CÁNDIDA


idea original VAGINA DE ANNA TAMAYO
intérprete ANNA TAMAYO
dirección de la intérprete JOSÉ TOBELLA
dirección del espectáculo TODO EL EQUIPO
composición y música en directo JOANGE
asesoramiento de movimiento VALENTINA AZZATI
acompañamiento Arte Terapéutico MERCÈ ALEGRE
duración 60min
SALA FENIX

Estamos en un contexto social que ir a ver este espectáculo es de obligado cumplimiento para tod@s. Se nos presenta como un cabaret canalla y tierno. Y por una vez el "marketing" es acertado, incluso diría más es de esos espectáculos que te atrapa por la risa para luego soltarte una bomba que te deja boquiabierto, de aquellas que se te quedan en la piel marcadas.

Cándida aprovecha bien el doble lenguaje. Por un lado utiliza su nombre para hablarnos de la candidiasis, una de las enfermedades femeninas que viven en los bajos fondos olvidadas por ser  eso, únicamente femeninas, y se aprovecha el tiro para hablar de todo aquello que no forma parte de la agenda social porque sólo afecta a la "mitad" de la población no masculina. Brillante y de sobras conocido el diálogo con médicos y/o ginecólogos, quien dice diálogo dice interrogatorio, claro. Por otro lado, cándida es lo que el adjetivo describe, la inocencia, la vuelta a una infancia aparentemente feliz.



Cándida no es un monólogo es un diálogo multidisciplinar constante. El movimiento marca todo tiempo el ritmo del montaje, y remarca aquellos momentos donde las palabras sobran y no hay nada mejor que expresarse con un gesto o con un movimiento concreto. Al igual que la música y espacio sonoro que imprime Joange, cuánto se puede llegar a expresar con tan poco.

Anna Tamayo es un torrente de energía y sentimiento encima del escenario. Es capaz de salirse de los límites del pequeño espacio de la Sala Fènix y atrapar a la platea entera con un simple gesto, una mirada o un guiño. La entrega es total y de los sucesivos cambios de registro, momentos de felicidad extrema contrarrestan con otros donde la piel de gallina es la protagonista, sale completamente indemne, a pesar de protagonizar una montaña rusa emocional.



La puesta en escena es simple pero efectiva. Una estancia que lo mismo es un patio de una casa con tendedero incluido, que una estancia más interior, que la consulta de un médico... realmente el focus del espectador está centrado en su figura, en sus movimientos, en sus palabras, en sus acciones. 

Cuando las luces se apagan y la realidad te vuelve a dar un manotazo en la cara, aplaudes, pero realmente te gustaría gritarle: "viva tu coño, Anna Tamayo". Por crear un espectáculo que hable claro, que no se esconde detrás de la careta de nada, que es tal com raja, que te lo puedes beber gota a gota o de un sorbo largo. Que te deja tocada, pero feliz porque no eres la única, porque cada vez somos más. Empoderd@s o lo que sea. Pero somos. ¡No te lo dejes perder!

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