José Sancho: “El Método es un invento para inútiles”


Fuente: Manuel Morales (elpais.com)
"A ver si venzo esta afonía… que aquí me tienes con pastillas, jarabes…". La conocida voz tronante de José Sancho (Manises, 1944) suena menos poderosa la mañana de las entrevistas de promoción de La amante inglesa, la obra de Marguerite Duras que protagoniza en una de las Naves del Español, en el Centro Cultural Matadero, en Madrid, a partir del 30 de enero. El intérprete cumple este 2013 medio siglo en la profesión, con más de cien obras de teatro —clásicos de todos los colores—, unas 70 películas (con un Goya por Carne trémula, de Almodóvar) y series de televisión tan populares en España como Curro Jiménez y Cuéntame. Sancho se ha embarcado ahora en una "función complicada", distinta a lo que ha hecho habitualmente: una obra con solo tres actores y que se estrena por primera vez en España. "Tenía ganas de trabajar con Natalia [Menéndez, la directora] porque es muy inquieta, y este texto me viene bien para enriquecerme y hacer un tipo de teatro del que estoy bastante despistado", dice un afable y más delgado Sancho.
Duras escribió La amante inglesa con el material que la prensa contó de un macabro suceso acaecido en Francia en 1949, el de una mujer que mató y descuartizó a su marido. La escritora cambió personajes y situaciones y alumbró un texto que se estrenó en París en 1967. "En esta versión, la mujer mata a una prima sordomuda, pero lo que menos importa es el crimen, sino cómo se llega a él. Estamos ante una familia desmembrada, un matrimonio que se rompe sin necesidad de broncas, como pasa en tantos, una mujer que se siente sola, tratada como si estuviera loca por un marido que la ha ido dejando de lado".
En La amante inglesa, una obra poco conocida, "sacada del baúl", Sancho tiene como compañeros de escenario a Gloria Muñoz, que hace de Clara, su mujer; y José Luis Torrijo, el interrogador. "Con la crisis es cada vez más habitual este tipo de teatro, con pocos personajes. A veces, uno solo te engancha y te convence su historia. Como la del extesorero ese del PP [Luis Bárcenas]. Pero para hacer grandes montajes y subvencionados ya están las óperas, que son la tumba del teatro, el hermano mayor siempre gana al pequeño".
Sancho da vida en la obra a Pedro Lannes, el marido de la asesina. "Un hombre sencillo, funcionario de Hacienda, acomodado". El actor de títulos como Memorias de Adriano y El alcalde de Zalamea es conocido por su aversión al Método (la fórmula de enseñanza actoral que creó el director moscovita Konstantín Stanislavski y de la que hizo escuela en EE UU el Actors Studio de Lee Strasberg). El Método, esa forma de actuar que consiste en vivir experiencias para llevarlas al escenario, "destruye la creación del personaje, es como si a un escultor le dieras un bloque medio formado, solo tendría que seguir unas pautas". "John [hijo de Lee Strasberg], con el que trabajé dos veces, me confesó una vez: ‘mira, lo del Método fue un invento de mi padre y de Elia Kazan para los inútiles, para los que no saben ni pedir un café sin tener que explicarles todo. Es así".
El método Sancho es empezar de cero, leer el texto y hablar con el director. Sin aportar nada personal al personaje. "Si lo haces, hipotecas parte de tu vida. Cuando termino una función me olvido, no me interesa ese tipo de teatro, eso de llevarte el personaje colgado. Ahora hay muchos jóvenes confundidos con el Método". Jóvenes que, según Sancho, "tienen fe en el futuro pero se vuelven locos con el presente, con la televisión, y confunden popularidad con sapiencia". "Muchos huyen del teatro, pero la televisión y el cine son modas, se pasan; aunque hay muchas excepciones entre la gente joven, eh".
Fama

Él conoce bien esa fama que da la tele gracias a dos personajes separados por 25 años: El Estudiante, uno de los bandoleros de Curro Jiménez (1976), y Don Pablo, el facha de Cuéntame (2001). Sancho se cansó hace casi un lustro de Don Pablo y afirma que le dijo a los responsables de la serie: "No os aguanto más". "Antes de que me borraran del mapa, me borré yo. Suelo hacerlo". Su última éxito televisivo fue Crematorio, en Canal +.
Cuando caiga por última vez el telón de La amante inglesa en Madrid (10 de marzo), Sancho se subirá al escenario del festival de Mérida en un montaje sobre la vida de Marco Aurelio. También tiene dos proyectos de televisión, "que como no tienen ni nombre, ni te los digo". "Además, si dices que vas a hacer algo y luego no sale, hay algunos en esta profesión que te dicen, ‘je, je, je, que se joda’. Les das esa satisfacción".
Un trago de agua y un té calentito para su voz en este día tan frío y para hablar del estrangulamiento del teatro por la subida del IVA. "Para alguien que empezó en este oficio en 1963 no hay crisis que te sorprenda". Él fue cómico de la legua, como los que mostró Fernando Fernán-Gómez en la novela y después película de El viaje a ninguna parte. "Yo viví más esa época que Fernando porque estuve en un teatro portátil hasta el 79". Está de acuerdo en la mala salud de hierro del teatro, que "nunca le ha importado a los políticos". "Tenemos un ministro al que no le importa el teatro. Forma parte de esta profesión estar en crisis, pero hay que prepararse hasta para estar parado. Lo peor que tiene el actor español es que cuando no trabaja, quema sus energías quejándose, en vez de preparándose".
Y para acabar, el público. Al menos parece que los jóvenes vuelven a la afición de pasar una tarde en el teatro. "La gente joven ha ido siempre, eso de que solo iban los mayores es una leyenda. Lo que pasa es que entre las canas, las calvas y los peinados de las señoras sobresalían más que las cabezas de los jóvenes".

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