TEMPS SALVATGE


de JOSEP MARIA MIRÓ
dirección XAVIER ALBERTÍ
intérpretes MANEL BARCELÓ, CARME ELIAS, SARA ESPÍGUL, BORJA ESPINOSA, EDUARD FARELO, MARINA GATELL, ALÍCIA GONZÁLEZ LAÁ, MÍRIAM ISCLA, LAIA MANZANARES, MALCOLM McCARTHY
duración 1h 20 min + 20min de entreacto + 55 min
fotografía MAY ZIRCUS
producción TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA
SALA GRAN (TNC)

No tendría que ser noticia, pero lo es, que una dramaturgo catalán (en masculino, voy a tirar cohetes cuando lo conjugue en femenino) estrene obra en la Sala Gran del teatro más importante del país. Ya por eso la sala debería estar abarrotada para en vez de ver el clásico de turno, admirar una obra contemporánea sobre un tema con el que desayunamos, comemos y nos vamos a dormir.

El todopoderoso miedo. A romper el orden establecido, a lo extranjero, a lo desconocido. Todo empieza con unas pintadas que amenazan a las mujeres de barrio, "Tornarem per violar a les vostres dones" (Volveremos para violar a vuestras mujeres). Todo al mismo tiempo que llega un (o dos) nuevo miembro a la comunidad, la Tau (Laia Manzanares), nieta de una de las vecinas.



Toda la acción pasa entorno a una comunidad de vecinos, donde unos empiezan a sospechar de los otros hasta el punto de querer cambiar todas y cada una de sus rutinas por culpa de este miedo atroz. Y, como siempre, las víctimas son las mujeres, y sus compañeros querrán decidir qué han de hacer, en una especie de paternalismo demodé, excesivamente cansino pero más actual que nunca. Al que se le une un racismo extremo de culpar los fallos propios siempre a los que vienen de fuera en vez de mirarse más el ombligo.



Temps salvatge es un montaje concebido bajo un suspense de hechos muy peculiar por lo que la parte técnica se iguala en importancia a la parte más artística. Con una escenografía imponente de Lluc Castells, una iluminación de Ignasi Camprodon que resalta aún más el clima de agobio constante al que se ve sometido el espectador y un diseño sonoro de Jordi Bonet que corta el aliento y consigue que no puedas apartar ni un segundo la vista de lo que pasa en escena. Brutal. Una combinación perfecta que hace "sufrir" y disfrutar al público al mismo tiempo.



La parte artística la comanda una encantadora y fascinante Laia Manzanares, de la que es imposible no caer rendida a sus pies. Desde el primer minuto su mirada inocente y sus inquietantes acciones atrapan al espectador que espera con ansia cada nueva aparición en escena. De entre los más veteranos destaca Míriam Iscla, que retrata a la perfección un mujer que se niega a dejarse llevar por el miedo y que opta por salvarse a base de coraje y agallas.

Josep Maria Miró es todo un especialista en desgranar los miedos, la estructura de Temps salvatge nos recuerda a una de sus obras más elogiadas y representadas, El principi d'Arquimedes donde la amenaza era un beso. Sea como fuere, Temps salvatge es una obra para ir a verla por muchos motivos, pero sin miedo. Al fin y al cabo todo es mentira, ¿o no?

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