La caricatura de la tragedia sigue viva 96 años después

Fuente: María Quintana (elmundo.es)
Mientas que el caluroso asfalto de la gran urbe ahoga a residentes y turistas de la capital, en pleno centro un oasis resiste. Los jardines de Sabatini, ante la imponente presencia del Palacio Real, parecen respirar un aire diferente donde los versos de 'La venganza de Don Mendo' que se recitan una y otra vez preparándose para la gran cita del estreno, se entrelazan con el murmullo de una ciudad que todavía no duerme. 96 años después de que el texto de Pedro Muñoz Seca, el cuarto más representado de la historia del teatro español, se subiese a las tablas por primera vez en el Teatro de la Comedia de Madrid, Jesús Castejón se pone a las órdenes de la farsa constante que es 'La venganza de Don Mendo'.
Castejón, director y también intérprete perteneciente a una saga de actores líricos, todavía recuerda como, con seis años, su prima le llevó a una sala de cine de Alicante para ver la versión en cine del texto de Muñoz Seca que Fernando Fernán Gómez había escrito, dirigido y protagonizado en 1961. "Me llamó muchísimo la atención la forma en la que se hizo la película, tan teatralmente, que se veía constantemente el truco a propósito. Creo que si esto se permite es porque los personajes tienen una complicidad con el públicodurante toda la función, rompen constantemente la cuarta paredhaciéndoles partícipes de lo que ocurre, de la broma constante", expone Castejón.
Fernando Fernán Gómez, Raúl Sénder, Manuel Gómez Bur, Javier Veiga... No son pocos los prestigiosos cómicos que en cine o teatro se han enfundado ya el traje de Don Mendo, por eso Ángel Ruiz, el protagonista de la obra que se representa en los Jardines de Sabatini, no puede evitar plantearse este personaje como un reto. "Todo el mundo tiene en la retina como mínimo una versión de la obra", comenta el actor que anteriormente era el canalla y gamberro guía en 'The Hole'. Nada tiene que ver el personaje que interpreta en la obra de Muñoz Seca, un noble pobre traicionado por Magdalena, que prefiere a Don Pero, un rico privado del Rey, con el que podrá ascender socialmente.
"A mí me ha salvado el ser multidisciplinar y versátil que no es el caso de todo el mundo", comenta el actor protagonista, "me ha servido para salvarme de la quema. Tengo muchos compañeros que están en paro y sin posibilidad de trabajo así que es una buena opción para seguir en pie, en mi caso no solo por una cuestión de trabajo sino porque me gusta tocar todos los palos".
Tras unos tablones que forman una escenografía en continuo movimiento se asoma, tímida, la imponente arquitectura barroca del Palacio Real. Durante los primeros versos quizás la estructura se muestre como un personaje más que, sin guión, trate de arrebatar miradas y concentración. Una vez avanzada la obra, la magia del teatro hace su efecto y los 29 actores en escena se alzan con el protagonismo absoluto de la parodia burlesca. Aún así, el escenario crea inevitablemente un ambiente imposible de igualar en cualquier otra sala de la capital.
"Se puede pensar que en un espacio como Sabatini la dificultad está en el teatro de palabra y confieso que hasta que hicimos el ensayo técnico tenía esa inquietud. Quizás la única pega puede ser la distancia entre actor y espectador pero es una obra grande, son muchos en el escenario por lo que hay suficiente movimiento, al final se convierte en un espectáculo grande", explica Castejón.
Casi 100 años después de la primera representación de 'La venganza de Don Mendo', las dos horas de verso, que según explica el director de la función pudieron haber sido escritas por Muñoz Seca en tan solo una noche, continúan arrancando la carcajada general. "En la obra el conflicto es lo de menos, es la forma de representarla y la idiosincracia de los personajes, cómo hablan, esto es lo que la hace atractiva y divertida. En épocas de necesidad de felicidad, de evadirse, es un texto muy indicado".

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