El laboratorio teatral de DraftInn



Fuente: Laura Martín (elcultural.es)

Un año después de la creación de DraftInn, este lunes se presenta “oficialmente” la programación hasta el mes de julio. Hablamos con José Manuel Mora, uno de los impulsores de este espacio de investigación, experimentación y diálogo de las artes escénicas. Porque DraftInn, insiste, no es una escuela, ni un teatro, sino un lugar de encuentro y debate. Situado en el barrio de Ventas, algo alejado de ese centro de la capital en el que gravita la mayor parte de la oferta cultural (“algo que no ocurre en otras ciudades europeas”, señala Mora), DraftInn ya se ha posicionado como una oferta interesante con una gran acogida por parte del sector. “Había una necesidad de un sitio así, y al echar a andar ya había colectivos con los que tuvimos sintonía y que se unieron para tirar del carro. Nos estamos ayudando recíprocamente. En momentos así, no se puede caminar solo”, comenta. 


La programación de DraftInn se mueve en torno a varias líneas maestras. Por un lado, los talleres digamos tradicionales, en los que un docente imparte contenidos, como Carles Alfaro en “Pinter versus Chéjov”, Benito Zambrano en su estudio de guionistas y “Peeping Tom´s Artistic Project” de Gabriella Carrizo, dirigido a bailarines o actores con experiencia en el campo de la danza. También se ofrecen talleres de creador a creador, en los que se establece una relación horizontal con los participantes. En este marco se engloba la propuesta de Salva Bolta, “Epicúreos y suripantas: materiales para cocinar una comedia incorrecta”. Se trata de experiencias de investigación que pueden culminar en una representación que se celebrará en otro sitio, explica Mora, porque DraftInn no es un centro de exhibición. Además, se organizan diálogos con autores como Paco León y Fabrice Murgia, y con personajes menos ortodoxos como los toreros Paco Camino y El Juli. “El toreo es una de mis obsesiones”, confiesa Mora, “y cada vez me siento más reconfortado cuando veo una buena corrida de toros. Me confronta con la verdad, en el sentido de ausencia de artificio, y con el riesgo”. Lo cierto es que su situación, cercana al coso madrileño, es apropiada.



Junto con estas propuestas, el centro cuenta con seminarios y residencias internacionales que no necesariamente tienen que ver con el teatro. La idea es fomentar el intercambio de ideas y la nutrición entre los diferentes campos artísticos, además de la investigación. “Por un lado, el teatro tiene que ver con la tradición, con lo ya sabido. Por otro, un teatro que no mire al presente, a las enfermedades de nuestro tiempo, está muerto, es museístico”. El creador, según Mora, se mueve entre ambas corrientes, y a eso se suma la vocación experimental de DraftInn. “Les recordamos que no queremos tanto confrontar al público con lo que ya sabe, sino que investiguen con lo que no sabe, a sabiendas de que el resultado puede ser un fracaso”, explica. 



Su trabajo, y el de todo el equipo detrás de este laboratorio escénico, ha sido reconocido con el premio Te queremos comunicar. La recompensa, una colaboración con Cultproject, es una campaña de publicidad nacional e internacional que les ha llegado como agua de mayo en un momento en el que aún están levantando el proyecto con muchas ganas y esfuerzo. Mora lo agradece: “Sin la visibilidad que nos proporciona el galardón, hubiera sido más difícil”. Porque DraftInn se autofinancia gracias a la aportación de los socios y a las propias actividades y alquileres del espacio, además de la inversión privada y, por supuesto, sin olvidar el trabajo no remunerado del colectivo. La sostenibilidad es ahora su prioridad, pero con un poco de ayuda podría ser una fórmula que también genere trabajo. Por eso, una Ley de Mecenazgo de una vez por todas sería más que bienvenida. Para Mora, “una cosa está muy clara. En tiempos así, hay dos opciones: no hacer porque no hay, o hacer pese a que no haya”. DraftInn se mantiene, a sabiendas de que lo ideal para su crecimiento sería el apoyo privado. De momento, presentan su programa Socios Amigos, una especie de zona VIP en la que sus aliados cuenten con una serie de ventajas por una couta semestral de sesenta euros. 



Paralelamente a la dirección del centro, José Manuel Mora guarda algunas obras en la manga. El tiempo que le falta es su cruz, porque según confiesa no tiene vocación de gestor, sino de dramaturgo. “Pero la vida me puso en esta tesitura, y me envalentoné. Es una responsabilidad que me exige una fuerza y una dedicación. Y creo que DraftInn puede ser la obra más interesante que yo pueda escribir”. 

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