EL MONTAPLATOS


TEXTO: HAROLD PINTER
TRADUCCIÓN: ALBERTO SAN JUAN
DIRECCIÓN: ANDRES LIMA/ ANIMALARIO
INTÉRPRETES: ALBERTO SAN JUAN y GUILLERMO TOLEDO
DURACIÓN: 1h 25min
PRODUCCIÓN: ANIMALARIO
TEATRE LLIURE (MONTJUÏC)

Cansada de la capacidad que tienen algunas compañías teatrales de no avanzar, de llegar a un punto y conformarse y sentarse en una silla a esperar que lleguen los éxitos. Animalario empezó su aventura con un riesgo, aquel que hacía que los espectadores ocupáramos una butaca de un teatro para dejarnos sorprender. No vayan buscando ese Animalario porque ya murió, se lo debió tragar tanta subvención y el que nos han dejado no le llega ni a la altura de los zapatos.

Siempre he considerado El Montaplatos un texto menor de Harold Pinter. Poca acción y ningún mensaje detrás. Este montaje me sigue demostrando que mi pensamiento es cierto. Para empezar, Animalario ha optado por hacernos sufrir una introducción casi a oscuras de 15 minutos de reloj, insufribles e interminables. Más de un espectador ya ha comenzado a dormirse.

Otros no habrán entendido a que viene toda una sala cubierta por bolsas de plástico negro. Y puede sorprender pero al final te das cuenta que no es nada original llenar la sala de plástico negro cuando vas a hablar de unos tíos que son asesinos a sueldo. Plas, plas, plas por Beatriz San Juan, artífice de la originalidad llamada escenografía.

Animalario ha llevado al texto a lo cómico, en vez de sumergirlo en un áurea de suspense y angustia como debería ser, no da para más, ellos han sacado su lado cómico. Pero ni por esas, resulta un montaje que fluja, se hace lento, pesado, repetitivo y alguno seguro que ya va por el segundo sueño.

Alberto San Juan gana la partida interpretativa a Willy Toledo, que siempre será Willy Toledo. Sí, todavía no ha aprendido a actuar. Él hace de si mismo, y poco le importa que sea teatro, que tele que cine. Sus interpretaciones son únicas porque hace papel tras papel de sí mismo.

Un Animalario más o un Animalario menos, depende de para quien. Ahora dicen que emprenderán proyectos por separado. Lo cierto es que se echa de menos la valentía, la osadía y el no tener nada que perder de sus inicios. A veces no se crece para mejorar sino para vivir mejor, olvidando los que te dieron vida cuando no eras nadie.

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