BALANCE TEMPORADA 10/11


Hace algo más de una semana que acabó el Grec 2011, se apagaron los focos y agosto es un mes de parada técnica, de reflexión de todo lo visto durante la temporada, antes de encarar la próxima con ilusión. Después de casi sesenta montajes a mis espaldas, once meses de teatro y unas cuantas decepciones, toca hacer balance de la temporada 2010/11 que como todas nos ha deparado bueno, decente y mal teatro.
Empecemos por las alegrías, por aquello de que se digieren mejor. Evidentemente la obra de la temporada ha sido Agost (Sala Gran, TNC), éxito acaparador y como si de una estrella del pop se tratara cartel de localidades agotadas casi desde el inicio, con el tándem Lizaran-Vilarasau como estandartes. Tanto que repetirá la próxima temporada. Pero no sólo ha sido Agost, el TNC acertó con Pedra de Tartera (Sala Petita), genialmente adaptada por Marc Rosich e interpretada por Àurea Márquez. Anna Lizaran hizo doblete, y no se conformó con el éxito de Agost y repitió con Dues dones que ballen, al Lliure de Gràcia, escrita per Josep Maria Benet i Jornet i acompanyada de Alícia Pérez.
Fuera del teatro más puramente comercial, también hay grandes obras, que muchas veces pasan desapercibidas para el gran público. La Sala Muntaner sorprendió esta temporada con Rive Gauche, un viaje de ensueño al París de la mano de Anna Güell, Mercè Anglés i Maria Molins. Uno de los montajes más sólidos de la compañía Q-Arts Teatre, que abandona sus espectáculos de teatro clásico con acierto y consiguió que crítica y público vayan de la mano.
El T-6 cerró un nuevo ciclo de dramaturgos esta temporada con uno de los nombres claves en la dramaturgia catalana, Jordi Casanovas. Una història catalana colgó el cartel de entradas agotadas en la Sala Tallers (TNC) y demostró que la etiqueta de "nueva promesa" dejaba paso a "dramaturgo imprescindible".
De alguna manera seguimos hablando de Casanovas porque el título de mejor sala/teatro/espacio de la temporada 2010/11 (imprescindible para degustar teatro en estado puro) es la SALAFlyHard. Sus cuatro montajes de su primera temporada: Un home amb ulleres de pasta (Jordi Casanovas), Els últims dies de Clark K (Alberto Ramos), Volem anar al Tibidabo (reposició, Cristina Clemente) i Nit de ràdio dos punt zero (Cristina Clemente).
Pero como en toda tragicomedia no todo son alegrías, también hubo penas, lástimas y/o decepciones. Entre las más sonadas estuvieron: Vida Privada, dirigida por Xavier Albertí en el Lliure de Montjuïc, La mort d'Ivan Ilitx dirigida por Oriol Broggi en la Biblioteca de Catalunya o Tot de Rafael Spregelburd en el Lliure de Gràcia. Pero si hay dos que se llevan la palma son El casament dels petits burgesos dirigida por Víctor Álvaro en el Almería Teatre y Julieta & Romeo dirigida por Marc Martínez en el Colisseum dentro del Grec 2011.
Cierro la temporada y con la mirada puesta en la próxima, con esperanzas de que la crisis económica no se convierta en una crisis de ideas y de riesgos. Si no siempre nos quedarán esas pequeñas salas que con pocos recursos nos devuelven al mundo mágico del teatro.
¡Feliz agosto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario