Un Madrid - Barça escénico

Fuente: José Luis Romo (metropoli.com)

El crédito, la última comedia de Jordi Galcerán, se estrena estos días en Madrid y Barcelona. En la capital lo interpretan Carlos Hipólito y Luis Merlo a las órdenes de Gerardo Vera, mientras que, en la ciudad condal, lo hacen Jordi Bosch y Jordi Boixaderas bajo la batuta de Sergi Belbel. Dos tríos de lujo para un texto con dos montajes diferentes. Ésta ha sido la tónica en los últimos años de las carteleras barcelonesa y madrileña: vivir de espaldas la una a la otra. "Allí son muy suyos. La función ha ido bien en todas partes menos en Barcelona, porque allí sólo funciona lo que se hace en catalán", se quejaba Verónica Forqué hace un par de años, al hilo de la gira de Adulterios, la pieza de Woody Allen en la que dirigía a María Barranco y Miriam Díaz Aroca.


Sin embargo parece que, mientras en lo político Madrid y Barcelona se distancian, en lo escénico el puente aéreo cada vez tiene más vuelos. La efervescencia de ambas carteleras se contagia y retroalimenta. Autores punteros en Cataluña como Carol López han dado el salto a Madrid.
Ella triunfó la pasada temporada en la escena capitalina con Hermanas, pero se muestra cauta con esta tendencia. "Yo estrené Germanes en Barcelona con un éxito enorme en 2008 y a Madrid no llegó hasta 2013. Creo que sí podría haber venido antes pero no ha sido hasta ahora. Lo que ocurre es que no sé si de verdad en estos momentos hay más intercambio, que debería ser lo habitual. Oigo que compañeros van a Madrid y creo que así es como debería ser, pero no lo sé".
Coincidencia o no, Carol López regresará este año a Madrid para estrenar El viaje a ninguna parte en el Centro Dramático Nacional, mientras que el madrileño Miguel del Arco irá al Teatre Lliure a dirigir El enemigo del pueblo, en catalán. A sus órdenes tendrá a Pablo Derqui, actor popular gracias a montajes como Unes veus o Mort d'un viatjant.
"Estoy muy ilusionado con el proyecto. Creo que Lluis Pascual ha abierto mucho la mano y ahora ya no hay cosas sólo en catalán (en estos momentos, el Lliure programa Un trozo invisible de este mundo, un montaje de Juan Diego Botto, que empezó su andadura en el Teatro Español). Yo sí que noto cómo cada vez hay más gente de Madrid aquí y de Barcelona en Madrid. Todos salimos ganando porque lo importante es crear y el intercambio de ideas nos enriquece a todos". Derqui estará hasta el 13 de octubre en el Matadero con Roberto Zucco, una pieza que recibió magníficas críticas en su estreno en el Teatre Romea.

La escena off barcelonesa también llegará a la ciudad del Manzanares. Un ejemplo es El rey tuerto, un gran éxito de crítica y público de Marc Crehuet. Este verano agotó entradas en el madrileño Teatro Lara y se ha hecho un hueco de nuevo en la Sala Mirador que comanda Juan Diego Botto, donde se verá a partir del 17 de octubre.

Otro gran éxito barcelonés de la pasada temporada que se podrá ver en Madrid es la comedia gay Smiley, de Guillem Clua. Él ya sabe lo que es estrenar en Madrid gracias a impresionantes montajes como La piel en Llamas. "Yo también creo que cada vez hay más trasvase teatral entre ambas ciudades. Es una de las pocas consecuencias buenas de la crisis, porque es fruto de la necesidad. Antes hacíamos una producción y a lo mejor nos conformábamos con estar dos meses en Barcelona. Ahora queremos moverla más". Él precisamente se va a mudar a Madrid por un tiempo. "Tiene que ver con esto que estamos hablando. Yo llevo años diciendo que es increíble que no haya más intercmbio, porque nos enriquece a todos".
Como hablamos de interambio, también hay madrileños a los que ir a Barcelona les sienta bien. Es el caso de Ron La lá. La compañía ha estrenado en el Tetre Poliorama su montaje Siglo de Oro, siglo de ahora, donde se podrá ver hasta el 13 de septiembre. Un montaje ganador del MAX que está funcionando muy bien en la ciudad condal.
Carlos Be, curiosamente, nació en Barcelona pero ha crecido como dramaturgo en Madrid con obras en castellano. Ahora, su ciudad natal le está descubriendo. Allí representa ahora Peceras y Elepé en Átic 22 y en Teatre Tarantana se podrá ver Exhumación, del 25 al 29 de septiembre. Todas ellas en castellano. "Yo creo que ahora mismo la cartelera de Barcelona es más permeable. A esto han ayudado mucho las redes sociales. Los aficionados a través de Twitter, por ejemplo, siguen lo que pasa en otros lugares y apoyan para que los montajes se muevan de un lugar a otro. Ocurrió por ejemplo con El rey tuerto de Crehuet". Además, Carlos B quiere dejar claro que la barrera idiomática no debería ser un problema. "Yo he trabajado en Checho. Aquí representamos las obras en castellano porque Cataluña es bilingüe. Lo importante es el boca oreja y que la calidad del texto sea buena".

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