Hay actores en mi salón


Se trata de meter el teatro hasta la cocina. Hasta la cocina, el pasillo, el dormitorio o el salón. El teatro íntimo no transcurre en el marco controlado de un escenario, con sus actos, su iluminación, su escenografía. Transcurre en la intimidad de los hogares, con sus estrecheces, su contacto y sus sucesos imprevisibles. Aquí la frontera entre el que actúa y el que mira se difumina. De hecho, no hay espectadores sino huéspedes o inquilinos. "Es otra forma de comunicarse, de compartir y de compartirse. Y qué mejor que compartirse en la intimidad del hogar", explica Santi Senso.

El tercer Festival de Teatro Íntimo en Casas Particulares, que dirige Senso y que arranca el próximo jueves, se lleva a cabo, pues, en casas de gente. El espectador (el huésped) solo sabrá la dirección en la que se representa la obra cuando adquiera la entrada. Participan compañías brasileñas, venezolanas, mexicanas y argentinas, porque, como explican los implicados, no en todas partes se interacciona con el hogar de la misma manera.

"En Brasil, por ejemplo, en las casas se vive como en una continua jornada de puertas abiertas", bromea la brasileña Marina Bruno. Ella presenta otra novedad de esta edición con su propuesta Casa en danza: "Es una experiencia muy interesante llevar la danza contemporánea al hogar. La danza es algo muy visceral y vivo, y en este caso hay que mimetizarse con el entorno, aprovechar el espacio reducido, como si todo mi cuerpo fuera una parte más de la casa".

La pieza HembraHambredeHombres, interpretada por Lupe del Río, es otra de las novedades: teatro íntimo solo para hombres. "Me sorprende muchísimo la transformación que veo en los huéspedes", explica Del Río. "A veces termina la propuesta y hay gente que dice: 'Ay, tenía que haberme abierto más".

En estas experiencias puede pasar de todo: que llamen al teléfono ("entonces lo cogemos y respondemos sin salir de la obra y el personaje", comenta Senso), que aparezca un vecino, que llamen al timbre. El año pasado un actor compañero de Senso no se presentó a la representación. Ni corto ni perezoso, Senso dobló su personaje, implicó al público, e incluso un espectador (o inquilino) acabó ofreciéndose espontáneamente para suplirlo en una escena subida de tono.

Aunque en este festival se ciñen a las casas particulares (hasta para los talleres, el mercadillo solidario y las ruedas de prensa), el teatro íntimo puede desarrollarse en habitaciones de hotel, garajes, naves industriales o incluso en teatros al uso... siempre que se mantenga en el camerino, en el hall o con todos los espectadores sobre el escenario, siempre que surja la intimidad buscada. "Aquí no tenemos el control", afirma el director, "y eso es lo interesante".

Fuente: Sergio C. Fanjul (www.elpais.com)

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