LA CASA DE BERNARDA ALBA


FICHA ARTÍSTICA

TEXTO: FEDERICO GARCÍA LORCA
DIRECCION: LLUÍS PASQUAL
INTÉRPRETES: NÚRIA ESPERT, TERESA LOZANO, ROSA VILA, MARTA MARCO, NORA NAVAS, REBECA VALLS, ALMUDENA LOMBA, ROSA MARIA SARDÀ, TILDA ESPLUGA, MARTA MARTORELL, MONTSE MORILLO, BÀRBARA MESTANZA
PRODUCCIÓN: TEATRE NACIONAL DE CATALUNYA Y TEATRO ESPAÑOL
SALA PEQUEÑA (TNC)


Bienvenidos a una Bernarda Alba sin Bernarda. Si no han leído mal, Bernarda ha desaparecido, y tras la hora y cuarenta minutos del montaje aún no la hemos encontrado. Y es triste, muy triste que en una obra de esta envergadura sea la protagonista quien falle.

Bienvenido sea Lorca al Teatro Nacional de Cataluña, que cierra la temporada de la Sala Pequeña con el listón tan alto como la abrió.

No está Bernarda pero sí está Poncia, una maravillosa Rosa Mª Sardà que nos muestra una vez mas su impresionante versatilidad. La mujer de las mil caras, del drama a la comedia pasando por la burla, la picaresca, el dolor, la amargura, nada más y nada menos que su ‘savoir faire’ en estado puro.

A su altura y sin desmerecer del resto del reparto, una gran Teresa Lozano brilla con luz propia. La madre de Bernarda, también sujeta el yugo de su hija, lucha con uñas y dientes por su libertad, regalándonos momentos inolvidables de locura transitoria, de ternura y de optimismo al no rendirse a los designios de Bernarda.

Las hijas, Marta Marco, Nora Navas, Rosa Vila, Rebeca Valls y Almudena Lomba sobresalientes todas ellas, con grandes momentos, sobre todo cuando se revelan contra la autoridad materna de no dejarlas vivir la vida que quieren sino la que su madre quiere que vivan.

Y si, falla Bernarda, vuelve a fallar Núria Espert, le falta fuerza, brío, poderío y voz, sobre todo voz. Tiene que imponer su fuerza, sus decisiones mediante la palabra a un mayor o menor volumen, pero ¿qué pasa? ¿Por qué no se la oye? ¿Por qué gimotea como una niña en vez de mostrar los lloros rabiosos de una mujer? No tiene fuerza, sus pasos no imponen, ni siquiera su presencia en el escenario, no vemos lo que deberíamos ver, la Bernarda que Lorca nos regaló.

Y todo es una verdadera lástima, porque el montaje es impecable, con una escenografía a dos bandas blanca en contraste con la negritud de la vestimenta, con un juego de luces que refleja impecablemente los ambientes y con una estudiada dirección de Lluís Pasqual en tempos, silencios y dolor.

Una Bernarda Alba sin Bernarda es como una café descafeinado, pero a pesar de ello la obra es y será uno de los mejores montajes de la temporada. Sólo por ver a esta gran Poncia ya merece la pena. Nadie ni nada es perfecto. Abran los ojos y disfruten.

3 comentarios:

  1. totalment d'acord! m'esperava molt de l'espert i vaig sortir meravellada amb la sardà.
    ;)

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  2. No l'he vist però perquè em semblava massa dens tot plegat, veig que tampoc m'he perdut gran cosa.

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  3. L'Espert ja deu tenir una edat...

    Jo l'havia vist en aquest paper, fa molts anys, i res a veure amb el que dius.

    Algú deu haver-se equivocat... O ella per no veure que el temps passa o en Pascual per pensar que era la de llavors.

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