Barra libre para la chirigota en el CDN



Fuente: Liz Perales (elcultural.es)

Chirigóticas es la compañía con la que Antonio Álamo (Córdoba, 1964) ha ensayado la incorporación a su teatro de formas populares autóctonas, concretamente de la chirigota de Cádiz, contaminando su escritura con el humor satírico y la música que las caracteriza. Esta tarde presenta en el Centro Dramático Nacional La copla negra, tercer espectáculo que ha escrito y dirigido para esta formación de actrices gaditanas que gozan de un público creciente. Chirigóticas es ya una marca sinónimo de teatro desatado para “jartarse” de reír.


La chirigota de Cádiz es una forma literaria-musical que los gaditanos componen con ingenio y alegría para el Carnaval y que cantan por las calles, bares y otros lugares públicos. Es una copla que puede tener distintas métricas y que sigue formas musicales variadas, como el pasodoble, el cuplé, la jota, el tanguillo o el romance para satirizar con humor asuntos de la actualidad. Álamo recuerda el interés que despertó en él cuando las oyó hace años: “Llegó hasta mí un disco que grabaron el Selu [uno de los mejores letristas del Carnaval de Cádiz] y Pedro G. Romero [artista y director de los espectáculos de Israel Galván] con letras en torno a la bomba atómica. Era una compilación remusicada y me sonó extraña e hiriente. Pensé que en la chirigota gaditana había una semilla teatral que nunca había sido explorada”.



En 2005 le llegó la oportunidad para indagar sobre ella. Había recibido el encargo de escribir y dirigir un espectáculo que sirviera para inaugurar el Festival Madrid-Sur. Buscó cómplices que le ayudaran a poner en marcha su idea y encontró a la Chirigota de las Niñas, una de las primeras agrupaciones callejeras formada solo por mujeres que llevaban saliendo a las calles desde hacía dos lustros. La buena acogida de aquel espectáculo que llamóChirigóticas les llevó a un segundo (La maleta de los nervios) y ahora a este tercero, La copla negra. Además del autor, forman la compañía las hermanas Ana y Alejandra López Segovia y Teresa Quintero.


Por las calles de Cádiz

La copla negra tiene una unidad dramática de la que no gozaban las dos obras previas, más fragmentadas. La historia gira en torno a la peripecia de un gaditano que decide rehabilitar una antigua peña en estado calamitoso y a la que invita a actuar a tres antiguas artistas de Cádiz y alrededores. Las relaciones sentimentales entre una de ellas y el jefe, así como las que mantienen el resto de personajes, desarrollan una historia cómica, hilarante y también en ocasiones, escabrosa.



Hay en La copla negra una búsqueda de estilo y una forma de interpretar que se ven contagiadas de la calle y que predisponen al espectador hacia el humor. La versatilidad de las actrices es digna de alabanza y se nota que la compañía ha dispuesto de más medios que en las producciones anteriores. Curt Allen Wilmer ha ideado una escenografía originalísima, fabricada a partir de cajas de almacenaje plegables. Por su parte, Álamo ha conseguido una mayor integración de los elementos musicales. “Hay tres historias, y cada una de ellas tiene un tipo de acercamiento distinto a la chirigota”.



No ha partido de un repertorio preexistente, sino que las letras han sido escritas al hilo de la obra teatral: “Le he ido haciendo encargos concretos a Ana López Segovia: una saeta en torno a las obras de reforma de la peña; una copla sobre un travesti que se quiere operar y el médico se niega a ello; una copla de una embarazada que busca por las calles a su hombre...”.



Chirigóticas le permite a Álamo esmerarse como director de escena, labor que no desempeña cuando ejerce de escritor en su gabinete. “Es un proceso en el que los límites entre la escritura y la dirección se diluyen, una forma de trabajar que guarda similitudes con otros autores/directores, como Boadella, Veronese o Spregelburg. Los actores se convierten en generadores textuales que hacen sus propuestas. Por eso disfruto más en los ensayos que durante los estrenos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario