María Castro se pasa a la comedia

Fuente: Jaime Iglesias (metropoli.com)

Popular gracias a la televisión, María Castro (Vigo, 1981) anhelaba probarse en el teatro en un registro cómico. Lo ha conseguido con Una semana... nada más, montaje levantado por el equipo creador de éxitos como Burundanga o La caja. En él da vida a Sofía, una joven profundamente enamorada de su novio, a la que éste quiere dejar sin sentirse culpable. Para ello idea una estrategia con un amigo poniendo a prueba la paciencia de la chica, de tal modo que sea ella la que rompa con él. "Tampoco quiero contar mucho", dice la actriz entre risas cuando se le pregunta sobre su personaje.
¿Usted también es de las que piensa que la comedia es el género más difícil?
Eso dicen ¿no? Yo la verdad es que me siento muy cómoda en él, porque en mi vida siempre he sido bastante gansa y payasa. Pero, claro, hacerlo en el teatro es distinto, ni siquiera vale como referencia la televisión, un medio en el que ya había tenido alguna que otra experiencia en comedias de situación. Aquí lo que valen son los tiempos y, sobre todo, respetar los silencios.
¿Le está costando hallar ese timing?
Pues no mucho. Tengo la suerte de estar dirigida por alguien como Gabriel Olivares que, aparte de ser muy inteligente, tiene experiencia de sobra como para saber lo que funciona y lo que no. Él siempre nos dice, y yo estoy de acuerdo, que el secreto para que el humor sea efectivo está en escuchar y en sentir y, sobre todo, en aceptar que el espectador sea parte activa en ese juego que estás proponiendo. Esto es algo que me despierta mucha curiosidad, ver hasta qué punto el público, con sus reacciones y con sus risas, va orientando mi ritmo de actuación, mi dinámica de trabajo sobre el escenario.
Me imagino que también la química con los otros actores resulta determinante.
Por supuesto. En este sentido, me siento afortunada, porque con Antonio Hortelano ya había trabajado y a César Camino le conozco personalmente desde hace tiempo. Ambos tienen mucha experiencia en el ámbito de la comedia y además se compenetran muy bien. En el fondo, esto es como un partido de tenis. Se trata de sacar, restar y mover la pelota todo el tiempo. En la medida en que vas asumiendo los movimientos de tus compañeros, todo resulta más sencillo.
Esta obra viene de Francia, donde ha sido todo un éxito. ¿Diría que hay un sello que define el humor francés?
Tengo la sensación de que el teatro cómico francés, en lo que tiene de vodevilesco, resulta muy redondo, muy cerrado. Esta obra, por ejemplo, está repleta de matices que son muy importantes de cara a conferirle unidad y empaque. Pese a todo, creo que el tema que aborda resulta bastante universal.
¿Por qué cree que las relaciones de pareja, que son las que definen la trama de este montaje, dan tanto juego en el escenario?
Porque a todos nos tocan de cerca. ¿Quién no ha vivido una realidad como la que sirve de punto de arranque de esta obra, en la que un chico quiere acabar su relación de pareja y no tiene valor para decírselo a su chica? Al final es esa base cotidiana del conflicto la que crea vínculos con el espectador, la que procura su implicación. También Una semana... nada más, como buena comedia de situación que es, ofrece al público información sobre los personajes que éstos ignoran, con lo cual se genera una expectativa sobre su reacción según se van desvelando ciertas cosas.
¿Le resulta difícil compatibilizar teatro y televisión?
El esfuerzo es grande, porque me levanto a las cinco y media de la mañana para ir a rodar y a las tres de la tarde, casi sin tiempo para comer, ya tengo que venir al teatro a ensayar; cuando estrenemos, empezaré a cambiar el horario y a dormir de día. Pero, bueno, cuando algo te gusta, en realidad te da igual, y si todavía no tienes responsabilidades familiares, como es mi caso, aguantas lo que te echen (risas). Lo más complicado es simultanear dos personajes tan alejados como el que interpreto en esta obra, que es dulce, con un punto naif, y el de Vivo cantando, la serie que estoy grabando ahora, que me exige moverme en otro registro más grave.
'Una semana... nada más' se representa en el Teatro Maravillas (Manuela Malasaña, 6) hasta el 7 de julio

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