BALANCE DE LA TEMPORADA 13/14


Señores y señoras hemos sobrevivido a la temporada de transición! Así es como se la viene denominando ya hace algunos meses en círculos profesionales. Y en cierta manera por lo que sabemos de la temporada que viene así ha sido. Las temporadas de teatros como el Lliure y el Romea ya ha sido presentadas y se me hace la boca agua sólo de pensar lo que no espera a partir de septiembre. Pero de momento echemos la vista atrás...

Seguimos con el IVA al 21% lo que es un lastre para todos, pero unos esta temporada lo han sabido gestionar mejor que otros. La foto que encabeza la crónica ya lo anuncia, esta ha sido la temporada del Lliure de Lluís Pasqual, la temporada que ha vendido más entradas que ningún otro teatro. La verdad es que la programación se lo ha merecido con éxitos como Els Dies Feliços, Un trozo invisible de este mundo, Vània, Jo Mai o la reposición de Els Ferèstecs

Otra sala a la que acudir obra tras obra ha sido la Sala Atrium que tras muy pocas temporadas a sus espaldas se han hecho un hueco indiscutible en el panorama teatral barcelonés. En esta temporada Lo único que necesita una actriz..., Carme, Lili, Amanda o su gran éxito Himmelweg han demostrado que no hay que perderse su programación.

La Seca por su parte es una de las salas más multidisciplinares de la temporada, en la que poesía, danza, teatro, audiovisuales se dan cita temporada tras temporadas. A ella es mejor ir con los ojos cerrados como fue el caso de El club de Fernando Pessoa, del que salí fascinada y que al ser teatro experimental sólo unos pocos se atrevieron a probar. Lástima!

Pero la temporada más esperada era la de Teatre Nacional de Catalunya donde se estrenaba Xavier Albertí como director artístico. El modelo de programación, con obras, recuperación histórica, coloquios, conferencias... es todo un descubrimiento y una maravilla de aprovechamiento de recursos. Pero la temporada en sí, contando las obras no me ha acabado de convencer. Ni Fum, ni Doña Rosita la Soltera,  ni la gran homenaje a Flotats y El Joc de l'amor i de l'atzar han acabado de poner ese poso que faltaba. Se espera la próxima temporada con ansia, a ver si el modelo que ha mantenido los mismos espectadores que la peor temporada del TNC, la anterior, convence al público en un segundo asalto.

Las decepciones han sido numerosas como en otras temporadas, sobre todo cuando vas a cerca de 150 montajes. Los más sonados: la temporada de la FlyHard (antes y después del abandono de su capitán, Jordi Casanovas) y la adaptación de El setè cel de Caryl Churchill en la Beckett por Teatro de l'Enjòlit, de la que no fui capaz de escribir la crítica en su día porque era incapaz de ver algo de la obra original en el montaje. Catastrófico. 

Pero también ha habido grandes sorpresas que han cosechado alabanzas y aplausos como la apertura de una nueva sala, La Vilella, donde el riesgo y la apuesta por las nuevas dramaturgias está presente y se agradece. Que alguien se acuerde de que en Madrid también hay teatro y nos regale un lunes por la noche, El Intérprete, un disfrute que volverá la próxima temporada. Y obras como: De quan somiava, Nedant cap el mar de la Xina, La Flor de paper, La Realidad, Ojos Verdes, Los hijos de las nubes, Translations, Consejos, Pulmons, o del maravilloso universo de El loco y la camisa.

Pero si me tengo que quedar con una me quedo con Llibert. Este ha sido su temporada. Primero porque la obra es maravillosa, dramaturgia, interpretación, dirección. Entra como una bala directa al corazón y allá sigue inmune a las palpitaciones. Y también por toda la polémica de que ha despertado, porque ha servido al menos por unos días para que algunos dejen de pensar que todo es de color de rosa y que hay problemas que es urgente empezar a solucionar.

Con la llegada del verano también llegó lo que es toda una maratón teatral para lo que nos gusta el teatro, y sobre todo ver qué se hace fuera de nuestras fronteras, el Festival Grec. Esté año chapeau para la dirección artística y para los organizadores. Siempre se le consideró un festival menor, muy lejos de lo que puede ser un Temporada Alta, pero el riesgo de este año ha tenido su recompensa. Plateas llenas, gente aplaudiendo de pie, y éxitos que quedarán en nuestras retinas como: Ubu Roi, Vader, Beyond, Vells Temps y otros que podeís recuperar en breve como Victòria d'Enric V.

De todo, para todos, y con plateas llenas como hace tiempo que no se veía. Con IVAS sin IVAS, pero el teatro ha nacido para quedarse, llueva o salga el sol. Una experiència única que no se asemeja a ninguna otra. En breve volveré a ocupar las butacas de los teatros de aquí y de allá, ¿me acompañas?

3 comentarios:

  1. Sisplau, a part de ser tan "muderna"... podries parlar també del teatre comercial la temporada que ve?

    Moltes gracies

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  2. Jordi: i perquè ha de parlar del teatre comercial? suposo que parla del teatre que va a veure o del que li ve de gust. Dic jo!

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  3. Veo teatre comercial pero, normalmente, el teatro que me motiva y que me fascina no habitua a ser comercial. Y como es un artículo de lo que más me ha gustado de la temporada. Pero creo que El Loco y la camisa es teatro comercial porque el Romea se le puede considerar así, o te refieres más a Capitol, Borràs o Poliorama?
    Gracias Imma!
    Y sitiendolo mucho ya no soy prensa del Tantarantana. Así que cuando dejes el anonimato y des la cara te contesto, no contesto a personas que son tan valientes que no dejan ni su nombre, lamentable anònim!

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