Cesc Gay: “El teatro permite volar más allá del cine, está en un lugar menos realista”


Fuente: Javier Yuste (elcultural.es)

Cesc Gay (Barcelona, 1967), director de películas como Krámpack, En la ciudado la coral Una pistola en cada mano, debuta hoy en los escenarios con Los vecinos de arriba, una obra que ha escrito y dirige en el Teatro Romea. La obra una comedia que reflexiona sobre la vida en pareja y la sexualidad a través de dos parejas que viven en un mismo edificio. Un texto en el que Cesc Gay toca con ironía y humor temas como la convivencia, la valentía, el sexo, el amor y la apariencia. El reparto lo completan Àgata Roca, Pere Arquillué, Nora Navas y Jordi Rico.

¿Desde cuándo tenía en la cabeza la idea de estrenar una obra de teatro?
Lo que ocurre es que uno con el tiempo acumula material, texto e ideas para películas. Esta historia, no sé porqué, me pareció que nunca iba a acabar estrenándose en una pantalla de cine. De ahí me vino la idea de desarrollarla para teatro que era algo que siempre había tenido en la cabeza. Además siempre me ha apetecido dirigir teatro, tenía ese gusanillo.

¿Por qué pensaba que no era material para el cine y sí para el teatro?
Los vecinos de arriba tiene un nivel de comedia que no había trabajado en mis películas. Es una comedia pura y dura, muy rápida, muy ácida, muy divertida, con un tempo que no ha sido el que ha formado parte de mi cine de una manera natural. En el fondo me pareció que tenía algo más adecuado para un escenario y de ahí partió la premisa. También es cierto que hacia tiempo que estaba buscando algo para escribir teatro. Y cuando di con esta idea me decidí a dar el salto.

¿Y dónde encontró la idea que dio origen a la obra?
La obra surgió a partir de una anécdota con unos vecinos que hacían ruidos bastante subidos de tono, algo que nos puede pasar a cualquiera. A partir de ahí desarrollé una historia sobre la pareja y sobre los excesivos conflictos, peleas y tensiones que acarrea. En una relación somos capaces de lo mejor y de lo peor y al final, más allá de las broncas, no pasa nada... aunque las peleas hayan sido monumentales. Es una forma de funcionar que tienen todas las parejas y que creo que es necesaria. La anécdota de los vecinos es solo la espoleta o la chispa que enciende la discusión de esta pareja.

¿Cuál es la clave de la obra?
El humor, que se construye a partir de la perplejidad y que genera a su vez la pausa, que genera a su vez el silencio... Me gusta mucho el humor que genera cierta seriedad en las personajes. En este sentido hay mucha ironía. La obra está muy interpretada desde la perplejidad que genera ese humor. También es una obra verbalmente muy agresiva. Pero yo me he divertido mucho. El teatro te permite volar un poco más allá del cine, esta en un lugar menos realista y en ese cambio de marcha he disfrutado.

¿Cómo se han desarrollado los ensayos? ¿Ha sido muy diferente del proceso que sigue en sus películas?
Sí. Las películas requieren, más que ensayos, una puesta a punto que consiste en encontrar y entender entre el actor y el director lo que se quiere hacer. Se trata de colocarnos bien en la parrilla de salida pero es en el rodaje donde uno prueba todo tipo de cosas. En cambio en el teatro el proceso de ensayo es más intenso. En este caso hemos estado cinco o seis semanas dándole forma a la obra entre todos. Ahora yo ya me voy y dejo el teatro en sus manos.

¿Cómo cree que va a llevar las representaciones cuando está acostumbrado a tenerlo todos marcado delante de la cámara?
Pues lo llevo fatal, la verdad. No creo que vea muchas, te pone en una tensión muy curiosa. También lo disfrutas mucho porque cada día es distinto. Una comedia necesita la interacción del público y cada público y cada pase es distinto... Es ciertamente una tensión diferente a lo que significa ver tu material en el cine.

Está estos días inmerso en la post-producción de una película, Truman. ¿Qué podemos esperar de ella?
Es una película que se va a estrenar después del verano y está protagonizada por Ricardo Darín y Javier Cámara. Estoy empezando a poder hablar de Truman ahora que terminó el rodaje y es una película sobre la amistad en tiempos difíciles porque el personaje de Ricardo padece una enfermedad. Son cuatro días entre dos amigos y una forma de abordar situaciones dramáticas de la vida desde una perspectiva distinta, con humor incluso. Nos ha salido una película muy emotiva y estamos muy contentos.

¿Cómo ves la situación de la cultura?
Hay que apretarse el cinturón. Nos ponen las cosa difíciles pero, para bien o para mal, los que nos dedicamos a esto ni sabemos dedicarnos a otra cosa ni queremos. Espero que esto termine pronto y se acabe toda esta absurda e ilógica política cultural que hay en este país.

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