La madurez de Ibérica


Una de las compañías más sólidas y constantes del panorama español, Ibérica de Danza, cumple 20 años de trabajo y creaciones. Especializada en la recreación de la danza tradicional y en la estilización de los bailes vernáculos, con un rigor y gusto que los ha caracterizado hasta sellar una personalidad distintiva, Ibérica se embarcó desde el principio en un trabajo cultural complejo donde aúna estudio y talento coreográfico. Su director, Manuel Segovia, que ganó el premio Nacional de Danza por su labor, contesta a EL PAÍS por los aspectos fundamentales de la situación local y a las motivaciones de su trabajo artístico.
Ibérica de Danza estará en el Teatro Fernán Gómez de la Plaza de Colón de Madrid del 28 al 30 de noviembre con un nuevo programa prismático y variado, una decena de bailarines en escena y acompañado por músicos en directo, entre los que están sus colaboradores más habituales: Eliseo Parra, Eduardo Laguillo, Javier Paxariño y Fernando Egozcue, además de con contribuciones coreográficas de Carlos Chamorro, Gemma Morado y Antonio Najarro, actual director del Ballet Nacional de España.
¿Cómo ve la conservación y transmisión del folclore español?
En mi opinión, no goza de buena salud. Sería justo reivindicar una formación equivalente a otras áreas y disciplinas del mundo de la cultura y la enseñanza, además debería ser sustentada por instituciones oficiales. El tremendo esfuerzo individual y de algún colectivo, apenas se reconoce y debería tenerse más en cuenta. Y en lo que se refiere a los grupos de danzas, que luchan por mantener un patrimonio inmaterial identitario, tendrían que estar más presentes para obtener el lugar que merecen en la cultura española.
¿Cómo maneja los conceptos de “estilización” y “clásico-español”?
Nuestros grandes compositores, dejaron un camino abierto a la inspiración. Para mi “clásico español” es conceptualmente ser capaz coreográficamente de obtener una pieza de la misma altura artística con la que Granados o Albéniz trataban la música española, para lo que se requiere dedicación, respeto, disciplina y método. La estilización puede también aplicarse al folklore, a la escuela bolera, incluso a todas aquellas danzas que son “contaminadas” por un trabajo de estilización del movimiento para conseguir un determinado orden coréutico.
¿Define el concepto de folk la naturaleza de su trabajo escénico?
Folk para mí es estar en la frontera de lo rural y lo urbano, admitir que muchas de nuestras tradiciones se quedaron en esos maravillosos pueblos de España. Folk es sentir devoción por lo nuestro, danzas, músicas y tradiciones y ponerlo en valor sin miedos y con respeto. Folkes entender que una arada también se puede cantar en la ciudad y puede sonar igual de hermosa. Mi trabajo escénico trata de ajustarse a estos criterios, es lo que intento.
¿Cómo responde a la utilización de la tradición en las nuevas músicas?
Creo que si se hace bien y con el criterio suficiente, es positivo. Sin perder la perspectiva y valorando cada paso que se da, y por supuesto, se tiene que hacer desde el respeto y acercándose con la voluntad de sentir lo esencial del material con el que se trabaja.
¿Cómo se articula la preparación de un bailarín para ‘Ibérica’?
En Ibérica de Danza se manejan diferentes géneros de danza española. También, estilos de diversos coreógrafos colaboradores o danza de autor. El bailarín, por lo tanto, tiene que atender a un abanico de disciplinas que no es fácil obtener si no es con una fuerte preparación en escuela bolera, estilización, folklore, flamenco, y clásico. Todos son fundamentales para estar en Ibérica.
Intente definir brevemente el estilo de su trabajo y compañía.
Explorar movimientos a través de la investigación de nuestro folklore, atendiendo al paradigma de que la tradición siempre está viva, tratar de transmitir esta pasión por mis danzas y poner alma en cada instante.
¿De quién o quienes reconoce influencias en su trabajo coreográfico?
He tenido grandes profesores, Juanjo Linares, Pedro Azorín, Juanita Taff, María Magdalena, Aurora Bosh, Goyo Montero, Alberto Lorca, y como referentes Bejart, Kylian o Pina Bausch, entre otros, para mí, genios de la danza de hoy.
¿Se ha roto la cadena de aprendizaje entre los viejos maestros y el futuro?
Se ha roto la transmisión de la cultura popular y su sistema conocido por “tradición oral”. Ésta se ha ido transformando poco a poco y todo aquello que conservaba y trasmitía por la fórmula del trasvase generacional de elementos distintos, laborales, festivos, económicos, o religiosos. Desde mi punto de vista No hay interés político, ni de Estado, por conservar y transmitir todo aquello de tiempos pasados, y es hoy más que nunca una necesidad que se debería cubrir con criterios pedagógicos, desde un punto de vista general.
¿Cuál es su criterio sobre usos estéticos y la plástica en sus espectáculos?
Nos movemos en la frontera, nos gusta arriesgar y explorar nuevos conceptos, aplicarlos a nuestra puesta en escena, buscamos una estética de reconciliación entre modernidad y tradición a través de la abstracción y de las nuevas técnicas, intentamos emocionar también con nuestras propuestas plásticas, alagar nuestros movimientos hacia la verticalidad del ciclorama, es cierto que no siempre se consigue, pero siento que en esa búsqueda hay verdad y compromiso.

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