David Mamet, bang, bang

Fuente: Eduardo Suárez (elmundo.es)

A David Mamet no le importa interpretar el papel de paria entre sus colegas izquierdistas de Hollywood. Así lo demostró en 2008 al publicar el artículo 'Por qué ya no soy un progre descerebrado' en el semanario neoyorquino 'The Village Voice', y así lo refrendó el año pasado al lanzar un libro cuyas páginas detallan los motivos que le llevaron a ser un intelectual conservador.
Ahora, el dramaturgo vuelve a la carga con el artículo que abre la portada digital de 'Newsweek': un alegato a favor de las armas que compara las ideas del presidente Obama con los postulados marxistas y le acusa de actuar en contra de los principios de la Constitución.
Las ideas expresadas por David Mamet son muy similares a las que defienden los responsables de la Asociación Nacional del Rifle (ANR). El escritor recuerda que Obama acaba de firmar una ley que le garantiza protección armada de por vida y compara su posición con la de miles de escuelas estadounidenses donde está prohibido entrar con un arma de fuego.
"Entre usted en cualquier casa de empeño, joyería o casa de cambio en Estados Unidos y allí habrá un guardia armado", escribe Mamet. "¿Por qué? Porque la joyería, el oro y las divisas son objetos preciados. ¿Quién se queja de la presencia de esos guardias armados? ¿Y por qué son esas cosas más preciadas que nuestros hijos?".
Son palabras muy similares a las que usó el portavoz de la ANR unos días después de la masacre de Newtown (en la que murieron 26 personas, 20 de ellas niños) y a las críticas que repiten a diario los medios más conservadores de Estados Unidos, que reprochan a Obama que quiera para sus hijas una protección armada que no quiere para los hijos de sus conciudadanos.
Quienes se oponen a sembrar las escuelas de conserjes o maestros armados apuntan que la medida podría disiparar la posibilidad de que un desequilibrado o un accidente fatal se cobren la vida de los niños. Un argumento al que Mamet responde diciendo que hay más asesinatos enciudades con leyes de armas más restrictivas como Chicago o Washington. "Allí sólo los criminales tienen pistolas", escribe el dramaturgo. "A los ciudadanos que respetan la ley se les ha desarmado y el delito se dispara".
Mamet asegura que se registran menos delitos en ciudades donde las leyes no son tan restrictivas. Un argumento cuya veracidad no confirman los expertos, pero que utilizan a menudo los contertulios conservadores en la televisión. "Las propuestas cosméticas no mejorarán la seguridad y pondrán a más ciudadanos en peligro", escribe el dramaturgo, que se declara admirador de Sarah Palin. Además, define el cambio climático como "una falsa alarma" y Vietnam como una guerra que EEUU ganó.
La conversión ideológica de Mamet (Chicago, 1947) sacudió en 2008 su reputación entre los intelectuales neoyorquinos, que lo veneran por el mensaje anticapitalista de obras como Glengarry Glen Ross. El dramaturgo atribuyó el cambio a su experiencia durante la huelga de guionistas de 2007 y a la lectura de las obras de pensadores como Hayek, Friedman, Hobbes o Stuart Mill, que lo llevaron a percibir el peligro de dejar cualquier asunto en manos del Estado.
"Como cualquier hijo de los años 60, acepté como un artículo de fe que las empresas eran explotadoras y las personas tenían buen corazón", escribía entonces al describir su desencanto con el Estado del Bienestar.
No se puede decir que la conversión ideológica haya sido un negocio rentable para Mamet, cuyas obras no han triunfado este año en la taquilla de Broadway. El estreno de 'The anarchist' apenas duró unas semanas en cartel y la reposición de 'Glengarry Glen Ross' ha suscitado críticas desiguales pese a la presencia de Al Pacino.
Y sin embargo, al dramaturgo no le falta trabajo. Lleva meses inmerso en diversos proyectos teatrales y a finales de marzo estrenará un telefilme sobre los problemas judiciales del músico Phil Spector, procesado por matar a la actriz y modelo Lana Clarkson en 2003.
El artículo de Mamet suscitó ayer críticas entre los comentaristas que defienden reforzar el control de armas en Estados Unidos, pero el dramaturgo no rectificó. No hace mucho describió el progresismo como una "costumbre cara". La misma expresión que según recuerda usó Tennessee Williams para describir sus hábitos sexuales al entrar del brazo de dos chaperos en una fiesta de Chicago.

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