Tim Robbins: “El arte puede eliminar el monstruo que atrapa el cerebro”

Fuente: Aurora Intxausti (elpais.com) | Foto: Samuel Sánchez
“Soy un hombre bendecido y afortunado”. Lo dice con una gran sonrisa mientras fuma un cigarrillo en una terraza desde la que se divisan los edificios centenarios de Alcalá de Henares. El actor, director y músico estadounidense Tim Robbins, bajo un sol de justicia solicita un café espresso y habla de su último proyecto teatral, A Midsummer Night´s Dream (El sueño de una noche de verano), de William Shakespeare, con el que lleva viajando un par de años. Hoy y mañana se representa en el Festival Clásicos en Alcalá y, del 3 al 6 de julio, en Almagro. Se intuye su entusiasmo por el número de veces que sonríe durante la entrevista, habla con respeto del trabajo artístico en el que están inmersos sus tres hijos, Jack, Miles y Eva, y se manifiesta orgulloso de los derroteros en los que está su carrera. Acaba de dar el salto a las series de televisión con The Brink, en la que interpreta junto a Jack Black y Pablo Schreiber a tres hombres que buscan cómo solucionar una crisis geopolítica que podría derivar en una Tercera Guerra Mundial.
“La forma de aprender es cometiendo errores. Esta obra teatral la elegimos durante los años de crisis económica y pensamos que teníamos que hacer algo que animara al espectador, que le sacara del ostracismo en el que estaba sumido. Que disfrutara de la alegría y vitalidad que transmite Shakespeare en su texto”.
¿Qué tiene Shakespeare para que siga tan vigente entre nosotros?
El corazón y el entendimiento de la condición humana. En esta obra se hace referencia al caos que existe en el mundo, a las enfermedades, a las hambrunas que pasan los hombres y hay detrás un mensaje vitalista con el que descubres que si abres los ojos alguien te querrá y recibirás ese amor. ¿Qué otra obra de teatro puede transmitirte tanto entusiasmo? Esta pieza es un tesoro lleno de joyas que vas encontrando con el tiempo. Un actor cuando las encuentra se siente tremendamente complacido.
Empezó en la música para salir del hoyo en el que estaba sumido.
Cualquier tipo de arte es capaz de eliminar el monstruo que atrapa el cerebro. Mantener y sacar a flote el espíritu humano. El entretenimiento sin arte puede destruir al individuo. Algunas veces las historias que crea tu mente pueden reforzar la violencia, el cinismo y el nihilismo. Puede producir lo negativo y también hacer crecer los aspectos más positivos del ser humano. Es más difícil tener que luchar cada día, levantarte y seguir adelante.
Ha triunfado en varias actividades artísticas: ¿se considera un hombre afortunado?
Muy bendecido y muy afortunado. Me siento afortunado de poder tener un lugar donde poder crear historias y hacerlo de la misma forma en que creaba mis películas: con integridad, con autonomía, sin jefes. Prefiero hacer un trabajo puro y del que me sienta orgulloso para diez personas que algo corrupto y condicionado para cien.
¿Es creyente?
Creo en el espíritu y el espíritu puede adoptar muchas formas diferentes.
¿El éxito le ha hecho feliz?
Quizás al principio cuando descubres este mundo. Ahora, estar con mi hijo Miles cantando en un concierto en Lyon (Francia) una canción country que había compuesto él, con la compañía de teatro haciendo el coro y los espectadores tarareando la música, te llena de orgullo. En ese momento me giré en el escenario y vi a mi hijo con una cara de felicidad enorme y fue emocionante. En esos instante me di cuenta que esos segundos no tienen precio.
¿Quién considera que es mejor músico: su padre, Gil Robbins, su hijo, Miles Robbins, o usted?
Sin duda alguna mi padre. Tuvo gran éxito a lo largo de su carrera y tocaba un tipo de música que me gusta. Mi hijo está en ello y mi hermano David es genial. Es el compositor de la obra El sueño de una noche de verano y es espectacular verle tocar cualquier instrumento. El peor de todos soy yo, pero no por ello voy a dejar de hacerlo. Me gusta componer y cantar.
¿Puede haber un problema de egos en una familia como la suya?
He pensado en ello muchas veces. —Tarda en contestar, duda y frunce el ceño antes de dar una respuesta—. Todo depende de cómo te enfrentes al éxito. Yo sé que nunca podría hacer lo que logró mi padre, ni tampoco lo he intentado. Mi trayectoria ha ido por otros derroteros y mis hijos tienen que encontrar su propio camino. Jack, mi hijo mayor, está haciendo cosas que yo no hubiera sido capaz de hacer con 26 años. Ha rodado un documental fantástico sobre las gentes sin hogar, dos películas y ha montado una exposición sobre sus dibujos. Miles, con 23, tiene dos álbumes grabados y va por el tercero, y mi hija Eva lleva trabajando de actriz desde los 14. Los tres están haciendo cosas que sus padres no hicieron. Ellos tienen que buscar su propia identidad y eso estoy seguro que les dará poder.
¿Qué opina sobre reforma sanitaria de Obama?
Un miembro de esta compañía de teatro tiene a su madre enferma, sin esta ley tendrían que vender la casa. Quiero una salud pública universal, pero para Estados Unidos es un gran logro.

Los sueños castellanos

MARGOT MOLINA
Las disparatadas aventuras de Hermia y Lisandro han sido una constante tentación para los directores de escena. Muchos han soñado alguna vez con montar ‘El sueño de una noche de verano’ y  bastantes lo han conseguido pero, sin duda, uno de los sueños más dulces que la obra de Shakespeare ha tenido en castellano es la versión que Ur Teatro estrenó en 1992, mantuvo en cartel hasta 1998 y repuso en 2009.
Un sueño que arrastró a más de 400.000 espectadores al teatro. “Con este montaje nosotros abrimos un camino. Nuestra versión supuso una forma diferente de enfrentarse a un clásico en España desde una compañía privada”, apunta Helena Pimenta, fundadora y directora de Ur Teatro y responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) desde 2011.
Las claves del éxito de ‘El sueño…’ de Ur, además de la ternura y la inocencia con la que la compañía se enfrentó al texto, fueron varias. Helena Pimenta las analiza ahora, cuando Tim Robbins está a punto de estrenar en Almagro su visión de ese bosque en el que Puck y Titania hacen de las suyas. “Descubrimos que superponiendo una trama sobre otra podíamos desarrollar la obra con solo seis actores, que hacían cuatro personajes cada uno”, reflexiona la directora que actualmente está ensayando ‘El alcalde de Zalamea’ con la CNTC. “El resultado fue posible gracias a  la formación que veníamos haciendo en UR desde hacía varios años en clown y danza contemporánea, porque la obra tiene lenguajes muy distintos”, añade Pimenta. Y recuerda que después del éxito de ‘El sueño…’, por el que la compañía recibió el Premio Nacional de Teatro, pasaron “mucho miedo”. “Era como tener un agujero delante ante el que dudábamos si saltar o no”, precisa.
Durante su dilatada carrera Miguel Narros (Madrid, 1928-2013) se adentró en los vericuetos mágicos del mundo de las hadas en dos ocasiones con mucho éxito. La primera en 1986, en el Teatro Español, y en 2003 estrenó la versión que hizo de la obra Eduardo Mendoza y que protagonizó Verónica Forqué. Otro de los montajes del texto de Shakespeare que ha dejado huella en la dramaturgia española fue el de Morboria Teatro en 2008.

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