E.V.A.



TEXTO: MARC ARTIGAU, CRISTINA GENEBAT y JULIO MANRIQUE
DIRECCIÓN: JULIO MANRIQUE
INTÉRPRETES: ROSA GÀMIZ, CAROLINA MORRO, MARTA PÉREZ, CARME PLA, ALBERT RIBALTA, JORDI RICO y ÀGATA ROCA
DURACIÓN: 105min
FOTOGRAFIA: DAVID RUANO
PRODUCCIÓN: T DE TEATRE, FOCUS y GREC 2017 FESTIVAL DE BARCELONA
TEATRE ROMEA

Ay, qué tiempos aquellos en que las T de Teatre hacían espectáculos ‘ridiculizando’ a los hombres! ¿25 años han pasado ya? ¡Cómo pasa el tiempo! E.V.A. es una obra homenaje a su trayectoria y quizás un punto y aparte de su carrera, parecido a aquel que van marcar cuando van abandonar sus habituales sketches para pasar a representar obras con inicio, nudo y desenlace. 

E.V.A. está especialmente llamada a ser el final de una etapa. Conscientes que los años de Jet Lag o Homes (que han sido sus dos grandes éxitos) no volverán, el humor de T de Teatre debería girar a lo que ya nos demostraron con la gran obra de esta etapa, Dones com jo, también al Romea, escrita y dirigida por Pau Miró. El dolor es el tema principal de E.V.A., nombre de mujer, de la primera mujer, según la mitología cristiana, pero también son las siglas de la Escala Visual Analógica del Dolor. Todo muy bien tramado. 

La obra gira entorno a Àgata, Àgata Roca, una actriz que se encuentra en plenos ensayos de una obra de teatro con la cuál su compañía celebra los 25 años encima de las tablas, ‘casualidades de la vida’, pero su madre, genial Carme Fortuny, ha decidido escaparse de la residencia para vivir la vida. Clara, Carme Pla, se acaba de coger una año sabático y se dedica a limpiar armarios, ahora que su hija, Eva, Carolina Morro, está a punto de abandonar el nido para marcharse a estudiar fuera. Paloma, Marta Pérez, es una anestesista que tiene anestesiada su vida personal y Lola es una madre de gemelos que se dedica al negocio inmobiliario.  En esta ocasión, Albert Ribalta y Jordi Rico también se incorporan al reparto para interpretar personajes secundarios. Mención especial para Ribalta brillante en su personaje de Yoshiro.

En las interpretaciones también se hacen un homenaje a sí mismas, quizás la más ‘evolucionada’ sea Àgata Roca (o quizás se predilección personal), su personaje tiene más matices, es un mujer menos ‘histérica’ que las que nos tiene acostumbrados a interpretar, igual de indecisa que en otras ocasiones pero con más fondo. Carme Pla sigue con sus personajes enfadados con el mundo y lo borda, es una de las actrices que mejor se enfada de Catalunya, sin duda. Al igual que Marta Pérez, la más ‘seria’ de la familia T de Teatre. En este caso se echa de menos a Mamen Duch, su desparpajo le habría venido de perlas a un texto, que a veces peca de encorsetado y previsible. El paso del tiempo hará que la máquina, entre actores, texto y puesta en escena funcione a un ritmo más adecuado.

La escenografía de Alejandro Andújar permite una escena mucho más amplia y luminosa y el continuo movimiento y cambio de localizaciones: sala de espera de una residencia, un hospital, un restaurante… es impresionante lo que esconde lo que ha simple vista parecía un simple habitáculo de madera. La iluminación de Jaume Ventura y el espacio sonoro de Damien Bazin ponen el resto a un espectáculo donde el espectador se lo pasa bien, se ríe, disfruta echando la vista atrás, y si es fan de T de Teatre captará los guiños que todo homenaje requiere.

Per molts anys / Muchas Felicidades, T de Teatre!

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