Dos hombres en busca de normalidad



Son una extraña pareja. Una pareja diferente, alejada de convencionalismos, dos enfermos mentales que se necesitan el uno al otro para llegar a ser normales. ¿Pero qué es la normalidad? La pregunta late en la atmósfera de Elling, la obra que nterpretada por Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez y dirigida por Andrés Lima, se puede ver estos días en el Teatro Galileo de Madrid. “Es también una historia de superación personal, un viaje hacia un mundo desconocido y a veces pavoroso”, explica Gutiérrez en presencia de su compañero, en un rincón del teatro, mientras en el escenario se inician los preparativos para la función diaria. Elling nace de la obra del noruego Ingvar Ambjorsen que en 2001 se llevó al cine de la mano del realizador Petter Naess y que estuvo nominada al Oscar como mejor película de habla no inglesa.
No ha sido fácil el viaje de los dos intérpretes. Ellos sí que tenían miedo a no caer en los tópicos, a hacer creíbles los personajes, a entrar en ellos con pudor y respeto. Por eso, decidieron trabajar en el taller de un centro de día en el barrio madrileño de La Latina y conocer de cerca todos los problemas de los enfermos mentales y buscar las claves, si es que las hay, de la locura. “Es una línea muy delgada por la que viajan estos dos personajes de la obra”, señala Gutiérrez, “y debemos de ir con especial cuidado”. Opinión que comparte Gómez, para quien el problema está en no llegar a la transgresión. Y en ese centro, al que al principio acudieron apenas 4 o 5 internos que con el tiempo se convirtieron en una veintena, han descubierto ternura, ingenuidad, pero también angustia, miedo y dolor. “Yo llegaba a casa por las noches roto por dentro”, confiesa Gutiérrez.
Elling, una mezcla de comedia y poesía, narra la aventura de dos discapacitados mentales ingresados en un centro psiquiátrico de Noruega que son invitados a ocupar un piso en el centro de la ciudad, amparados por el Estado, para poder comprobar si son capaces de vivir solos, en definitiva de ser normales. Carmelo Gómez interpreta a Elling,un discapacitado con angustia y vértigo que arrastra un enorme problema de Edipo, encerrado por su madre en casa durante años e inhabilitado para el contacto social. Por su parte, Gutiérrez es Kjell Jarne, un hombre ingenuo, infantil, básico, al que le guían dos pulsiones en la vida: la comida y el sexo. Es el encuentro de estos dos hombres el que los inicia en el camino de la normalidad. Es en ese piso y bajo la vigilancia de un asistente social donde descubren que los presuntamente normales tienen más problemas que ellos dos. “La normalidad está más próxima a ellos de lo que parecía, tiene que ver con la autoafirmación de cada uno de ellos”, explica Gómez. “No hay milagros, ellos se terminan aceptando como son cuando son aceptados por el exterior”, añade Gutiérrez.
De momento, las funciones, desde su estreno la pasada semana, están llenas, con un público que rodea el escenario y que, en opinión de los dos actores, es más necesario que nunca, para darle a la obra esa intimidad tan necesaria para la historia. La paliza que se dan en el escenario durante cerca de dos horas es enorme.. No parece importarles. Están más que satisfechos. A esa felicidad ha contribuido sin duda el director Andrés Lima. “Solo él podía dirigir esta dosis de verdad , locura y poesía”, explica Gutiérrez, miembro como Lima del grupo Animalario. Andrés Lima les ha ofrecido juego, libertad y anarquía. O sea puro teatro.
Fuente: Rocío García (www.elpais.com)

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