Daniel de Vicente: "Con 22 años he sido productor, director, autor, regidor, administrador..."


Fuente: Alberto Ojeda (elcultural.es)

Que la fortuna favorece a los valientes ya lo dijo Virgilio en la Eneida. En el siglo I a. de C. En 2013 es Daniel de Vicente (Madrid, 1990) quien prueba la vigencia de la máxima virgiliana. Y lo hace en un sector donde se requieren arrestos para jugarte los cuartos: el del teatro, tan baqueteado hoy día por la crisis y la presión fiscal (léase 21% de IVA por entrada). Este autor teatral de 23 añitos recién cumplidos empezó a escribir Cordón umbilical con 18, una obra de rabiosa contemporaneidad, en la que las parejas naufragan y las apariencias en la identidad sexual andan muy alejadas de la realidad. Su ilusión de estrenarla era tal que decidió ahorrar el dinero que obtenía en distintos trabajos alimenticios para poder producirla. Llegado a los 22 es lo que hizo. De Vicente se tiró a la piscina y ya casi al fondo encontró agua. La Sala Triángulo le abrió un hueco en el Festival la Alternativa. Un ojeador del Lara se encaprichó de la frescura de la trama y sus personajes y ahora se puede ver en esta sala con tanta solera. Un ejemplo antiderrotismo el suyo. 

En su obra los personajes parecen piezas que no encajan en el puzle de las relaciones sentimentales. ¿Quería hacer un retrato de la desubicación en este terreno resbaladizo? 
Lo que quería era reflejar una especie de laberinto de vínculos entre los distintos personajes. Mi intención era que fueran muy diferentes, por eso hay un matrimonio mayor de unos 50 años, una pareja de novios de treinta y tantos, un par de amigos de veintitantos. Pero es cierto que todo tienes en común que andan perdidos y no saben cómo encontrarse. 

Otra de las claves parece la larga distancia que separan las apariencias de la realidad...
Sí, era uno de los juegos que me había planteado como desafío. De hecho, en un primer momento se plantea una situación que luego, en el segundo acto, queda del revés, no tiene ningún sentido lo en un principio parecía ser. Tenía muy claro que quería introducir dos conceptos que me llaman mucho la atención en la conducta humana: la ambigüedad y la contradicción. No se tratan mucho en el teatro y yo quería profundizar en ellos. Me incomoda cuando se hacen juicios demasiados precipitados sobre la gente. En la obra planteo dos ejemplos: el del ligón con novia que resulta que es gay y el del chico que todos creen homosexual pero secretamente está enamorado de una prostituta. 

También refleja como las decisiones de unas personas en teoría muy alejadas de nuestro entorno pueden tener efectos muy importantes en nuestras propias vidas…
De ahí la metáfora de cordón umbilical. Hay cuerda que hace que todos estemos interconectados. Me intriga mucho la sospecha de que algunas de mis acciones pueden afectar que jamás conoceré. Eso es lo que sucede en la obra. Hay personajes que ni siquiera coinciden en escena y no se han visto en su vida pero sus destinos se entrecruzan y se trastocan mutuamente. También hay tres embarazos durante la historia, así que la metáfora del cordón umbilical me parecía muy pertinente. 

¿Debe sentirse muy satisfecho al estrenar una obra propia primero en la Sala Triángulo y ahora en el Lara? Con 23 años, ¿no? 
Sí, los cumplí la semana pasada. Pues sí es un sueño. La Sala Triángulo en uno de los teatros donde yo me formado yendo desde muy pequeñito. Por eso fue un privilegio estrenar allí Cordón umbilical, en el Festival la Alternativa.

Aunque su éxito contra pronóstico obedece a un trabajo y una estrategia de mucho tiempo, a una especie de plan concienzudo...
Ahí algo de eso, sí. Yo empecé a escribir la obra con 18 años. Sabía que ningún programador ni ningún productor me daría una oportunidad siendo tan joven y de aquí. En España casi sólo se montan versiones de clásicos (Shakespeare, Chejov...) y obras que vienen avaladas por el triunfo en Nueva York o Londres... Así que empecé a ahorrar con el dinero que ganaba en distintos trabajos para producirla yo mismo cuando la hubiera terminado. Y eso es lo que he hecho. Contraté a un iluminador, a un escenógrafo, a un plantel de actores... 

¿Antes incluso de tener el compromiso de alguna sala para estrenarla?
Sí, ya habíamos empezado los ensayos antes. No sé, tenía mucha fe y por eso me tiré a la piscina. Con 22 años he hecho de productor, director, autor, regidor, administrador... Luego ha ido todo muy bien. En Triángulo la vio un programador del Lara y nos propuso llevarla allí. Le había gustado mucho y aunque no tenía actores conocidos en escena decidió darnos una oportunidad. Las críticas también han sido muy favorables, así que estoy muy contento. 

¿Y ha recuperado algo de su inversión? 
Eso es casi imposible. Lo que espero es pagar a los actores como corresponde. Con el 21% de IVA y el dinero que se quedan las salas (lógico, porque ellas te ceden su espacio) no hay manera de sacar nada.El teatro dentro de poco sólo se va a hacer por afición. En este contexto es muy difícil que alguien se dedique profesionalmente él.

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