Teatro contra la exclusión social



Hace unos meses, después de una de las charlas-representación que Blanca Marsillach realiza dentro del programa social de su productora, esta vez en un centro de jóvenes en riesgo de exclusión social, se le acercó una chica de origen magrebrí diciéndole que le encantaría poder ser actriz. «Ella y otras compañeras suyas —relata la actriz— me dieron a entender que, sin embargo, nunca podrían llegar a convertir sus sueños en realidad. Eso me llegó al alma, y empecé a darle vueltas para ver de qué modo podíamos remediar eso».
El resultado es Loca, una obra teatral escrita por Elise Varela, con versión y dirección de Ángel Ojea, en la que Blanca comparte escenario con tres jóvenes procedentes de los centros antes citados. Para el estreno de este proyecto, que se llevará a cabo el próximo día 8 en el Auditorio del Hospital San Carlos de Madrid, la actriz ha contado con la colaboración de El Corte Inglés y de la Consejería de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. Su responsable, Salvador Victoria, dice que «ésta es una iniciativa bonita e ilusionante, donde se unen los sectores privado y público, y en el que se envían a través del arte mensajes sociales, en este caso relacionados con las mujeres vinculadas con el maltrato. A ellas, además, les sirve como catarsis, como un instrumento para salir al exterior. A través del teatro se refuerzan su autoestima, sus ideas y sus valores».
Aisha y Alicia son los dos nombres ficticios bajo los que se protegen dos de las jóvenes que actúan en Loca junto a Blanca Marsillach. «Una de las chicas que empezó los ensayos los ha tenido que dejar porque la estaban persiguiendo —revela la actriz—; y con la otra chica que actúa, de origen asiático, debemos también tener cuidado, porque corre peligro; por eso no sale en las fotos». Las tres jóvenes viven en dos centros distintos. «Aisha y Alicia sí viven juntas —dice Blanca—, son muy amigas, y aquélla es como la madre de la segunda; es su protectora».

«Nos sentimos libres»

Aisha es la más habladora. Alicia no se encuentra bien y su timidez hace el resto. Es la más joven y tanto Blanca como el director, Ángel Ojea, la llenan de piropos y ánimos. «Está siendo una experiencia fantástica —dice Aisha con un leve acento árabe—; nos sentimos muy libres». Las dos prefieren ensayar a hacer entrevistas y fotos, aunque Aisha no parece pasarlo mal mientras posa. «Me está ayudando mucho —añade—, me hace pararme y pensar, y nunca sabes las puertas que te puede abrir esta experiencia». «No pierdo nada —añade Alicia—, solo puede ser positivo y me ayuda a crecer».
«Son muy tiernas», dice Blanca con ojos abrillantados. Lleva años volcando su trabajo de actriz y productora en proyectos sociales, pero confiesa que éste es la niña de sus ojos. «Es especial porque juego con los sueños de tres chicas con un futuro más que incierto, y contribuir a abrir su horizonte un poco más es muy enriquecedor. Vives el día a día con ellas, desde cómo se prueban la ropa hasta cuál es su relación con los fotógrafos, con los periodistas. No trato, como en otras ocasiones, con un colectivo, sino con personas muy concretas. Tenemos una relación bastante íntima y cada día las conozco mejor y las quiero más; me siento incluso un poco responsable de ellas».
El consejero de Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid añade que «Blanca es un referente, y eso a las chicas las motiva mucho; no solo trabajan durante los ensayos, también lo hacen en los pisos de acogida donde viven; son chicas, en definitiva, que han tenido poca suerte en la vida, pero subirse al escenario exige afianzarse como personas y esta experiencia les demuestra que tienen nuevas oportunidades». «Lo más bonito de este proyecto —concluye Blanca— es que vaya creciendo, que el testimonio se vaya pasando de una a otra y que tengan un lugar donde fabricar sus sueños; que todos los años se puedan llevar a cabo iniciativas así».
Fuente: Julio Bravo (www.abc.es)

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