FLOR DE NIT




VERSIÓN DEL ESPECTÁCULO MUSICAL PRODUCIDO POR DAGOLL DAGOM EN 1992
TEXTO: MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN (a partir de una idea de Dagoll Dagom)
LETRAS ADICIONALES: JOAN LLUÍS BOZZO
MÚSICA: ALBERT GUINOVART
DIRECCIÓN ESCÉNICA: VÍCTOR ALVARO
DIRECCIÓN MUSICAL: XAVIER TORRAS
COREOGRAFÍAS: BEALIA GUERRA
INTÉRPRETES: BETH RODERGAS, LLUÍS CANET, JORGE VELASCO, BEALIA GUERRA, FRANK CAPDET, GRACIA FERNÁNDEZ, JOAN VÁZQUEZ, XAVI TORRAS (piano), VICTOR MIRALLAS (saxo), LAURA MARÍN (violín)
DURACIÓN: 2h 30min (entreacto incluido)
PRODUCCIÓN: GATARO
ALMERIA TEATRO

Me he sumado a los musical lovers hace relativamente poco tiempo. Antes asistía a uno o dos, como mucho, por temporada, ahora, aunque sigo prefiriendo el texto, voy con más asiduidad. A pesar de esto, quizás no encuentres una crítica lo suficientemente precisa como si de un experto en musicales la escribiera, pero con Flor de Nit disfruté y mucho.

Recordé que hace un par de años, la revista digital Teatralnet había montado el espectáculo en versión concierto en el Condal al poco que iba reconociendo las letras y la música. Como si fuera magia nos trasladamos al Paral·lel antes de la Guerra Civil, al cabaret Flor de Nit donde las historias traspasan a las canciones. 

El poder de todo musical reside en la música y en hacer de las canciones reconocibles y pegadizas, no hay duda que a la salida, continuas cantando muchas de ellas. No es para menos cuando detrás de ellas se encuentra el maestro Albert Guinovart. La magnífica dirección musical de Xavi Torras y una muestra representativa de los mejores intérpretes actuales de musical hacen el resto. 

Sucumbimos delante de Gracia Fernández que una vez más nos cautiva a golpe de batuta de sonrisas, la más salada. A su lado, entre la sonrisa y la tristeza del Paquitu, Joan Vázquez, nos gana poco a poco, con una voz tímida, al final aparta la timidez y saca un vozarrón. Aunque parezca nueva, no es nueva, y ya se le van notando las tablas a la Beth Rodergas, que deslumbra con voz y porte escaleras arriba, escaleras abajo, ensimismados quedamos ante una interpretación más que notable. Aunque el mago de la noche será Frank Capdet, que de principio a fin nos hechiza y nos dejamos llevar por todo lo que nos dicte.

No hace falta grandes escenarios para que los musicales brillen. Cada vez más los pequeños teatros saben aprovechar todo su potencial para poner en pie espectáculos que pueden mirar con la cabeza bien alta a otros de más presupuesto. Los sentimientos no se compran con dinero, y a veces el esfuerzo por cuidar el conjunto de la producción hace más que mil fuegos artificiales. Estos, sin duda, estallan en la platea del Almería Teatre, cuando cada espectador ríe, disfruta y sale por la puerta gritando, BRAVO! 

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