Andrés Lima: "El público necesita el contacto humano y eso lo proporciona el teatro"


¡Ay, Carmela! es uno de los grandes hitos de nuestro teatro y nuestro cine recientes, tanto la versión original de Sanchis Sinisterra (1987) como la adaptación fílmica de Carlos Saura (1990). Por eso, revisitarla supone un reto incluso para Andrés Lima (Madrid, 1961), que acumula éxitos y premios con la compañía Animalario. Dirige una versión de teatro musical producida por Andrés Vicente Gómez, uno de nuestros productores más sobresalientes, que también hizo posible la película. La obra, que se estrena este jueves en el Teatro Reina Victoria, con un elenco encabezado por Inma Cuesta, Javier Gutiérrez y Marta Ribera. El montaje suma a las tradicionales 'Suspiros de España', 'Yo te diré' o la propia 'Ay, Carmela', composiciones originales de Joan Valent y canciones escritas ex profeso por Pedro Guerra, Vanesa Martín y Víctor Manuel. Lima, que acaba de concluir la intensa gira de El montaplatos con Animalario, nos descubre las claves de este montaje y nos avanza algunos de sus próximos proyectos. 

En qué se diferencia esta versión de '¡Ay, Carmela!' de la obra original de Sanchis Sinisterra y de la película de Carlos Saura?
En que es teatro musical a la antigua usanza, una comedia musical de formato medio con una orquesta de cuatro músicos en directo y una troupe de actores compacta. La mayor diferencia es que al ser musical tiene unas exigencias diferentes a las otras versiones.

¿Aporta este musical nuevos matices a los personajes principales, Carmela y Paulino?
Los dos protagonistas están al completo en el original. Nosotros lo que hacemos es aportar otro tipo de espectáculo y a la vez es un puente hacia la obra desde una visión contemporánea.

¿Cómo es la escenografía?
Se basa en corrientes estéticas de los años 30 y en imágenes documentales en blanco y negro -que es como hemos conocido aquella época casi todos- sobre un telón rojo.

¿Cómo es dirigir un musical?
Es algo precioso. La música aporta algo muy especial, convierte el teatro en un gran espectáculo. Pero he de aclarar que esto no es un musical típico de la Gran Vía, no son 30 personas cantando y bailando, aunque contamos con Marta Ribera, que es una estrella del musical, Inma Cuesta, que es también una gran cantante y tiene experiencia en el género y un grupo de cantantes muy bueno.

¿Es más difícil dirigir lo que han escrito otros que lo que nace de uno mismo, en especial una obra tan popular como ésta?
Estoy acostumbrado a las dos cosas. Por ejemplo, hace poco dirigí con Animalario un gran clásico como R.- Tito Andrónico. Pero es cierto que ¡Ay, Carmela! es un caso especial, al ser una obra muy famosa y muy reciente -se estrenó en 1987-. Por tanto, aún están presente en la memoria las otras versiones, y eso lo convierte en un reto.

¿Siguen siendo necesarias '¡Ay, Carmela!' y las demás obras literarias, cinematográficas y teatrales sobre la Guerra Civil? ¿Hay que revisitarlas de vez en cuando?
Hablar de la Historia de España durante la Guerra Civil siempre es interesante. Un pueblo debería estar obligado a no repetir sus errores y aprender de ellos, pero las heridas de las guerras son difíciles de curar.

¿Hay dos Españas como en los años treinta?
No diría tanto, pero lo cierto es que aún no hemos enterrado a todos los muertos. Estas obras son gestos que contribuyen a que todo eso empiece a formar parte del pasado.

¿Cómo ve el sector del teatro?
R.- La subida del IVA es mortal, absolutamente destructiva. Por otra parte, aunque en general todo va mal por culpa de la crisis, el público necesita el contacto humano, y dentro de la cultura el teatro es lo que más lo proporciona. Por eso el teatro sigue funcionando, en Madrid los teatros están llenos.

¿Qué proyectos tiene ahora entre manos, tanto personales como con la compañía Animalario?
Con Animalario hemos terminado la gira de El montaplatos y ahora tenemos un tiempo de descanso después de una etapa muy intensa. En lo personal, estreno el 15 de mayo la zarzuela barroca Viento (es la dicha de amor), de José de Nebra, en el Teatro de la Zarzuela, con dramaturgia basada en la poesía amorosa desde el siglo XVII hasta José Ángel Valente. Y en verano estreno un espectáculo más personal en el Teatro Circo Price, como resultado de un taller de un año que he realizado sobre el tema del capitalismo.

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