FIRA TÀRREGA. VIERNES 11 DE SEPTIEMBRE






PIANO SUITE. Teatro de humor. Teatro Necessario i Mattatoio Sospeso. Italia. 50min
Surrealista comedia que mezcla clown, acrobacias, música y danza vertical. Teatro de calle sorprende y apto para todos los públicos. De un edificio aparentemente normal aparecen tres  personajes estrambóticos con una misión, desahuciar a un pobre pianista, que se ha quedado en el paro, necesitan su piano. Él se resistirá por todos los medios a desprenderse de su instrumento y comenzará una serie de peripecias imposibles, ¿Quién se quedará con el piano?

Con una entrada directa al público, con alusiones a que este abandone el lugar para no presenciar el desahucio, la compañía Teatro Necessario comienza poco a poco a meterse al público en el bolsillo. La gente ríe pero los hábiles clowns no consiguen que nos movamos una pizca de nuestro sitio y miramos hacia arriba, porque lo mejor está por suceder. 

El mejor momento del espectáculo sucede en las alturas. Es cuando, a través de las enloquecidas acrobacias dejan boquiabierto al público, que sigue atónito cada nueva locura con ansia. Pero no sólo de acrobáticos vive el espectáculo, durante un momento, el edificio de llena de danza vertical, preciosismo vertical que provoca que el público rompa a aplaudir.

A pesar del piano, la música no tiene la presencia que desearía en el montaje. Queda relegada a un muy segundo plano donde acompaña la escena más que acapara el protagonismo. A Piano Suite le queda acabar de afinar todas las teclas para que el ritmo no decaiga en algunos momentos, aunque, eso sí las risas están aseguradas.

CUANDO TODOS PENSABAN QUE HABÍAMOS DESAPARECIDO. Teatro. Vaca 35. Catalunya. 90min

Hace dos ediciones enamoraron Tàrrega con su teatro lleno de humanidad y en esta edición forman parte de los imprescindibles de la Fira Tàrrega. Cambian de registro, de la intimidad de su anterior montaje, donde la tristeza invadía toda la escena, esta vez estamos invitados a una fiesta, aunque no podemos desvelar los detalles.

Una vuelta a los orígenes, a los recuerdos de infancia, a recordar aquellas personas que dejaron una huella en nuestra vida y ya no están, aquellos de los que aprendimos lecciones que aún nos sirven para seguir caminando.


Vaca 35 vuelve a optar por la honradez como norma de sus espectáculos, aquí no hay doblez, es un espectáculo lleno de costuras, de cocción lenta y de dramaturgia colectiva. Pequeñas historias, relatos de individuos anónimos, pero que seguramente nos recuerden a alguien, porque todos hemos sufrido el dolor de una pérdida.

Pero a pesar del dolor, la música se impone, no deja que el llanto acabe su camino mejilla abajo, como si costara hablar del pasado, de nuestros muertos, de aquellos que fueron asesinados por sus creencias, por ser quienes eran, duele y la mejor medicina para el dolor es la música, y que no pare.

A Vaca 35 se le ha unido la compañía La Rueda (anteriormente TeatroDeCerca). Es México, es Catalunya, es el mundo, somos seres humanos. Hay tradiciones, cada uno elige como honrar a sus muertos. Se nos muestra la noche de los muertos de México y su ritual, una auténtica pasada para los sentidos. Hay que dejarse llevar. Los sentimientos se te quedan a flor de piel pero te vas con muy buen gusto de boca.


LA CENA DEL REY BALTASAR. (Los Números imaginarios) Ensamble del Pastor Lobo. Teatro. Madrid. 90min

Estamos invitados a una cena muy especial, los elegidos se sentarán a la mesa, el resto se quedaran en la barrera. La compañía los Números Imaginarios hace posible lo imposible como mezclar un acto sacramental de Calderon de la Barca con teatro de inclusión del espectador.

A pesar de que la decadencia es el tema más recurrente de la obra, el parte cómica es la mejor parte del montaje. Nos recibe un hombre que sueña que es el Rey Baltasar (quien impulsó la construcción de la torre de Babel) y nos invita a cenar para rememorar sus victorias. En vez de encontrar un ambiente de alegría por la conmemoración, nos recibe un ambiente desolador, con un personaje débil, inútil y que sólo atiende al dictado de los que un día fueron sus súbditos.

La cena del rey Baltasar necesita de unas tijeras para cortarle los 30-40 minutos que le sobran al espectáculo y una lija para limar una dramaturgia donde el acto sacramental está demasiado forzado, no hay transiciones, lo que hace pensar que se ha introducido con calzador. La fórmula podía servir para representar un acto sacramental, como es el caso, como otro texto corto clásico. Simplemente se tendría que cuidar los impasses para que no se noten los saltos entre el texto y lo añadido. 

El papel del espectador es elegido por uno mismo, dependerá de las ganas de cada cual de ser más o menos activo. Te puedes quedar en la oscuridad, sentado y sin mediar palabra o puedes ser partícipe del ágape de una comida más espiritual que terrenal.


LA GENT. Pérez & Disla + Cia. Teatro. País Valencià. 70min

Como si fuera una reunión secreta nos sumergimos en una sala para decidir algo que sólo saben unas cuantas personas y que el resto asistimos impávidos a la retahíla de nombres y conceptos jurídico que no somos capaces de discernir. El juego ha comenzado, somos partícipes de una gran decisión, que tendremos que tomar al final del espectáculo.

Y aunque los organizadores nos suelten sus discursos como si fueran robots programados, el resto querrá dar su opinión y ahí empezará el debate, entre los que optan por una reunión más democrática donde todo pase por el voto de los presentes y los que les parece una burocracia excesiva tener que pedir el consentimiento general para llevar a cabo sus propuestas.

La gent es una radiografía del proceso participativo llevado al extremo. Sin llevarnos a conclusiones moralistas si nos explican cómo la democracia se rige por unas normas, con unos órganos de decisión, que consultan teóricamente a los ciudadanos cada cierto tiempo si las decisiones que han tomado les sirve para validarlos en el poder por un periodo mayor de tiempo.

No hay trampa ni cartón, el espectáculo es fresco, ágil, participativo pero sin violentar al espectador, los más tímidos y vergonzosos encontrarán un hábitat para ellos. Los actores son público y el público son actores, no hay paredes, ni caretas, todo fluye y al final te sorprendes por pensar que todo llevado al exceso, al límite se acaba por deformar, y aunque tanta participación no sea buena, La gent consigue su propósito conseguir que nos replanteemos ciertos parámetros participativos que hasta el momento se veían como inamovibles. És hora de que cadascun digui la seva.

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