Thomas Ostermeier: “Llevo toda la vida intentando entender a las mujeres”


Hacía casi tres años que no sabíamos nada de Thomas Ostermeier(Soltau, 1968), el director alemán que revolucionó el establishment berlinés al frente de la pequeña sala Baracke del Deutsches Theater en los noventa y que desde 1999 es director residente y miembro de la dirección artística de la Schaubühne de Berlín. Lo último que le vimos en Barcelona fue Othello en diciembre de 2010, espectáculo programado por su amigo Àlex Rigola en su postrera temporada al frente del Teatre Lliure; en Madrid estuvo ese otoño con Dämonen (Demonios) del dramaturgo sueco Lars Norén. Ahora este “Officier des Arts et des Lettres” según el ministerio de cultura francés, que así lo nombró en 2009, vuelve a Cataluña gracias al festival Temporada Alta, una de las pocas puertas que quedan abiertas a la escena internacional, con la adaptación de Susn de Herbert Achternbusch.
Achternbusch (Munich, 1938), a pesar de su naturaleza polifacética (cineasta, escritor, pintor) no es muy famoso en nuestro país; en Alemania lo fue en la década de los ochenta a partir del guión deCorazón de cristal, la película de Werner Herzog. En Susn, una pieza que publicó en 1998, narra la vida de una mujer desde su adolescencia y hasta su madurez en cuatro actos pensados para ser representados por cuatro actrices. “Fue un autor importante durante mi infancia”, explica Ostermeier por teléfono. “Los dos somos de Baviera, un paisaje muy específico, por rural y provinciano, que marca mucho”. En esta producción de Münchner Kammperspiele de 2009, el director ha querido contar con una única actriz para las cuatro etapas de la protagonista:Brigitte Hobmeier, natural también Munich, que ya había trabajado con Ostermeier en 2009 en Die Ehe der Maria Braun (El matrimonio de Maria Braun) de Fassbinder, y cuyo trabajo en Susn ha acaparado las mejores críticas. “Consigue plasmar cada etapa de Susn -los 14, los 24, los 34 y los 44 años- y su evolución emocional a través de los años con muy pocos recursos teatrales.”
Susn, Susana en el dialecto bávaro, es el viaje personal de una joven pelirroja de origen judío que, fiel a sus principios, decide huir de la opresión de la iglesia de su pueblo natal. En el segundo acto ya vive en otra ciudad más grande y se convierte en escritora; en el tercero, mantiene una relación con un escritor que no la satisface; en el último, decepcionada con la vida y alcoholizada, vuelve a Dios como último recurso. Si la protagonista es el alter ego femenino del autor, lo es también del director alemán que afirma que siempre se ha sentido un marginado. “Aun no me doy por acabado, como le pasa a Susn, pero el resto de mi vida guarda un gran paralelismo con la suya. Por eso este montaje es tan especial para mí, porque tiene mucho de personal e íntimo”.
Le recuerdo que cuando vino con Othello comentó que no se sentía nada satisfecho con el montaje por razones personales; estaba demasiado ligado a una relación fallida. ¿No estará intentando descifrar la complejidad de las mujeres con Susn? “Sí, es la historia de mi vida”, concede, “pero no lo he conseguido nunca”.
Es difícil decir si a nivel personal está donde desea, pero lo que está claro es que profesionalmente no se puede quejar. Ocupa el cargo de presidente del Deutsch-Franzosischer Kulturrat (DKFR), el consorcio cultural franco-alemán, desde 2009; Susn, que puede verse en el Teatre Municipal de Girona en función única este sábado, está girando más de lo que había imaginado; ha alargado su contrato con la Schaubühne, que expiraba en 2015, hasta 2018 y ya quisieran nuestros teatros tener los problemas que tienen allí. “Estamos teniendo mucho éxito con las producciones y un montón espectadores”, comenta.

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