La noche más larga según Lope de Vega



Fuente: Javier López Rejas (elcultural.es)

“Es una obra plagada de feromonas en un lugar en el que los personajes convergen unos como huida de sus actos irracionales motivados por los celos; otros como una forma de escapar físicamente de la agobiante presencia de quien quiere poseer sin ser correspondido, y algunos más que, pasando por allí, terminan enredados en el juego de la seducción”. Las palabras de Carlos Marchena resumen así la energía que desprende La noche toledana, una obra de 1605 en la que Lope de Vega plantea un vertiginoso juego teatral a través del enredo y la comedia con el amor como motor que lo impregna todo.

La tercera promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico vuelve sobre el dramaturgo madrileño para su debut. Las anteriores subieron a las tablas de la CNTC Las bizarrías de BelisaLa noche de San JuanLa moza de cántaro y Todo es enredos de amorEsta recién renovada compañía llevará también “su” Lope al Festival de Almagro el próximo mes de julio, una cita en la que la directora de la Compañía, Helena Pimenta, presenta La verdad sospechosa, de Ruiz de Alarcón, en versión de Ignacio García May (éste, a su vez, hace doblete con Tomás Moro, una utopía, que llega de la mano de la Universidad Internacional de La Rioja bajo la dirección de Tamzin Townsend).

Anacronismos y comprensión

La versión de La noche toledana, realizada por Daniel Pérez, contiene pequeños cambios en los nombres de los personajes con el objeto de intentar que hubiese un equilibrio entre hombres y mujeres. “Se optó por cambiar personajes masculinos a femeninos. Sus textos no se han visto alterados por esta modificación, tan sólo cuando se ha dado el caso de rimar el nombre al final del verso. Solucionado este problema del elenco -explica Daniel Pérez-, que va al completo conforme al original, el trabajo ha consistido en aligerar el texto de aquellos anacronismos que podían dificultar su comprensión, dejando expresiones o palabras que aunque no son muy usadas se comprenden con facilidad en el contexto de la acción”.

Para Carlos Marchena, profesor también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León, esta obra tiene todos los ingredientes recurrentes del amor, desde los más elevados a los más viscerales: “Es algo con lo que todos somos capaces de identificarnos porque es una necesidad de sentirnos deseados como forma de autoafirmación del yo. Nos encontramos la obra de un Lope joven en la que refleja sus propias contradicciones y experiencias amorosas”. Marchena ha querido potenciar una cierta actualización de la puesta en escena con el fin de acercar la estética barroca a la actualidad para que el carácter veinteañero de los personajes resulte en todo momento cercano y reconocible. “He intentado que la frescura y la energía de todo el equipo queden impregnados en esta Noche toledana”.

La obra, cuyo antecedente más inmediato es el montaje dirigido por Juan Pedro Aguilar en el Centro Cultural Conde Duque en 1990 (protagonizado por Juan Meseguer, Arturo Querejeta y Blanca Marsillach) ha sido actualizada por Marchena en una coyuntura que califica estética y estilísticamente como “un bufé libre en el que cada uno mezcla a su gusto, como en la nueva cocina, con el fin de encontrar una poética que sea capaz de marcar tendencia. Gracias a la aldea global vivimos bajo la corriente de la mezcla y la contaminación”.

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