Emma Thompson regresa a la escena londinense 25 años después



Fuente: Josep Sandoval (lavanguardia.com)

Gran expectación en Londres por el retorno a la escena de sus grandes estrellas, Emma Thompson después de 25 años de ausencia. Su carrera teatral es muy breve, pero su categoría de estrella ha hecho que ese regreso sea todo un acontecimiento, a pesar de que, insistimos, su carrera se basa en "Mucho ruido y pocas nueces", dirigida por Judi Dench, donde conoció al que fue su primer marido, Kenneth Branagh, con quien estuvo casada seis años, y en "Me and my girl", su último papel, hace 25 años.

El vehículo para este retorno ha sido "Sweeney Todd, el diabólico barbero de Fleet Street", donde interpreta a la señora Lovet, pareja del protagonista, cómplice en una carrera de asesinatos consecuencia de una calculada venganza del barbero tras la desaparición de su mujer e hija: la señora Loet se encarga de convertir los cuerpos de los asesinados en hamburguesas de éxito. Un musical extravagante y violento que gracias al talento de Stephen Sondheim se ha convertido en referencia de musicales de todos los tiempos.

La versión que ahora llega a Londres y se representan en el London Coliseum, sede de la ENO, English National Opera, aparece en formato concierto, con la orquesta sobre el escenario. Esta producción se estrenó en el Lincoln Center de Nueva York donde se hicieron cinco representaciones y se grabó para televisión, al igual que otras producciones de Sondheim, por ejemplo "Company" con Neil Patrick Harris. La crítica se cebó un tanto con Thompson, al cuestionar de nuevo si la obra es una ópera para cantantes o un drama para actores que entonan con cierta gracia. En aquella ocasión el beneficiado fue Bryn Terfel, un impresionante barítono que llega a unas notas bajísimas, ideal para las composiciones de Sondheim y sus complicadas partituras. Y lo mismo le sucede aquí: Terfel vuelve a ser el rey de la función, aunque Thompson, que se desenvuelve con eficacia en los cantables, araña constantemente con su presencia cada una (y son muchísimas) cada una de sus apariciones conjuntas- Thompson va siempre en contra de una dirección global, dirigida al grand guiñol tratado con exquisita elegancia mientras ella camina por la caricatura, gesticulando, recreando muecas y buscando la complicidad con un público que le ríe las gracias. Y eso que el montaje asusta al principio con la aparición del elenco en plan formato concierto, ellos de esmoquin y ellas de largo, todos de negro menos Thompson de rojo: En un plis plas cambia todo: Terfel tira su partitura al suelo, Thompson le sigue hasta con el atril y a partir de ahí todos se desgarran la ropa hasta quedar en un efecto tan brillante como eficaz: la versión sigue siento convierto aún con la ropa hecha girones: hasta los harapos podría firmarlos Chanel. El momento cumbre de este insólito inicio lo marca cuando el gran, enorme, piano de coa es izado por varios hombres que le quitan las patas y lo tiran al suelo convirtiéndolo en un elemento escenográfico más de la función, como la mesa tambor que suple las veces a la cocina de la señora Lovet, la trompeta trituradora o los platillos bandeja.

El montaje es sólido, la incorporación de la orquesta llega a momentos fascinantes incluso es atractiva la utilización de la 'latea en determinadas secuencias. Las más de cien personas en escena (9 personajes principales, 30 de coro y 60 músicos) crean un universo particular, atractivo y, especialmente, bien servido de voces: una delicia, aunque parezca un contrasentido, esos asesinatos musicales producto de una rebeldía con causa a la que no escapa mortal alguno. Al fin y al cabo la vida de muchas vueltas y todo se acaba pagando, a veces con mayor crueldad que el fondo de inversión utilizado. Un gran reparto, un gran montaje en el que también está Emma Thompson que quizá se equivocó al elegir esta obra para su retorno, que quizá ella creyó que iban a cambiar los títulos y lo anunciarían como "La señora Lovet, esposa de Sweeney Todd", subtitulada "La esposa del diabólico barbero de Fleet Street", pero no es así: se equivoco la actriz, o su director.

Aviso a posibles visitantes: el London Coliseum es grande, 2356 plazas y suelen tenerlas todas vendidas: no desesperen, pues para el mismo día de la función, tres o cuatro horas antes se encuentran tickets verdaderas gangas, pues si la entrada más barata cuesta 95 libras, a esa hora la mejor localidad sale por 7, exactamente la mejor. Y siempre hay en taquilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario