Entre la rabia y la inmigración



Existe un lenguaje de los premios. Los que anualmente otorga la Associació d’Actors i Actrius Professionals Valencians (AAPV) hablaban este año de pesimismo, rabia y de una mirada puesta en la inmigración. El premio Narcís en reconocimiento a toda una carrera hablaba de cómo está el doblaje, sumido en “una cierta agonía”, en palabras del secretario general de los actores, Juli Disla. “Era coherente que diéramos el Narcís a un representante del doblaje”, justifica Disla, en referencia a Rafa Contreras, el actor que ha hecho hablar en valenciano a Woody Allen en películas como Annie Hall, Manhattan o Misteriós assassinat a Manhattan. Actor todoterreno con 35 años de carrera, dos tercios de ésta los ha trabajado como doblador. Comenzó en 1987 en los estudios Tabalet, pioneros en este campo ahora en dique seco, y en ellos ha sido director de doblaje. “Comenzamos cuando Canal 9 y vimos que el doblaje era una faceta que daba estabilidad a los actores”. Ahora, en cambio, ve el sector “liquidado”. La mayoría de las empresas han cesado su actividad o han dejado de aceptar trabajos de Canal 9, por falta de liquidez y créditos. “Llegó un momento en que los contratos que TVV les hacía no eran válidos como aval para créditos”. El ganador del Narcís se considera “afortunado” porque ha “tenido continuidad de trabajo en este oficio”.
Frente al pesimismo que transpiró la gala de los premios, Empar Canet prefiere hablar de “rabia”, la que reflejan expresiones como “estamos gestionando mierda”. Ganadora del premio al mejor papel audiovisual femenino, Canet presidía hace ocho años la AAAPV. “Entonces ya sabíamos que iba a pasar esto”, se lamenta, “porque si las cosas no se gestionan bien en tiempo de bonanza con una política cultural que marque objetivos claros, cuando llega un periodo como este, ya no hay remedio”. Con un largo currículo de 25 años en teatro con directores como Alfaro o Calatayud, además de mucho cine, Empar Canet tiene la estatuilla por su trabajo en la serie de Canal 9 Senyor Retor. “La diferencia de trabajar aquí o fuera es la valoración y difusión de tu trabajo”, asegura. “Con lo que haces aquí no pasa nada, pero uno puede hacer algo tan bueno en Valencia como en una sala de Londres. Y en Senyor Retor hemos hecho con ganas un trabajo gratificante”. La gente se mueve y algunos se quedan a vivir fuera. “Mira gente de mi generación o de la anterior”, apunta Canet, enumerando ejemplos de diáspora: Enric Benavent, Cristina Plaza, Pep Cortés, Cristina Fenollar... “Los que nos quedamos aquí lo hacemos por cuestiones personales”, arguye. “Yo podría trabajar aquí o allá”. Pero se aferra a un sueño colectivo: “Durante años nuestra lucha ha sido por que hubiera un teatro valenciano”.
Una generación de actores y actrices valencianos “decidió quedarse aquí”, ratifica Carles Sanjaime, ganador del premio a mejor actor teatral por La Tossuderia, un trabajo independiente presentado en Teatro Inestable. “Yo pertenezco a esa generación, he trabajado en Madrid y Barcelona, pero siempre he decidido volver”. Desde hace 30 años, esa generación ha luchado “por hacer teatro aquí y hacerlo bien y en libertad”. Eso lo han conseguido. “Pero”, se lamenta, “no hemos conseguido que fuera imprescindible para la gente, para el público. Y seguramente es culpa de todos”. Las diferencias con Madrid o Barcelona son perceptibles. “Cuando hablas con los compañeros catalanes o madrileños, reconocen que está muy mal el asunto”, explica. “Pero la diferencia es que allí el teatro no se detiene porque forma parte de la ciudad, nadie se plantea que se pueda parar”. ¿Y? “Aquí sí”. Un dato: “Ahora hay gente que de entrada decide irse a estudiar fuera”. Otros y otras “se juntan haciendo cosas, de manera precaria”. Pero no basta: “No tienes más que fijarte en quién está cobrando hoy un jornal. Mira la cartelera. Cuando son tres o cuatro, algo no va bien”. Para Sanjaime a esta precariedad se está añadiendo otra: la artística. “Hay un retroceso artístico en cuanto a las propuestas, en general, sobre todo en lo público”.
Maria Zamora se ha llevado el premio Crisálida a la actriz revelación por Niño muerto vestido de payaso, Canciones de amor con queso, La estrategia del parchís y Senyor Retor. Aunque se muestra crítica con la gestión de la crisis y no vive aún del teatro (“hoy en día es muy difícil”), le dedica todo su tiempo y se siente en un momento dulce: “Salgo de recoger un premio y de tres semanas en cartel de Canciones de amor y queso en el Teatro Rialto. Si te viene un bajón, te coges a eso”.
María Zamora se dispara cuando habla de su generación: “A nosotros nos han parido con la crisis”. Y eso implica muchas cosas: “Tener que salir de la escuela y montarte tu propia compañía, o meterte en un proyecto del que ya sabes que no vas a cobrar ensayos, que no te van a dar de alta, que vas a taquilla, que vas a cobrar cuando la sala decida pagarte y que encima tendrás que dividir entre todos los que están en el proyecto es algo que para la gente de mi generación está a la orden del día”. Y es que para ella no existe un antes: “Nosotros no hemos conocido los buenos tiempos, cuando te daban de alta, te pagaban los ensayos, cuando tenías dietas y todo eso. No podemos comparar”. ¿En conclusión? “Sabemos que estamos en crisis, pero no hay un sitio donde volver, sólo ...” ¿Tirar adelante? “Eso”.
Hay planes, pero no caminos de rosas. Para Rafa Contreras, aparte de las clases en un máster de doblaje, ahora se trata de “esperar”. Pero eso es una novedad: “Es la primera vez en mi vida que me encuentro esperando”. Empar Canet continuará en Senyor Retor si la serie continúa. “Todos la quieren, pero como no hay dinero...”. También buscando una obra para un proyecto personal. ¿Entre actores? “Claro, ahora es la única manera”. Profesor de la Escuela del Actor, Carles Sanjaime llevará La Tossuderia en mayo a Barcelona con una “unión temporal de actores”. María Zamora tiene compañía propia con otros, Canallaco Teatre, aunque aún “un poco por amor al arte”. Volverá a escena con otra compañía en mayo.
Los restantes premios de la AAAPV, entregados el 26 de marzo, fueron para Iolanda Muñoz, Carles Montoliu, Albert Former, Victoria Salvador y Mario Gas.
El termómetro de los Max, al rojo
Los Premios Max, fundados por la SGAE, son los principales galardones españoles de las artes escénicas. En la actual edición, que se fallará este mes, las escasas nominaciones recibidas por el teatro valenciano nos dicen algo sobre el mismo.
Las cuatro nominaciones obtenidas por profesionales o empresas con denominación de origen valenciana son la cifra más baja de los últimos años. Si en 2005 fueron ocho las nominaciones con sello valenciano, en 2006 llegaron a 12, la misma cifra que el año siguiente. En 2011, fueron siete y este año han caído en picado.
Por matizar las comparaciones, es cierto que en la última década los nombres de Carles Santos o Sol Picó han sido recurrentes en el palmarés y ambos son artistas que viven fuera de Valencia. Pero también es cierto que de las cuatro nominaciones de 2012, una vuelve a ser para Carles Santos y solamente hay otra, la de Carles Alberola como mejor autor, asociada a una producción 100% valenciana, Que tinguem sort!. El nominado alicantino Juanjo Llorens lo es por mejor diseño de iluminación para una producción madrileña. Y la empresa valenciana Olympia Metropolitana comparte nominación al Mejor Espectáculo con compañías foráneas, Factoria d’Espectacles y Smedia, por el musical Forever young.
Los Max “son el termómetro de cómo están las cosas en Valencia”, cree el secretario general de la AAPV, Luli Disla, para quien “la implantación del teatro valenciano a escala estatal es nula, los espectáculos que se hacen aquí apenas se ven fuera”.
Para Empar Canet, “aquí se hace poco, pero lo que poco que últimamente se hace es en una sala alternativa con pocas personas”, de manera que por bueno que sea difícilmente te lo van a reconocer. Cuando la actriz interpretó Nascuts culpables, con Moma, obtuvieron el Max Revelación. “Fuimos a Barcelona y Madrid”, recuerda. “Y esperas que luego pase algo, pero no pasa nada”. A Carles Sanjaime no le extraña la escasa representación valenciana: “Lo es extraño que haya algo que no sea de Madrid o Barcelona, o que no haya pasado por esas ciudades”.
Fuente: Juan Manuel Játiva (www.elpais.com)

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