JOSEFINA LA GALLINA, PUSO UN HUEVO EN LA COCINA


dramaturgia CREACIÓN COLECTIVA DE VACA 35
dirección DIANA MAGALLÓN
intérpretes JOSÉ RAFAEL FLORES (actor) y ALBERTO ROSAS (músico)
duración 50min
fotografías CORTESÍA DE INBA, ENTRETENIA y HÉCTOR ORTEGA
producción VACA 35 TEATRO EN GRUPO A.C.
SALA ATRIUM

VACA 35 TEATRO es sinónimo de imprescindible. Altera el gallinero escénico con su sola presencia. Después de su sublime adaptación de Las Criadas en Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y ganas de triunfar y de abrirnos el apetito y el ánima en Cuando todos pensaban que habíamos desaparecido vuelven con la radiografía de una gallina donde la metáfora vital es de aquellas balas que entran a base de comedia pero acaban estallándote dentro.

Esta vez, Vaca 35 sorprende con un monólogo, con un cierto toque autobiográfico del mismo intérprete, ubicado en Ciudad de México, sobre el tema de la migración (desde Ciudad Juarez) de aquellos que no son aceptados por lo que son en su lugar de origen. Un hombre o una gallina, una metáfora de vidas maltratadas, rechazadas, discriminadas. Todo un rastro de feminicidios, abuso y desaparición.



La voz única de José Rafel Flores en el escenario representa miles, millones de aquellas que fueron silenciadas. El montaje mezcla, en apenas 50 minutos, el plano real con el de los sueños, una manera de escape del horror, y el único espacio donde se puede ser libre sin temor a nada más que a despertar.

La dramaturgia ha conseguido que le compremos el relato, que gallina o no, nos ponga los pelos de punta, que busquemos proteger sus huevos como si fueran propios, que sintamos su aliento, sus sollozos, sus gritos acallados pero llenos de angustia, su inherente esperanza, sus ganas de huir, en definitiva, sus ganas de vivir libre.



La puesta en escena añade un plus de irreverencia avícola. Los huevos de Josefina están colgados a la vista de todos a la espera de saber qué será de sus "vidas". Dos sillas, una caja de madera llena de arena con un rastrillo pequeño, un papel marrón, a modo de pizarra, y la proyección de fotos con diversos mensajes es el único material visual que acompaña al relato. Más que suficiente para recrear el clima de ansiedad que estamos a punto de presenciar.



Quins ous! El nudo en la garganta permanente desde el buen inicio de la obra, para aquellos espectadores que tengan un mínimo de sensibilidad es la mejor forma de describir la obra. Y cómo con ese estado de puñetazo en el estómago, incluso puedes optar a reír en los momentos más irreverentes, sobre todo a nivel físico, aunque la sonrisa se quede tatuada como algo perenne pero sin vida.

Vaca 35 Teatro consigue sacar belleza de la intolerancia, sin dejar de denunciar que lo "no normal" también es "normal". Si antes era vaca, ahora puedo afirmar que también soy gallina, una más que cacareará para llenarles el gallinero. ¡No te la pierdas!


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