EL CURIÓS INCIDENT DEL GOS A MITJANIT


A PARTIR DE LA NOVELA HOMÓNIMA DE MARK HADDON
ADAPTACIÓN: SIMON STEPHENS
TRADUCCIÓN: CRISTINA GENEBAT
DIRECCIÓN: JULIO MANRIQUE
INTÉRPRETES: MIREIA AIXALÀ, IVAN BENET, CARME FORTUNY, CRISTINA GENEBAT, POL LÓPEZ, MARTA MARCO, NORBERT MARTÍNEZ y XAVIER RICART
FOTO: ROS RIBAS
DURACIÓN: 1h 10min + 15 min entreacto + 1h
PRODUCCIÓN: TEATRE LLIURE
TEATRE LLIURE (GRÀCIA)

No sé si es una buena o mala adaptación de la novela porque no la he leído, así que dejo para los fans ese juicio. No me llamó la atención en su momento y, ahora con la adaptación teatral preferí dejarla para después, para no verme condicionada. Eso sí, sabía a retazos de lo que iba, y la verdad es que no hace falta nada más.

Todas las entradas agotadas, hasta para la prorroga, ya nos anuncia que estamos delante de un fenómeno, del que bien seguro tendremos noticias la temporada que viene, y del que quizás tendría que estar meses en la cartelera, como pasaría en otras ciudades europeas. Pero de momento, unos afortunados hemos podido disfrutar del montaje.

Desde hace algún tiempo ya, hay un nombre que me hace ir a ciegas a ver una obra y ese es Pol López. Haga lo que haga, me da igual, pero el hecho de leer su nombre entre los intérpretes es sinónimo de "Hay que ir". El curiós incident del gos a mitjanit no hubiera sido posible sin él. No veo a ningún actor más interpretando a Christopher. Sin duda es su mejor interpretación hasta la fecha por la cantidad de matices que requiere el personaje y por la naturalidad de la interpretación de este niño de 15 años con algunas características del síndrome de Asperger. Muchos se preguntan, después de esto ¿qué? No dudo que el techo de Pol López está demasiado lejos de ser alcanzado.

Christopher desprende ternura, una característica que en mayor o menos medida impregna a la obra. Durante la cual, en cierto momentos, vemos como se tiñe de violencia y cómo es gestionada antes de volver a la situación de calma. En el montaje domina la imaginación simbólica, un cerebro difícil de controlar, el del Christopher, que va más allá de lo que todos piensan.

Y aunque el peso de la historia recae en Pol López, está rodeado de unos secundarios de lujo. Ivan Benet, Ed, el padre de Christopher; Marta Marco, Siobhan, profesora y voz en off de los pensamientos de Christopher; pero quizás la interpretación que más me sorprende es la de Cristina Genebat como Judy, la madre de Christopher, principalmente en sus momentos tiernos y de gran carga emotiva cuando lee sus propias cartas.

Lluc Castells firma una escenografía mágica, de esas que al entrar en la sala eres incapaz de imaginarte todo lo que dará de sí. Quizás solo lo sentí yo, pero entre que el público era una mezcla de adultos y niños y la magia y la ternura que desprende el montaje, parece como si nos hubiéramos teletransportado a Londres, en uno de esos espectáculos para toda la familia. Sea como fuere, es el mejor espectáculo que he visto en las últimas temporadas. De esos para el recuerdo, que se te quedan dentro durante mucho tiempo. Lástima que el ritmo de la cartelera te haga pasar tan rápido al siguiente. Christopher, Christopher!

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