J. M. Pou: "La injusticia social nos sigue gobernando"



Josep Maria Pou tiene el don de la palabra. De la ajena —su talento como actor está más que demostrado— y de la propia; habla de sus proyectos con una pasión, una claridad y una profusión que resultan irresistibles para el oyente. En este caso se trata de «Llama un inspector», una de las cumbres del teatro británico de la primera mitad del siglo XX, escrita por J. B. Priestley, y que Pou dirige e interpreta a partir de hoy en el teatro de La Latina. Le acompañan en el reparto Carles Canut, Victòria Pagès, Ruben Ametllé, Paula Blanco y David Marcé.
Qué le llevó a poner en pie esta obra?
Cuando me hice cargo del Teatro Goya dije que quería traer a escena a los grandes clásicos del siglo XX, desde Tenneessee Williams a Pirandello, de O'Neill a Anouilh... Es un teatro que en España se hacía mucho, estaba en la cartelera de los cincuenta o sesenta y que creo que es fundamental. Y ahí estaba Priestley, y Llama un inspector. El verano pasado volví a leerla y decidí que no se podía esperar para ponerla en escena.
¿Por qué tanta urgencia?
Además de ser una obra maestra, es más actual que nunca. Debajo de esa estructura de comedia policíaca que tiene el "Inspector", y que es como se ha hecho siempre, hay un manifiesto político en favor de la justicia social, una denuncia de la explotación de las clases bajas por parte de las clases privilegiadas. Priestley disimuló su manifiesto socialista y de izquierdas bajo la apariencia de un policíaco.
En su versión se subraya este aspecto, entonces.
La misión de un director es dar una lectura personal a los textos y, potenciando eso, la obra tenía un valor muy distinto al que tenía presentándola como siempre se ha hecho, como una mera obra de intriga o de suspense. Le hemos quitado a la función todo el polvo que tenía —se estrenó en Londres en 1946, una época en que se hacía un teatro muy burgués, muy literario, y se ha dejado una obra descarnada, directa... No hay, creo, una sola frase superflua. Naturalmente, se ha mantenido la estructura policíaca, porque la carpintería teatral es modélica, pero se ha subrayado esa intención del autor. Y es que investigando he descubierto que el Partido Laborista quiso que Priestley se presentara como candidato a las elecciones de junio de 1945, en las que perdería Churchill. Él dijo que no, pero se comprometió a escribir una función para apoyar la campaña, que era Llama un inspector. Él conocía al público inglés de la época y envolvió su manifiesto en una obra de tipo policíaco, que era lo que más les gustaba. Pero desde mi punto de vista es teatro político. Luego ocurrió algo curioso, y es que como el teatro donde él solía presentar sus textos estaba ocupado con otra obra, el "Inspector" no se pudo estrenar durante la campaña. Así que no pudo colaborar con el Partido Laborista.
¿Dónde está concretamente la actualidad de la obra?
Cuenta la historia de una chica de 24 años que se suicida porque lleva cinco años que la están despidiendo de todos sus trabajos por una crisis social tremenda, que está en el paro, que no le queda ninguna salida y decide suicidarse. Al descubrirse el cadáver empieza una investigación porque toda una familia de ricos industriales son culpables por omisión o acción directa del suicidio de esa chica. La obra hace una denuncia de la enorme injusticia social que rige el mundo y, por desgracia, en este momento estamos más sensibles que nunca hacia ello. Nos sigue gobernando.
Pero no ha cambiado la época de la acción.
Priestley la situó en 1912, el año del "Titanic"; me planteé colocarla hoy en día y en España, pero me pareció demasiado obvio. Y además, la estructura de la obra sigue intacta, y estéticamente es una función museística; teatro "de toda la vida".
Fuente: Julio Bravo (www.abc.es)

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