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Fuente: Elisa Díez (Butaques i Somnis) | 
Fotos: Felipe Mena

Como aquel que dice hemos acabado la temporada teatral, queda el Grec pero por lo demás ya está todo el pescado vendido. Muchos altibajos en la programación, que desgranaré en el último artículo de la temporada, pero una gran sorpresa que me ha hecho fan de una especie de teatro “seriado”, el ciclo “Tot pels diners” de la productora La Brutal y el Teatre Lliure. Después de ver L’onzena plaga se me queda un vacío, no me puedo creer que no vaya a volver a ver a Dylan Bravo. ¿Ya está? ¿No hay nada más que contar? Después de los tres capítulos: Mammon, Cleopatra y L’onzena plaga necesito una segunda temporada!

Por falta de tiempo no he escrito ninguna de sus críticas, pero aprovechando la maratón del sábado 20 y el domingo 21 de junio he optado por hacer un artículo conjunto. El ciclo empezó fuerte, por todo lo alto con fuegos artificiales incluidos. La manera de hacer teatro del dúo Nao Albet & Marcel Borràs es hacer saltar por los aires todo lo previamente establecido, innovar, prueba y acierto. Living Las Vegas, sexo, drogas y rock&roll. Dinero ganado, dinero perdido. Dylan Bravo es la figura que les guía por un submundo donde es mejor salir de vez en cuando a ver la luz del día. Para ver Mammon y disfrutar de su esperpento tienes que dejarte llevar, no poner trabas a lo que están a punto de presenciar tus ojos. Quizás me equivoco pero creo que es lo mejor que he visto hasta la fecha de Albet/Borràs. Un subidón que te deja KO y que te dura días. Natural y sin efectos secundarios adversos.

Y sin prisa pero sin pausa, nos sumergimos en Cleopatra, una pieza más costumbrista. Volvemos a Barcelona, pero a la ciudad real no a la de los turistas, donde Dylan Bravo lucha por sobrevivir y se enamora mientras comparte piso con una prostituta y su hija. Lo mejor de cada casa en la suya y los problemas que no le dejan de perseguirle. En un ambiente más relajado donde afloran los sentimientos, la pieza de Iván Morales nos devuelve a una Barcelona donde las personas que han sufrido buscan una segunda oportunidad. 

El último capítulo de la saga, hasta ahora (no me resigno a pensar que esto tiene que continuar, que no puede acabar así), es L’onzena plaga de Victoria Szpunberg, con las ratas como metáfora desentrañará las miserias humanas que pasan del dinero a sumergirse en el YO. Como las posesiones materiales no son tan importantes al final si se pierde la esencia humana por el camino. Increíble puesta en escena que acentúa los dardos de la dramaturgia. No sé si a todos los espectadores les habrá pasado igual, pero al visualizar situaciones cotidianas, los dardos fueron haciendo diana. Es una lástima que Dylan Bravo se quede en una simple anécdota en la pieza final.

Aunque recordaremos ‘tot pels diners’ por Dylan Bravo, hay otra actriz de la Kompanyia que ha tenido un papel destacado en dos de las piezas (Mammon y L’onzena plaga) y cuya interpretación ha eclipsado en buena medida la de sus compañeros, Mima Riera. Quizás la más tímida de todo el elenco de la Kompanyia pero que el ciclo ha subido en un pedestal. En Mammon enamora y en L’onzena plaga está magistral de principio a fin.

Y mientras aún saboreamos a Dylan, en marzo Molière y Don Joan serán pasto de la llama de La Brutal y David Selvas al TNC. Yuhu!

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