Dos, La vaquilla y Todos a la cárcel. Y no hice Moros y cristianos porque estaba en Argentina.

Para ser un buen actor ¿hay que ser dócil?
No creo que sea necesaria la docilidad ni lo contrario. Para ser un buen actor hay quer tener talento y cualidades. Nadie te obliga a ser dócil, lo que te obliga es el recibo de la luz, el mercado, eso que ahora se dice tanto. Y si te piden que hagas una estupidez en cine o en teatro, acabará siendo eso... una estupidez. Yo, en cualqueir caso, asumo todos mis trabajos, me han ayudado a dar de comer a mi familia y a ser lo que soy.

Fuente: Liz Perales (www.elcultural.es)

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