UN TRET AL CAP



AUTORIA y DIRECCIÓN: PAU MIRÓ
INTERPRETACIÓN: EMMA VILARASAU, IMMA COLOMER y MAR ULLDEMOLINS
DURACIÓN: 80min
FOTOGRAFIA: DAVID RUANO
PRODUCCIÓN: GREC 2017 FESTIVAL DE BARCELONA y SALA BECKETT
SALA BECKETT

Si hubiera que poner un titular sería que Pau Miró abandona las historias del Raval después de una fallida Victòria. Su zona de confort, sus personajes anónimos son puestos en stand-by al menos por un tiempo, pero no hay que sufrir porque la jugada le ha salido redonda. Durante una hora y media me olvidé que estaba en Barcelona, que los personajes hablaban en catalán y me trasladé a un escenario anglosajón donde el hilo de las dramaturgias, en la mayoría de ocasiones, deja un bordado de oro. 

A Un tret al cap se le nota que su cocción ha sido lenta, las réplicas están bien tramadas, hay una coherencia de lenguajes, nada está porque sí, excepto al final, el cuento con el que acaba la obra, la última escena, queda un poco sinsentido, un intento de cierre más intelectual que el final abrupto que supondría la escena anterior, pero que le hubiera sentado al espectador como un tiro y hubiera sido “una caída de telón” magnífica.

Como periodista, Un tret al cap es una delicia. Una radiografía de la situación de la profesión, una enumeración de los dilemas a los que nos vemos sometidos y todas las consecuencias personales y profesionales que generan. Si alguien se pensaba que la profesión era intocable, que vaya quitándose la idea de la cabeza, es sin lugar a dudas un filón de ideas si se sabe aprovechar bien, como es el caso.

La historia de una periodista, interpretada por una comedida Emma Vilarasau, que es despedida del diario para el que lleva toda la vida trabajando. En medio de un cambio de sentido vital se encuentra con una ingeniera agrónoma, convincente y misteriosa Mar Ulldemolins, que también ha sido despedida por motivos éticos. La tercera en discordia es una escritora de cuentos, y hermana de la periodista, memorable Imma Colomer, que vuelve al hogar familiar a vivir con su hermana.

Si la dramaturgia y dirección de Pau Miró es sumblime (con la ayudantía de Alicía Gorina), aún lo es más la química y complicidad que destilan las interpretaciones. Delante de un texto tan sabiamente construido, verlo representado es un simple deleite. Las mejores réplicas se las llevan Imma Colomer y Emma Vilarasau, sus momentos de debate/discusión entre hermanas son magistrales. Un tret al cap es una drama, aunque alguna de las réplicas de Imma Colomer lo pongan en duda. Sin lugar a dudas el público de treinta y… se sentirá invocado en algunas de las frases del personaje de la Mar Ulldemolins, todo un discurso sobre la falta de relevo generacional para la llamada generación más preparada.

La escenografía de Sebastià Brosa funciona perfectamente como el escaparate de sentimientos que se translucen en toda la obra. Una simple pared y unos cuantos muebles para representar la sala de estar de una casa. Quizás está vez, Pau Miró haya abandonado los personajes anónimos, pero bien es cierto que aunque veamos la radiografía de una periodista reconocida, su historia es la historia de tantos otros miles con menos nombre.

Un tret al cap funciona como una gran orquesta afinada. Una partitura que roza la maestría y unos personajes con los que el espectador empatiza desde el primer minuto. Hubiera bastado con avanzar cinco minutos el 'The End' para estar delante de una obra de 10. De todas maneras el sobresaliente se lo ha ganado, y ser uno de los montajes imprescindibles de este Grec 2017 también. Bravo!

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