Las palabras de Tom Wolfe en tres dimensiones



Fuente: María Ramírez (elmundo.es)
En una noche de espesa niebla, Tom Wolfe, vestido con un traje de color crema, entra despacio en un teatro de 1931 en la punta este de Long Island. Durante una hora y media, el escritor y periodista aplaude y sonríe mientras escucha sus propias palabras en los labios del actor que lo personifica.
René Auberjonois, actor de Broadway y conocido por sus papeles en 'Star Trek' o 'M.A.S.H.', enlaza uno detrás de otro textos de obras de Wolfe de ficción y periodismo. En un escenario azul con un taburete y un atril, encarna al reportero y novelista y, a ratos, a sus personajes, a los que da vida con sus gestos y las voces en las que es especialista como locutor de radio-documentales. A su lado, en una silla más baja, le acompaña como narradora su mujer Judith, autora de la obra. Colas de música para evocar Chicago, Nueva York o los años 70 conectan las múltiples voces de Auberjonois, que sin apenas pausa pasa de un texto a otro de Wolfe.
La obra se llama 'Big Bad Wolfe!' (un juego de palabras con el lobo feroz y el apellido del autor) y es una mezcla de 'Ponche de acido lisérgico', 'Lo que hay que tener', ‘La izquierda exquisita’, 'La hoguera de las vanidades' o el desternillante pasaje de Wolfe contra sus críticos John Updike, Norman Mailer y John Irving. Empieza con el relato de cómo Wolfe llegó al ‘New York Herald-Tribune’ en 1962 y deja en suspenso la promesa de representar 'Todo un hombre' "otro día".
La obra, como explica Auberjonois, está construida como una pieza de jazz, con fragmentos disonantes, pero que se enlazan con agilidad. En la única función en East Hampton, el viernes por la noche, el público ríe sin cesar cuando el actor representa a Peter Fallow, el periodista borracho británico de 'La hoguera de las vanidades', o describe una fiesta con las panteras negras en casa de Leonard Bernstein.
Wolfe aplaude educado. Es la segunda vez que ve la obra, aún un "proyecto sin terminar", según la autora. En mayo parecía igual de receptivo ante la versión simplificada que hizo Auberjonois en la facultad de Periodismo de la Universidad de Columbia.
"Es raro verme en tres dimensiones. No puedo juzgar", dice Wolfe a ELMUNDO.es después de la representación de la obra en East Hampton. A los 82 años, tiene un hilo de voz, pero su tono cortés con suave acento sureño es el mismo de siempre. Wolfe dice que Auberjonois es "muy buen actor" y que no echa en falta ningún fragmento representativo de su obra. "Está todo ahí. Lo han hecho bien", comenta.
El escritor lleva un traje de color crema, una camisa azul, una corbata blanca con puntitos y un pañuelo blanco con bordes oscuros. Saluda amable a los espectadores que se le acercan. Algunos aseguran ser vecinos suyos, de su casa de Southampton, unos kilómetros más al oeste en esta rica zona de Long Island. "¡Me ha encantado, sobre todo porque había una parte larga de 'La hoguera de las vanidades'!", dice un entusiasta, mientras Wolfe sonríe plácido.

El origen de la obra

La idea de hacer una lectura teatral de Wolfe la tuvo Judith Auberjonois cuando el autor y su marido hicieron una representación juntos con varios pasajes de cómic en los años 70. Auberjonois era Spiderman y Wolfe, el Capitán América. Pero hasta ahora la pareja no se había decidido a llevar el proyecto a la práctica.
La pieza va cambiando e incorporando distintos textos. Y seguirá haciéndolo en el futuro. Mientras la pareja prepara un 'tour' por Nueva York, Wolfe sigue escribiendo. Su próximo libro es un ensayo sobre cómo el lenguaje distingue a los hombres de los animales y se llamará 'The Kingdom of Speech'.
Para el libro, como para todos, Wolfe ha trabajado como reportero hablando con todas las personas a su alcance. El escritor insiste en que "una buena novela tiene que tener tanto reporterismo como cualquier libro periodístico". Y en cada obra ha dependido de lo que le cuentan los demás, sea en los barrios más ricos de Manhattan o en la comunidad cubana de Miami.
En mayo, después de la función de Auberjonois en Columbia, sacó fuerzas para subir la voz y decir enérgico a los estudiantes de Periodismo: "Salid del edificio. Es tan alucinante ahí fuera... A la gente le encanta darte información que no tienes. Es compulsión informativa". Wolfe tiene claro cómo se hace un libro o un periódico, lejos de los artificios poéticos y cerca de los detalles y los datos: "Para mí todo es reporterismo… El periodismo está muriendo porque la gente no está saliendo del edificio".

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