Capítulo uno: y la librería se hizo teatro



Fuente: Sílvia Hernando (elpais.com)
La existencia de Martín discurre entre palabras. No solo las que pronuncia y escucha, sino sobre todo las que le acechan y le inspiran y le conmueven a lo largo de su día desde las estanterías. Recién estrenado casi sin quererlo como encargado de una librería, este joven adulto atraviesa una crisis vital que se manifiesta bajo la apariencia de cambios, que debe afrontar entre clientes y visitas habituales a su establecimiento. Sus andanzas cotidianas, muy de actualidad, muy intrincadas en el sentimiento de desasosiego que define los tiempos presentes, se enlatan para el uso y disfrute del público en episodios de alrededor de 50 minutos.
Arranca la sintonía de cabecera, se pasa el resumen de los capítulos anteriores... y empieza la acción. Porque Martín, sí, es el protagonista de una serie, Días como estos. Pero no busque entre los botones del mando. No la encontrará en ningún canal, ni tampoco en Internet o en la radio: para verla, hay que hacerlo en directo. Imaginada por Agora Studios, una empresa que se dedica a la creación de formatos no convencionales, la propuesta, bajo la marca Teatro en serie, es en realidad una obra. Eso sí, una obra por entregas.
Además de no tener cámaras, esta peculiar ficción tampoco cuenta con ningún decorado. Ni siquiera tiene lugar en un teatro. “Desde el principio queríamos hacerlo en una librería”, señala Luis López de Arriba, el dramaturgo y director, “porque estas son como un templo de la cultura, y el ambiente que se genera da pie a contar una historia, además de que también te permite meter referencias literarias y hacer guiños al espectador”. Con el café del libro La Buena Vida (Vergara, 10) como marco, el público se imbuye en la historia en un contexto real en el que, además, se eliminan las barreras que le suelen separar de los intérpretes, ya que el improvisado patio de butacas, con espacio para unas 45 personas, se sitúa a ras de escenario. “Todo es muy creíble porque todo es real”, subraya Nacho Rubio, el protagonista.
Manos (literalmente) a la obra desde el pasado verano, estrenaron el primer episodio en septiembre, y este sábado (a las 22.30) se emite el tercero de cuatro. “Los capítulos están pensados para verse independientemente, pero es más interesante hacerlo en orden”, explica López de Arriba. Así que para los que se hayan perdido el comienzo, hoy (a partir de las 21.30) se reponen las dos primeras entregas. “Es como en una serie de la televisión, si te enganchas cuando ya está empezada, te pasarás los diez primeros minutos intentando entender qué es lo que pasa, pero luego ya te metes”, apunta Rubio.
En clave de comedia, Días como estos no renuncia a “ciertas cargas de profundidad, pero huyendo de la solemnidad del drama”, como explica el director. Inspirado por iniciativas ya probadas en otros países, fue el actor Fran Calvo quien promovió el concepto, que ha desarrollado un equipo de ocho personas. “Es lo que se puede sacar de la crisis, que al menos a nivel creativo está trayendo cosas muy buenas”, dice Rubio. Para más adelante, además de plantearse una gira nacional, para la que buscan financiación, también proyectan crear más títulos, que podrían enmarcarse en una carnicería, en una peluquería... o en cualquier otro espacio más allá de los límites de la sala.
Si la experiencia del teatro por capítulos es algo atípico desde el punto de vista del espectador, también lo tiene que ser desde la perspectiva de los actores. “Lo primero es que el volumen de estudio y la velocidad a la que hay que aprenderse los textos es muy rápida, casi como si estuvieras haciendo un culebrón. Además, aunque esto puede ser una ventaja, sabes qué es lo que va a pasar con tu personaje en el siguiente capítulo: es como cuando haces una película, que ruedas las escenas de manera desordenada”, resume el protagonista. “Es una experiencia teatral, pero a la vez es un trabajo que se parece al de la televisión o el cine”.

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