CORREO



TEATRO | 60min | CHILE
dirección PAULA AROS GHO
intérpretes MURIEL MIRANDA, CAROLINA DÍAZ, DANIELA JOFRÉ, SERGIO GILABERT y PATRICIO YOVANE
música DANIELMARABOLÍ
fotografía JORGE SÁNCHEZ

¿Cuánto tiempo hace que no envías una carta (escrita de tu puño y letra? ¿Y cuándo fue la última vez que recibiste una? Este montaje nos desvelará algunas misivas de personajes históricos conocidos, mientras nos interroga porqué con lo bonito que es escribir una carta se ha perdido la costumbre de hacerlo, de la misma manera que las lenguas en las que fueron escritas las primeras misivas (griego clásico y latín) también han desaparecido.

Con dos grandes escritorios antiguos como telón de fondo, los intérpretes leen e interpelan al público. En algunos momentos, el montaje pierde el ritmo, se confunde entre tantos dimes y diretes, pero es interesante ver cómo van adaptando el montaje según donde se vaya haciendo para no sólo conseguir un “cadaver exquisito” en cada ciudad sino para que la respuesta del público vaya acorde y se sienta totalmente integrado en la pieza para hacerla suya.

El museo de los aperos de labranza es el lugar ideal para la representación del espectáculo. Un lugar con historia para un montaje que tiene como eje central la mirada al pasado. Historias de amor como la de Frida y Diego, historias de guerra, historias donde la literatura está muy presente, Correo no es sólo una lectura de las cartas, una interpretación de las palabras, la puesta en escena es muy sugerente. Una especie de reunión clandestina para descubrir secretos pasados, para averiguar algo que no fue dicho en alto sino que sólo quedo reflejado en papel.

Las miradas de los intérpretes cuestionan al público y, quizás fuera culpa de haber visto una primera función, pero el ritmo sería conveniente que fuera más ágil, sin tantas fragmentaciones para que el espectador no se disperse mirando hacia el de al lado. Aunque, en las actividades participativas en grupo pueda resultar difícil mantenerlo, se tendría que encontrar la manera de que los más lentos se acoplaran a él.

Y sí, a la salida te dan ganas de empezar a escribir cartas como una loca, pero abres el móvil y descubres que tienes un millar de notificaciones de email y de redes sociales. Más práctico y rápido pero ni rastro de romanticismo.

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