DRAMATURGIA y DIRECCIÓN: CARLES MALLOL
INTÉRPRETES: PEPO BLASCO, MARIA PAU PIGEM y QUIM ÀVILA
DURACIÓN: 70min
FOTO: ROSER BLANCH
PRODUCCIÓN: FLYHARD PRODUCCIONS SL
SALA FLYHARD

En los últimos meses la violencia en las aulas ha ocupado las portadas de numerosos medios. Pero siempre desde el punto de vista del alumno que por una situación u otra coge un arma y ataca a un profesor/alumnos. Lo que no es muy común es que sea el profesor quien ataque al alumno. Eso es lo que plantea Mata el teu alumne. Siguiendo las directrices de una novela bestseller de ficción, un profesor de literatura mata a raquetazos a un alumno. Las causas desconocidas, los protagonistas la familia que intenta esclarecer el porqué y el autor del libro que sufre remordimientos por haberlo escrito.

El punto de partida resulta interesante como una vuelta de tuerca de la situación poco común. Como público te vas preguntando, aquello que la familia del atacante también se va cuestionando. Pero la dramaturgia avanza y las preguntas siguen siendo las mismas, y no recibimos contestación. La acción gira entorno a sí misma durante 70 minutos como una pescadilla que se muerde la cola. No hay más que un planteamiento, me falta llegar a algún lado, que algo tenga sentido. Me sobran todas las repeticiones innecesarias. En definitiva, un buena idea que se pierde al intentar desarrollarla.

Los intérpretes imprimen ese punto de thriller a la historia, pero pecan de no haber sido capaces de adaptar la entonación a la pequeña sala de Sants. ¿Hace falta gritar tanto cuando tienes los espectadores a tocar? No estamos sordos, pero a este paso nos quedaremos, Mata el teu alumne, no es el único ejemplo de este gusto por gritar en los espacios pequeños. La mejor de los tres, Maria Pau Pigem, sus gestos y caras para enfrentarse a la situación de terror, desesperación e incredulidad provocan un especie de "miedo" e inquietud, que a pesar de que el texto la va diluyendo, sus ojos te siguen acompañando.

Al abandonar la sala me doy cuenta de que a veces no hay culpables, que el juego iba de otra cosa, y que quizás tanto giro sin meta alguna venía a decir lo vacíos que estamos por dentro que un día al ver una raqueta podamos utilizarla como arma. De todas maneras, las pelotas del partido no me han llegado a tocar. Setenta minutos tendrían que dar para mucho más que una pérdida del match point.

MATA EL TEU ALUMNE

by on 18:54
DRAMATURGIA y DIRECCIÓN: CARLES MALLOL INTÉRPRETES: PEPO BLASCO, MARIA PAU PIGEM y QUIM ÀVILA DURACIÓN: 70min FOTO: ROSER BLANCH ...

Fuente: Sonia Vizoso (elpais.com) | Foto: Óscar Corral
En la cocina de su casa, Marta Pazos (Pontevedra, 1976) guisa obras de teatro. A fuego lento y en tiempos de bolsillos medio vacíos. Junto a los fogones de su hogar en Santiago de Compostela, sobre una amplia mesa acristalada y con las libretas salpicadas de sabores, esta directora y actriz, cofundadora de la compañía gallega Voadora, imagina, escribe, reúne a los actores, lee los textos, busca la música. En horario escolar, eso sí, porque las tres cabezas de este animal dramatúrgico son una madre -ella- y dos padres -Hugo Torres, su pareja, y José Díaz-. Donde hay niños, la bohemia debe esperar.
Es sobre la mesa de esa cocina del casco viejo compostelano, paladeando el “momento dulce” que vive su compañía de teatro contemporáneo -siete años y una docena de proyectos-, donde Pazos analiza cómo ese sueño ha logrado sobrevivir a los recortes presupuestarios y al IVA cultural. Voadora nació solo un año antes de la quiebra de Lehman Brothers, cuando empezó todo. “Reivindico que también en estos tiempos se pueden hacer las cosas, solo hay que buscar cómo. Yo aquí, en un sitio pequeño como Galicia, puedo hacer teatro de calidad a nivel europeo. ¡Claro que sí!”, proclama la cofundadora de una compañía que ha llevado a los escenarios creaciones como Super8Tokio 3 (cinco galardones en los Premios María Casares de 2013),Waltz, La Tempestad o Don Juan y que prepara ya Calypso, una reflexión sobre el ridículo.
Cuando su pareja, Hugo -un portugués perteneciente a una familia con la dramaturgia en los genes-, le propuso a Marta Pazos montar Voadora, ella tuvo claro que una compañía dirigida por solo dos actores no iba a ningún lado. Necesitaban un gestor, alguien capaz de darle viabilidad a sus creaciones. Ahí apareció José Díaz, un productor procedente del audiovisual que aplica “sus teorías del cine” al teatro. “Somos un monstruo de tres cabezas, nos complementamos muy bien. Hugo tiene ideas muy locas, es muy soñador, y nos lleva a hacer cosas muy divertidas. Yo tengo mirada pictórica, trenzo a los actores. Y José convierte en realidad nuestras ideas”, explica esta licenciada en Bellas Artes, que transitó de la pintura al teatro con el único precedente familiar de su abuela Dalia: “Ha trabajado toda la vida en el campo pero tiene una ironía y una teatralidad que seguro heredé yo”.
Voadora trabaja cruzando la raia, la frontera entre Galicia y Portugal. “Esta compañía son dos portátiles y un Ipad. Somos muy móviles. No queremos tener un teatro, queremos movernos en cada proyecto”. Depender de dos países también ha sido un salvavidas, sobre todo porque el vecino luso, castigado por una crisis económica aún más salvaje que la española, tiene un “nivel cultural altísimo” del que aprender. Como hacen sus colegas portugueses, que estampan los carteles de sus montajes con “mil logos”, Marta Pazos y sus compañeros buscan multitud de fuentes de financiación para sus espectáculos. En La Tempestad, una de sus últimas creaciones en cartel, una sorprendente puesta en escena de la obra final de William Shakespeare pasada por el tamiz del teatro contemporáneo pero respetando el texto original, recurrieron a todos los bolsillos posibles, incluido el crowdfundig. Sus mecenas son restaurantes que patrocinan la comida de los actores que vienen de fuera, peluquerías… “El dinero es un problema, pero viene y va. ¡Claro que hemos estado con el agua al cuello! Que tengas mucho trabajo no quiere decir que tengas mucho dinero. Pero te sientes feliz y, por tanto, también rica”. En Galicia, dice, gorgotea una “efervescencia cultural”, una eclosión de talento. “Las condiciones laborales son muy duras: diez veces más trabajo para ganar diez veces menos. Pero están saliendo productos culturales que triunfan internacionalmente”.
Esta directora y actriz se ha embarcado con su familia en una vida nómada, entre canguros y sacaleches. Su hija Olivia, de 5 años, está matriculada en un colegio gallego y en otro portugués, dentro del programa educativo especial que tiene la Unión Europea para artistas itinerantes, y, acostumbrada como está la pequeña a asistir a los ensayos de Voadora, hay que retenerla en la butaca cuando acude al teatro como espectadora porque quiere subirse al escenario. Su hermano Noel, de seis meses, creció en la barriga de su madre con La Tempestad en los escenarios. La compañía teatral con la que conviven estos dos niños también intenta promover el relevo generacional en palcos y plateas. Fue, como no, de Portugal de donde copiaron las peculiares guarderías que han creado para sus espectáculos, talleres infantiles sobre la obra que representan en donde los padres pueden dejar a sus críos mientras asisten a ella. “El teatro está en auge porque vivimos en un mundo donde no nos tocamos. Nosotros somos analógicos y la gente busca aquí el calor que no le dan las pantallas”.
Como creadora, a Marta Pazos le obsesiona encontrar la forma de captar la atención de ese espectador de hoy que mastica la cultura a través de la pantalla. Le gusta camuflarse entre butacas para estudiar la reacción del público; descubrir cuándo ríe, cuándo se sorprende. “Tomo nota y retoco la obra”. En La Tempestad, un montaje intenso que sumerge a espectadores clásicos en ese “planeta Voadora” de danza, magia e ironía, ha comprobado cómo llega un momento, siempre el mismo, en el que una persona del público, normalmente un hombre maduro, se levanta y se va. El próximo 12 de julio en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro volverá a poner a prueba su teoría.

Cuestión de gustos

1. ¿En qué obra se quedaría a vivir?
En Wish Tree de Yoko Ono. Escribes tu deseo en un pedazo de papel, lo atas a la rama de un árbol y esperas a que se cumpla.

2. ¿A qué artista de todos los tiempos invitaría a cenar?
A Jim Henson y a David Bowie, sería un precioso reencuentro entre ambos. Cenaríamos ostras encima de un piano y beberíamos champán hasta el amanecer.

3. ¿Qué encargo no aceptaría jamás?
Dirigir algo que me aburriese soberanamente. Me pongo de muy mal humor cuando me aburro trabajando. Por suerte esto no pasa casi nunca.

4. ¿Qué obra de teatro no pudo terminar?
Las ranas de Aristófanes. Un amigo me dijo que me veía dirigiéndola pero no conseguí acabar de leerla.

5. ¿Qué hizo el último fin de semana?
Actuar, visitar el Museo de Historia Natural con mi familia y devorar el último Macanudo de Liniers.

6. ¿Qué está socialmente sobrevalorado?
El éxito. Hay que reivindicar el derecho al error, fomenta la creatividad.

7. ¿A quién daría un premio?
A mi abuela. El Nobel de la generosidad, la lucha y la retranca.


Fuente: Javier López Rejas (elcultural.com) | Foto: Antonio Moreno

Atenas. Año 399 a. C. Sócrates, famoso filósofo y veterano de guerra, comparece ante un tribunal de justicia al borde de los 70 años. Detrás, una vida pródiga en proezas dialéticas (recogidas por Platón, Jenofonte y Diógenes Laercio, entre otros) que elevaron su nombre por todas las plazas de la Hélade. Sus soberbias dotes oratorias, al servicio de un insobornable código ético, le proporcionaron tantos seguidores como detractores. Es el caso de Aristófanes, que en Las Nubes perfiló un personaje ridículo, más deforme y feo de lo que ya era, y un desastrado intelectual. Nada le ayudó a evadir su destino final.

Ánito, el instigador de la denuncia, acusa, junto a Meleto y Licón, a un orgulloso e imbatible anciano de no reconocer a los dioses, de introducir cultos nuevos y de corromper a la juventud. Las tres acusaciones fueron rebatidas por Sócrates con su proverbial verbo ante el pueblo ateniense, que contempló cómo ejerció su defensa utilizando sus afilados e incontestables argumentos. La ignorancia, la política y, por qué no, la envidia, fueron las auténticas causas de su muerte. No la cicuta final. “Si me condenáis a muerte, siendo tal y como digo que soy, no me vais a hacer más daño a mí que a vosotros mismos”, recoge Platón en su Apología de Sócrates. Y añade: “Me absolváis o no me absolváis no me comportaré de modo diferente, ni aunque hubiera de sufrir mil veces la muerte”.

Leyes, poder y diálogo

Mérida. Julio de 2015. Mario Gas reconstruirá en el Festival de Teatro Clásico, del 8 al 12, el juicio del que fuera el primer gran filósofo de la historia. Al tiempo, reflexionará sobre la utilidad de las leyes, el poder de la palabra y la fuerza del diálogo para interrogarnos finalmente sobre lo relativo del conocimiento. Gas recoge así el guante escénico en medio de una España convulsa, arrasada política, social y culturalmente por la impostura y la corrupción. Ningún mensaje es más oportuno en estos momentos que el que declamará en la palestra de la localidad extremeña José María Pou. “Cualquier persona que tenga ojos, oídos y cerebro, y haga uso de la capacidad de sentir se da cuenta de que estamos en una época de gran confusión en la que todo es especulación -explica el director y autor a El Cultural-. Creo que en el teatro se pueden explicar cosas sin que ello signifique caer en el panfleto. El teatro tiene una relación metafórica con la realidad, de la que absorbe todo cuanto ocurre. Pienso en todas esas personas que se llenan la boca de democracia para luego utilizarla a su favor o en favor de una minoría... Sócrates fue un hombre que trabajó con las leyes y que creía en un orden marcado por la verdad y la honestidad y lo llevó hasta sus últimas consecuencias. Hoy se habría topado con el poder y estaría aniquilado o en un psiquiátrico”.

El texto, elaborado entre Gas y el actor Alberto Iglesias, está basado en los escritos de filósofos e historiadores griegos que se hicieron eco de la aventura existencial de Sócrates pero también hay “cosecha propia” inspirada en ensayos contemporáneos. Pese a que la idea de subirlo a un escenario surge de la lectura del Sócrates de Enrique Llovet -llevado a escena a principios de los setenta por la compañía de Adolfo Marsillach- nada hay en esta propuesta de lo ideado por el dramaturgo malagueño. “Es evidente que habrá algunas coincidencias pero nuestro trabajo es distinto -aclara Mario Gas-. Si en algo puede parecerse es en la presentación de los personajes (en el hecho de que algunos actores interpreten varios roles) pero ahí se acaban las comparaciones. Queríamos darle un enfoque más personal, más centrado en el juicio y más conectado con el público. Es un espectáculo dramático-narrativo y por eso pienso que hasta que no se confronte con él no puede decirse que la obra está completada”. El público juega en este Sócrates un papel fundamental. Es el interlocutor necesario y la pieza que hace vibrar la escena. Desde su posición pivotan las interpretaciones. De principio a fin, asistimos a una celebración colectiva, a un aquelarre en el que todo está dispuesto para interpelar y ser interpelado, para mostrar, como recoge Platón, que “de la riqueza no deriva la virtud sino que es de la virtud de donde deriva la riqueza y todas aquellas cosas que para el hombre, tanto en el ámbito público como en el privado, constituyen un bien”.

A estas reflexiones de Sócrates no es ajeno José María Pou, estos días perdido por las calles de Barcelona estudiando el papel. Vive la experiencia de forma obsesiva, como si recitara su texto, paso a paso, por los rincones del ágora. Le gusta el aire libre para prepararse la interpretación de un hombre libre. Por eso parte de la famosa sentencia del ateniense “sólo sé que no sé nada” (contradiciendo a la pitonisa de Delfos que lo entronizó como el hombre más sabio de Grecia) para interiorizarlo y mostrarlo como un ciudadano “que se hace preguntas para provocar nuevas preguntas”.

Pou quiere empezar desde cero. Olvidarse de los personajes “muy reales” que acaba de interpretar, al genial Orson Welles y al director de orquesta Wilhem Furtwängler, para meterse de lleno en quien es, según su opinión, “el primer condenado a muerte por la democracia”.

Mario Gas califica el trabajo de su actor estrella de versátil. “Posee eso que José Luis Gómez llama el ‘logos'. Y lo tiene muy bien aposentado. Dialoga sobre el escenario de una manera magistral. Pone todo su cuerpo, su inteligencia y su sensibilidad al servicio del personaje”. La misma entrega que utilizaron los actores de referencia que ambos han utilizado para levantar este Sócrates: Charles Laughton (en especial su interpretación en Tempestad sobre Washington) y Michel Simon.

Un oratorio laico

“Creo que va a ser un espectáculo muy vivo -explica Pou a El Cultural-. Hay un gran paralelismo con el hombre de hoy, especialmente en lo que se refiere a la conexión con la injusticia que vivimos. Me gusta el planteamiento de Mario Gas, que lo aborda como si se tratara de un oratorio laico. Veremos un espectáculo desnudo, sin grandes elementos escenográficos, pero sin embargo extraordinariamente interactivo”.

Pou parece angustiado pocos días antes del estreno en Mérida. La fase de ensayos pone en evidencia la cantidad enorme de palabras que ha de memorizar. Cerca del 80 por ciento del texto es suyo y los parlamentos dirigidos al público ahora le parecen interminables. “En esta fase estás acojonado”, reconoce, pero le puede la dimensión del personaje y del mensaje que nos ha llegado: “No hace falta ser actor para querer reproducir sus palabras, pronunciadas cara a cara tanto a los poderosos como a los más humildes”. Es la misma dinamita verbal que encontramos en algunos pasajes de Recuerdos de Sócrates, de Jenofonte: “No necesitar nada es algo divino, y necesitar lo menos posible es estar cerquísima de la divinidad; como la divinidad es la perfección, lo que está más cerca de la divinidad está también más cerca de la perfección”.

El regreso de Paco Azorín

El texto transparente y la manera rigurosa y veraz de llevar a las tablas el juicio y la condena de Sócrates es lo que animó a Paco Azorín a firmar la escenografía. El año pasado abrió el festival que dirige Jesús Cimarro siendo director de Salomé, una audaz revisión de la ópera de Strauss, protagonizada por Ángeles Blancas, que le consolidó como una de las figuras más ubicuas de nuestro teatro. “Siempre que trabajo en Mérida intento encontrar un vínculo con esa arquitectura milenaria. Hemos creado un senado o hemiciclo en el que se debate sobre la vida de Sócrates. El punto de partida de mi propuesta es continuar el graderío del teatro romano en el escenario con una zona central de actuación. Los espectadores serán público pero también jueces, testigos y acusadores”.

Mario Gas destaca en esta puesta en escena la creación de unos asientos que están destinados a los actores, “pero dando a entender en todo momento que también podrían ir destinados al público asistente”. Un vestuario atemporal, abrigos en forma de túnicas y actores con camisa y pantalón completan un planteamiento sin referencias historicistas en el que, según el director, “el público tiene que entender que no estamos haciendo historias ejemplares de la humanidad”.

Para Azorín, Sócrates debe ser reivindicado siempre pero estos días de manera especial: “Fue un pensador que luchó, y murió, en la defensa de la verdad. En un momento como el que estamos atravesando, en el que la verdad se ve cuestionada, escondida, disimulada, maquillada y retorcida por los políticos, los medios y las redes sociales, la conveniencia de reivindicar su figura y su discurso se convierte casi en una obligación”.

Inasequible al desaliento, Sócrates dejó dicho, si Platón fue fiel a sus palabras, que mientras le quedara una gota de aliento seguiría filosofando. De ahí que Mario Gas haya abordado el personaje que veremos en Mérida desde la perspectiva de un hombre que entiende la moral como algo superior, tanto para el individuo como para la colectividad, y que elige la ética frente a la política: “Por eso tuvo muchos enfrentamientos con la política del momento. Fue un hombre de una gran resistencia pasiva”. Con todo, Gas y su equipo (completado por Carles Canut, Amparo Pamplona, Borja Espinosa, Guillem Motos, Pep Molina y Ramón Pujol) no han querido convertir el espectáculo en un tratado filosófico, apostándolo todo al imaginario teatral. “Pero ya es hora de marchar, yo a morir, vosotros a vivir”, dice Sócrates en la Apología de Platón. Sentencia que culmina en el Fedón ante Simmias y Cebes: “Los hombres ignoran que los verdaderos filósofos sólo laboran durante la vida para prepararse ante la muerte: siendo así, sería ridículo que después de haber estado persiguiendo sin descanso este único fin comenzara a retroceder y a tener miedo cuando la muerte se les presenta”. 
Fuente: Aurora Intxausti (elpais.com) | Foto: Samuel Sánchez
“Soy un hombre bendecido y afortunado”. Lo dice con una gran sonrisa mientras fuma un cigarrillo en una terraza desde la que se divisan los edificios centenarios de Alcalá de Henares. El actor, director y músico estadounidense Tim Robbins, bajo un sol de justicia solicita un café espresso y habla de su último proyecto teatral, A Midsummer Night´s Dream (El sueño de una noche de verano), de William Shakespeare, con el que lleva viajando un par de años. Hoy y mañana se representa en el Festival Clásicos en Alcalá y, del 3 al 6 de julio, en Almagro. Se intuye su entusiasmo por el número de veces que sonríe durante la entrevista, habla con respeto del trabajo artístico en el que están inmersos sus tres hijos, Jack, Miles y Eva, y se manifiesta orgulloso de los derroteros en los que está su carrera. Acaba de dar el salto a las series de televisión con The Brink, en la que interpreta junto a Jack Black y Pablo Schreiber a tres hombres que buscan cómo solucionar una crisis geopolítica que podría derivar en una Tercera Guerra Mundial.
“La forma de aprender es cometiendo errores. Esta obra teatral la elegimos durante los años de crisis económica y pensamos que teníamos que hacer algo que animara al espectador, que le sacara del ostracismo en el que estaba sumido. Que disfrutara de la alegría y vitalidad que transmite Shakespeare en su texto”.
¿Qué tiene Shakespeare para que siga tan vigente entre nosotros?
El corazón y el entendimiento de la condición humana. En esta obra se hace referencia al caos que existe en el mundo, a las enfermedades, a las hambrunas que pasan los hombres y hay detrás un mensaje vitalista con el que descubres que si abres los ojos alguien te querrá y recibirás ese amor. ¿Qué otra obra de teatro puede transmitirte tanto entusiasmo? Esta pieza es un tesoro lleno de joyas que vas encontrando con el tiempo. Un actor cuando las encuentra se siente tremendamente complacido.
Empezó en la música para salir del hoyo en el que estaba sumido.
Cualquier tipo de arte es capaz de eliminar el monstruo que atrapa el cerebro. Mantener y sacar a flote el espíritu humano. El entretenimiento sin arte puede destruir al individuo. Algunas veces las historias que crea tu mente pueden reforzar la violencia, el cinismo y el nihilismo. Puede producir lo negativo y también hacer crecer los aspectos más positivos del ser humano. Es más difícil tener que luchar cada día, levantarte y seguir adelante.
Ha triunfado en varias actividades artísticas: ¿se considera un hombre afortunado?
Muy bendecido y muy afortunado. Me siento afortunado de poder tener un lugar donde poder crear historias y hacerlo de la misma forma en que creaba mis películas: con integridad, con autonomía, sin jefes. Prefiero hacer un trabajo puro y del que me sienta orgulloso para diez personas que algo corrupto y condicionado para cien.
¿Es creyente?
Creo en el espíritu y el espíritu puede adoptar muchas formas diferentes.
¿El éxito le ha hecho feliz?
Quizás al principio cuando descubres este mundo. Ahora, estar con mi hijo Miles cantando en un concierto en Lyon (Francia) una canción country que había compuesto él, con la compañía de teatro haciendo el coro y los espectadores tarareando la música, te llena de orgullo. En ese momento me giré en el escenario y vi a mi hijo con una cara de felicidad enorme y fue emocionante. En esos instante me di cuenta que esos segundos no tienen precio.
¿Quién considera que es mejor músico: su padre, Gil Robbins, su hijo, Miles Robbins, o usted?
Sin duda alguna mi padre. Tuvo gran éxito a lo largo de su carrera y tocaba un tipo de música que me gusta. Mi hijo está en ello y mi hermano David es genial. Es el compositor de la obra El sueño de una noche de verano y es espectacular verle tocar cualquier instrumento. El peor de todos soy yo, pero no por ello voy a dejar de hacerlo. Me gusta componer y cantar.
¿Puede haber un problema de egos en una familia como la suya?
He pensado en ello muchas veces. —Tarda en contestar, duda y frunce el ceño antes de dar una respuesta—. Todo depende de cómo te enfrentes al éxito. Yo sé que nunca podría hacer lo que logró mi padre, ni tampoco lo he intentado. Mi trayectoria ha ido por otros derroteros y mis hijos tienen que encontrar su propio camino. Jack, mi hijo mayor, está haciendo cosas que yo no hubiera sido capaz de hacer con 26 años. Ha rodado un documental fantástico sobre las gentes sin hogar, dos películas y ha montado una exposición sobre sus dibujos. Miles, con 23, tiene dos álbumes grabados y va por el tercero, y mi hija Eva lleva trabajando de actriz desde los 14. Los tres están haciendo cosas que sus padres no hicieron. Ellos tienen que buscar su propia identidad y eso estoy seguro que les dará poder.
¿Qué opina sobre reforma sanitaria de Obama?
Un miembro de esta compañía de teatro tiene a su madre enferma, sin esta ley tendrían que vender la casa. Quiero una salud pública universal, pero para Estados Unidos es un gran logro.

Los sueños castellanos

MARGOT MOLINA
Las disparatadas aventuras de Hermia y Lisandro han sido una constante tentación para los directores de escena. Muchos han soñado alguna vez con montar ‘El sueño de una noche de verano’ y  bastantes lo han conseguido pero, sin duda, uno de los sueños más dulces que la obra de Shakespeare ha tenido en castellano es la versión que Ur Teatro estrenó en 1992, mantuvo en cartel hasta 1998 y repuso en 2009.
Un sueño que arrastró a más de 400.000 espectadores al teatro. “Con este montaje nosotros abrimos un camino. Nuestra versión supuso una forma diferente de enfrentarse a un clásico en España desde una compañía privada”, apunta Helena Pimenta, fundadora y directora de Ur Teatro y responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) desde 2011.
Las claves del éxito de ‘El sueño…’ de Ur, además de la ternura y la inocencia con la que la compañía se enfrentó al texto, fueron varias. Helena Pimenta las analiza ahora, cuando Tim Robbins está a punto de estrenar en Almagro su visión de ese bosque en el que Puck y Titania hacen de las suyas. “Descubrimos que superponiendo una trama sobre otra podíamos desarrollar la obra con solo seis actores, que hacían cuatro personajes cada uno”, reflexiona la directora que actualmente está ensayando ‘El alcalde de Zalamea’ con la CNTC. “El resultado fue posible gracias a  la formación que veníamos haciendo en UR desde hacía varios años en clown y danza contemporánea, porque la obra tiene lenguajes muy distintos”, añade Pimenta. Y recuerda que después del éxito de ‘El sueño…’, por el que la compañía recibió el Premio Nacional de Teatro, pasaron “mucho miedo”. “Era como tener un agujero delante ante el que dudábamos si saltar o no”, precisa.
Durante su dilatada carrera Miguel Narros (Madrid, 1928-2013) se adentró en los vericuetos mágicos del mundo de las hadas en dos ocasiones con mucho éxito. La primera en 1986, en el Teatro Español, y en 2003 estrenó la versión que hizo de la obra Eduardo Mendoza y que protagonizó Verónica Forqué. Otro de los montajes del texto de Shakespeare que ha dejado huella en la dramaturgia española fue el de Morboria Teatro en 2008.

Font: Jacinto Antón (elpais.com) | Foto: Massimiliano Minocri
Ramon Simó (Tarragona, 1961), director del Grec, recibe en el teatro de Montjuïc, centro vital, simbólico y si se quiere anímico del festival que no en vano lleva su nombre. Nos sentamos en las escaleras, arriba de todo. Es de día, en el escenario trajinan los técnicos y la entrevista la puntean a todo volumen, haciéndonos pegar algún bote, las pruebas de sonido. Los asientos de las gradas permanecen envueltos en bolsas de plástico rojas, lo que arroja una imagen desacostumbrada. El miércoles se inaugura aquí, en esta gran boca expectante, la nueva edición del festival de verano de Barcelona (del 1 al 31 de julio) con el estreno de Vorònia, espectáculo de danza de La Veronal. El día antes, el martes, se celebra en la plaza de Margarita Xirgu la acostumbrada fiesta popular gratuita que preludia la inauguración oficial y que este año cuenta con Obeses, la Banda Municipal y Oques Grasses. En total, el festival ofrece un centenar de propuestas de música, danza, teatro y circo, con varias producciones que mezclan varios de esos géneros. Una verdadera avalancha de sensaciones en busca de su público.
¿Qué tal de ánimos en estas vísperas? “Bien, muy bien, soy bastante optimista este año”, responde Simó, que parece feliz (en realidad siempre lo parece) aunque suda copiosamente. ¿Cree que tiene bastante visibilidad este año el festival? “No está mal, hemos retrasado un poco la campaña, para no coincidir con el Primavera y el Sónar, pero ahora ya estamos a plena marcha. Tenemos una campaña muy potente en la Red, que llega mucho a la gente”. El director considera que el festival ocupa el lugar que querían. “Somos la fuente de creación en verano, ese es nuestro espacio, desgraciadamente no hay mucha más oferta que la nuestra”. ¿No es eso contradictorio?: a menos oferta, más público para el festival. “No es ese el objetivo, competir, y de hecho, con más oferta artística en la ciudad nosotros podríamos ser más específicos”.

El presente como tema

El festival presenta muchas coproducciones. “Mi idea es que en época de crisis como la que vivimos, el Grec ha de jugar en red, colaborando”, señala Simó. Sin embargo, afirma, eso no supone desvirtuar el concepto de un festival homogéneo artísticamente. “El 90 % de las propuestas tienen su origen en el propio Grec y entonces buscamos colaboradores, socios, para impulsar esas ideas, somos los impulsores”. Esta edición, apunta, las líneas directrices generales son las mismas. “Yo no soy ortodoxo precisamente, pero insisto mucho en esos principios básicos. Muchos espectáculos, de distintos géneros, tienen el presente como tema; producciones tanto de aquí como de fuera que hurgan en la historia reciente. Otra característica es que tienen lenguajes contemporáneos y una tercera es que son susceptibles de interesar tanto aquí como fuera”.
De la relación con la nueva administración municipal, el director dice que aún no ha tenido contacto y que aprovechará el festival “para irnos conociendo los que no nos conocemos”. Mirándole el pendiente de oro en la oreja izquierda, la coleta y las zapatillas rojas, le digo que en realidad parece más cercano a Colau que a Trias, con el que mostraba un notable contraste de look en las presentaciones del festival. “Sí”, ríe, “ideológicamente está claro, aunque he trabajado con Gobiernos de diferentes colores y honestamente he de decir que con Convergència no he tenido ningún problema”. La idea de fiesta popular de apertura también le pega más a Colau. “Sí, pero la tuve yo cuatro años antes”. A Simó, por contrato, le quedan este Grec y el próximo (cuatro años más una prórroga ya firmada para el quinto). “No sé qué pasará luego, habrá que hablar, y si les gusta el proyecto…”. Tiene planes, entre ellos dotar al escenario del anfiteatro de un telar que lo cubra —con el reto de no estropear las vistas— y que permita colgar decorados y una mejor iluminación escénica.

"Mi nombramiento fue deportivo"

¿La presencia de Jordi Martí en el equipo de Colau podría suponer un contratiempo para su continuidad? Martí se quejó en 2011 desde el PSC de su nombramiento “a dedo” —y no por concurso— por parte de CiU. “Por consenso solo se ha nombrado una vez al director del Grec, en el caso de Ricardo Szwarcer, mi predecesor. Y se me ofreció el cargo tras una ronda de consultas. Fue bastante deportivo”.
Simó subraya que ha intentado “acercar el Grec a la gente”, acudiendo personalmente a las Bibliotecas para explicarlo o haciendo uso de canales en Twitter. Se ha esforzado “en hacer entender que hay cosas de la cultura más elevada que no están tan lejos de la gente corriente, que son más suyas de lo que ellos mismos se piensan; esta es una de mis obsesiones, acercar esa cosas a la mayoría del público”. Recuerda que en su época de director de Tàrrega, “recomendé a la gente de la localidad ir a ver algo como La pantera imperial de Carles Santos y me lo agradecieron mucho”. Afirma que el Grec “no es Peralada ni Pedralbes ni un festival de la costa brava; ha de notarse que somos un festival público y no privado; aspiro a atraer a mucha gente sin hacer cosas tan populares”.
En la programación de este año, ¿faltan cabezas de cartel? “No creas, quizá no son los más conocidos, pero ahí están nombres como los de Alain Platel, Ivo Van Hove, Peeping Tom… Evidentemente faltan los más famosos, hay que ir combinando, el año pasado estaban, el año que viene, que es el 40 aniversario del festival, volverá a haberlos. Pero insisto, los Peeping Tom han ganado el Premio Olivier. Hemos ido creando una confianza en el público con gente como ellos. No están los Complicité, ni Declan Donnellan. Ya volverán”.

Teatro necesario

¿Hay competencia con Temporada Alta de Girona? “No, me encanta que haya un festival de otoño allí, y me gustaría que hubiera uno de invierno aquí, y de primavera. No juego nunca a la competencia, ese no es el objeto de la cultura. Salvador Sunyer en Temporada juega más a los grandes nombres, yo soy más osado y busco más descubrir cosas. Es bueno conocer cosas buenas. Este año vuelve MIlo Rau con la historia de un salafista belga que parte a luchar por el califato: historias de la nueva Europa. Costará que sea un éxito pero es teatro necesario, que abre perspectivas. Esas cosas me tientan”.
¿Cómo hay que acercarse a este festival que empieza? “Pensando que hay de todo, una parte lúdica muy importante, y no me refiero solo a la música, hay espectáculos de danza y de teatro también muy para pasarlo bien. Pero me gustaría que la gente entienda que para tener una experiencia completa del festival ha de tratar de ver asimismo esa parte que a priori parece más seria, más exigente, cosas susceptibles de llegarte más adentro. Es como combinar en una cena dulce y amargo para lograr una experiencia placentera. La duración del festival permite eso, reír, el compromiso político, la experiencia íntima y personal. Ha de ser posible ese recorrido”.
En tiempo de crisis, ¿es el Grec algo que nos podemos permitir? “Debemos hacerlo. Es absolutamente necesario. Considero la cultura tan importante como la sanidad. La una sana el cuerpo, la otra el alma. Hay un verdadero riesgo de aculturización, un desprecio general por la cultura que me entristece y enfurece. La cultura no es algo accesorio y secundario”. Simó aboga por dejar la cultura en manos de las personas que la conocen y no negociar políticamente con ella. “La cultura la ha de llevar la gente que se dedica a ella”, sostiene y clama mirando al cielo azul sobre el anfiteatro: “¡No hagáis de la cultura una moneda de cambio!”.

A no perderse

El año pasado la inauguración del Grec con Wonderland no convenció. “Era un buen espectáculo pero no necesariamente para inaugurar”, confiesa Simó. Explica que la inauguración prevista era Bartabas con su último espectáculo ecuestre Golgota, pero falló. “Esas cosas pueden pasar”, dice. De la programación de este año afirma que el montaje de La Veronal —de nuevo abre con danza— es algo “que no debe perderse nadie”. Admite que hay muchos estrenos, “lo que comporta siempre un riesgo”, pero recalca que hay cosas estupendas “pequeñas y grandes”. Cita En avant, marche!, de Platel, La voix humaine, de Van Hove, À louer, de Peeping Tom. “Pero hay otras cosas, como la obra que trae la compañía chilena La Re-sentida sobre la caída de Allende, una visión ácida de la memoria, o Milos Rau, o el circo de la compañía XY, una maravilla, en la que la acrobacia habla, o Pals de Leandro Mendoza”.
En cuanto a la producción “de aquí”, el director señala el espectáculo sobre Neus Català, interpretado por Mercè Aranega, We Women, de Sol Picó, el Bangkok de Antonio Morcillo en la Villarroel… “Todos son mis hijos”, recalca abriendo las manos en un gesto de impotencia para hacer justicia a tantos espectáculos. No obstante, esas noches mágicas del Grec… las de Sylvie Guillem, Inferno, Ute Lemper… “Las vamos a tener con XY, con Joan Manuel Serrat, sin duda; con Amor & Shakespeare”.¡Shakespeare!, del que había renegado en su primer Grec. “Sí, jajaja, pero poco ortodoxo. Tenemos otro también muy recomendable, y también en gran formato en el anfiteatro, Ninet’inferno”.

Font: Jordi Bordes (elpuntavui.cat) | Foto: Juanma Ramos
Fins al 6 de juliol, Mouhamadou Diol imparteix tallers de teatre a Barcelona, Lleida i Vic. L'Ajuntament de Barcelona ha donat suport al Curs de Dinamitzadors en Teatrefòrum Intercultural, organitzat per La Xixa, Casa Àsia i Intercultura, enfocat a la formació de facilitadors que treballin prejudicis i estereotips en relació amb la població migrant. Mouhamadou Diol és un referent del teatre de l'oprimit a l'Àfrica i dirigeix des de fa 10 anys el Festival Internacional de Teatrefòrum de Dakar (Senegal).
El teatre de l'oprimit es crea per resoldre situacions d'injustícia. Fa anys que està latent en llocs com Amèrica Llatina i l'Àfrica. Per què mai sembla que resolgui els conflictes de la vida real?
Els teatres estan globalitzats a molts nivells; el teatre de l'oprimit no ha pogut accedir a tots els nivells, ni tots els conflictes tenen la mateixa dimensió. Sí que és cert que el diàleg és l'eina principal de resolució de conflictes en totes les cultures. El diàleg és l'eina per excel·lència. El teatre de l'oprimit persegueix les diferents dimensions essencials de la vida (des de la política, la cultura, la religió, la psicologia de l'individu...). Nosaltres procurem explicar-ho a través d'accions que projecten imatges. Tots tenim interpretacions diferents d'aquestes imatges que comporten contradiccions. Aquests descobriments de l'altre són el que genera repercussions. És indispensable conèixer l'altre: Quina és la imatge que tenim els africans d'Europa? I viceversa?
Com s'enfronta un conflicte a través del teatre de l'oprimit?
Hi ha diferents estadis. Primer cal explorar i establir un diagnòstic. És a partir de llavors que es pot plantejar l'acció (escènica) i la posterior avaluació entre la comunitat. En aquest procés tothom descobreix que no hi ha una única interpretació del conflicte, i en prenem consciència.
Posi'm algun exemple real del seu treball a Dakar.
Per abordar la contaminació de la badia de Hann. O sobre l'emigració amb el muntatge El judici als clandestins. Des d'aquesta badia de Hann (que se la coneix també popularment com a Port de Barcelona ) surten molts vaixells cap a Europa. No és que aquest vaixell pugi fins a Barcelona, es diu la ciutat com un concepte abstracte que implica occident. Quan som crítics amb els que emigren durant l'obra, som mal vistos. Aquesta obra la representem des del 2006 aproximadament i volíem qüestionar el fet dels que marxaven. Ara, la mateixa peça serveix per explicar la dificultat de poder tornar. I és que, ara, al Senegal molts emigrants estan tornant. És un teatre que pretén intervenir en la realitat social. A l'obra es mostren les dues cares d'Europa: la cara humanitària amb la Creu Roja que acull els migrants (pels africans és molt important l'acollida), però també l'altra cara, la de la policia i la il·legalitat de les persones (també ensenyem com molts acaben treballant venent bosses il·legals i amb la jugada de recollir-los). Aquesta escena generava una gran discussió entre el públic.
I la màfia que abusa del miratge del progrés a Occident?
És una mala interpretació. Com a mínim al barri d'on jo sóc, Yarakh, a Dakar. Nosaltres som una comunitat que decideix en conjunt quin vaixell s'arreglarà per marxar, quins membres de les diferents famílies emprendran el viatge i quants diners es necessiten per poder fer el viatge i qui ho coordina. Hi ha plena confiança. És veritat que en aquest vaixell, un 60% són els de la comunitat i un altre 40% venen de poblats d'interior que només paguen la travessia.
Però si fos tan perfecte, no es trobarien vaixells a la deriva ni es comptarien tantes desaparicions a la Mediterrània.
És que al costat dels vaixells que surten del Senegal hi ha els que surten de les costes del Nord i que s'omplen amb emigrants que han creuat el desert i vénen de països com Mali, Guinea o Sierra Leone. Des del Senegal, a vegades, també hi ha naufragis però s'informa tota la comunitat.
Per què la gent se'n vol anar?
Nosaltres aspirem que la gent pensi com es pot fer la vida millor a casa seva.Com es pot evitar que situacions com les d'avui es repeteixin. En l'obra, també donem la part de responsabilitat als europeus perquè sovint només es veu els africans que creuen el mar però nosaltres veiem com les multinacionals europees s'instal·len al Senegal i acaparen tant la terra com el mar. No pot ser tampoc que els europeus acaparin els recursos i ho facin pagar als que abans ho disfrutàvem nosaltres.
Llavors, quina ha de ser la solució?
Cal admetre que hi ha una mala governança dels polítics africans, en general: malversació de fons, nepotisme, corrupció... Tot això ho fa molt difícil. Tenim sort que la vida tingui una base social molt més important que la política. Amb el nostre teatre, pretenem que les persones també assumeixin la seva responsabilitat de suportar aquesta situació política.
Quina relació hi ha entre aquest teatre més social i el de les programacions convencionals?
En tot el Senegal hi ha dos teatres, i són del govern. Ningú hi pot entrar. En 20 anys no hi hem actuat mai.
I a les places, com es convoca la gent?
El nostre problema és molt diferent del vostre. Nosaltres patim perquè no hi hagi massa gent. La gent segueix la funció des de les finestres, per les teulades...
A Europa, veiem amb preocupació el creixement d'Estat Islàmic, un grup que es reforça amb joves europeus capaços de defensar la violència...
Jo ho segueixo amb molt d'interès. Europa va créixer amb la crisi financera, la monetària i la social. Ara hem de veure com pot seguir creixent amb aquesta nova crisi. El que serà clau és el contingut que li donem a aquesta crisi, si l'aprofitem per aprendre coses. No s'entén que una part de l'Àfrica en vulgui dominar una altra només pel fet de ser musulmà o d'origen musulmà. També és cert que en la nostra part de l'Àfrica, la subsahariana, ho hem conegut molt poc això, encara, exceptuant Nigèria que està immersa en el terrorisme. En la meva Àfrica només es coneix d'Europa el que passa a França (és una antiga colònia francesa). Per això l'activisme del teatre de carrer és que parla directament.
Però en aquesta mirada hi pot faltar molta informació.
Tens raó. No ens falta contingut però sí informació. La natura té aquesta saviesa. Nosaltres presentem un got mig ple i són les opinions dels espectadors el que l'acabaran omplint.
Què és més important el punt de vista de l'altre o bé reforçar l'actitud de la víctima perquè en deixi de ser-ne?
La nostra intenció és poder créixer amb les dues. En tots hi ha algun element que ens uneix, amb el que ens podem sentir identificats. Ens uneix els principis i els valors.

Quina ha estat la seva carrera artística?
Jo no tinc cap formació teatral. Vaig arribar de cop, com la majoria dels meus companys. Visc en un barri difícil, pobre, però partim d'una comunitat, que té necessitat de viure junta. És molt forta. Defensar aquesta vida comunitària és defensar-se un mateix.. també cal dir que no estic sol en el projecte al Dakar. Vam compartir connexions amb Augusto Boal, compartim connexions amb Amèrica Llatina i amb La Xixa Teatre.

Partiu de les arrels de la comunitat, en plena civilització. Què es manté del teatre ritual, de la música i el ball en les vostres creacions?
Fem un teatre de l'oprimit diferent de la resta. Nosaltres partim de la tradició de la oralitat. I és que bona part del Senegal no sap llegir ni escriure, tot i que té un notable nivell intel·lectual, gràcies a l'oralitat. Les persones que no son capaces de llegir i escriure són capaces d'assumir professions intel·lectuals que no es troben a Barcelona, París o Grècia. Ells no tenen la capacitat d'escriure però, depèn com, tampoc està malament que sigui així.

Font: ara.cat
'In His Own Write', 31 textos breus, poesies i il·lustracions que destil·len ironia i amb els quals Jonh Lennon va debutar a les llibreries el 1964, tindrà una adaptació teatral.
L'obra, en què es llegiran els poemes força surrealistes del líder dels Beatles, es podrà veure al Festival Fringe d'Edimburg aquest estiu. L'obra, que s'ha finançat amb una campanya de micromecenatge, té el recolzament de la vídua de Lennon, Yoko Ono, que ha dit que segurament viatjarà fins a Escòcia per veure-la.
Obtenir el permís d'Ono és força difícil. Jonathan Glew, un actor i director de 35 anys, ho va aconseguir: "Vaig passar-me una setmana escrivint la millor carta de la meva vida", assegura a ' The Guardian'
A la ciutat escocesa es podrà veure una altra obra inspirada en el líder dels Beatles: 'Lennon: Thorough a Glass Onion', que serà en part un concert i en part una biografia. Lennon anava sovint a Edimburg quan era petit a veure la seva tieta i els seus cosins i més tard a passar les vacances amb Ono.

Fuente: Jesús Ruiz Matilla (elpais.com) | Foto: Robbie Jack (Corbis)
El escenario pinta así: Praga en junio. Centro del teatro planetario en los 11 días que dura su Cuatrienal de Escenografía y Artes Escénicas, el evento más importante del mundo en este campo desde que surgiera en 1967. Más de 1.000 artistas de 70 países expuestos en 64 pabellones a lo largo y ancho de toda la ciudad, 500 representaciones, performances callejeras, acciones en distintos escenarios debatiendo en torno al lema: Espacios compartidos, música, clima y política. Moscas gigantes en las paredes, hombres que descienden en paraguas entre los cables, bodas de chinos en la calle, flautistas con microcerdos y roulottesde las que saltan hombres con mascarilla a tumbar viandantes sobre mares de plástico y fuerzan al público a escribir un insulto en cualquier idioma…
Y en estas llega Dios, es decir, Bob Wilson, y suelta: “Y el teatro, ¿debe ser político?”.
La posición del director estadounidense, expuesta en el transcurso de un foro público en Praga extrañó a muchos de los presentes. Entre otros, a la directora artística de la Cuatrienal, la serbia Sodja Lotker. “Wilson ha abierto un profundo debate, máxime cuando es uno de los temas centrales de esta edición”. Lo que planteaba Wilson, todo un gurú de la escena mundial, era el hecho de afrontar el teatro para levantar interrogantes, no para ofrecer respuestas. “Si las conociera de antemano, entonces no me metería en ello”, argumentó.
Le acompañaba en el debate el suizo Serge von Arx, su escenógrafo desde 1998 y comisario de arquitecturas escénicas en esta cuatrienal. “Hemos trabajado codo con codo en 30 proyectos comunes que se llevaron a término y en otros 30 que se pusieron en marcha y nunca vieron la luz”, comenta su colaborador en el café Slavia de Praga, toda una logia teatrera viva de la ciudad.
Las opiniones de Wilson están claras: el autor de Vida y muerte de Martina Abramovic teme que la Humanidad esté “enferma de flashesy necesidad de impactos por culpa de Wikipedia”. Y cree que “hay que ir al meollo del asunto y no quedarse en lo trivial”. Según su amigo Von Arx, lo que Wilson quiso decir es que necesitamos abrir preguntas y no imponer panfletos. “De hecho, su trayectoria es profundamente política. Para él y para mí, el teatro representa una ventana que te conduce hacia lo desconocido en la que muchas lecturas deben conjugarse. Se trata de sembrar confusión, no de imponer posiciones reivindicativas unívocas”. Bien es cierto que el artista estadounidense ha sido reconocido como artista con perfil político a través de su obra por prestigiosas universidades que van de Harvard a la Sorbona; que ha acudido allí donde le llamaban para trabajar en condiciones de protesta y agitación fuera de su país —Irán, Cuba, China, Brasil...—; que sus orígenes están ligados a talleres para jóvenes en situación marginal que acudían a las clases armados en barrios como el Bronx…

Malinterpretado

Definitivamente, su colaborador Serge von Arx cree que se le ha malinterpretado: “Más cuando el otro día vino Robert Lepage, contó que estaba inmerso en la construcción de un teatro que cambiaría la óptica del escenario y costaría 250 millones de dólares y nadie dijo nada. Con reacciones así, que podrían haber planteado todo tipo de cuestiones entre el público empezando con para qué sirve eso, la verdad es que no entiendo la polémica”.
Es algo con lo que puede estar de acuerdo Sodja Lotker, y más después de haber presenciado y escogido para la cuatrienal expresiones, espectáculos y propuestas que ahondan en la crisis global. “Hasta que comenzó esta edición, tenía algunas ideas claras en mi mente; hoy, después de haber visto varias de las manifestaciones vivas aquí estos días, confieso que me siento, como mínimo, inquieta, intranquila, turbada”.
Es comprensible cuando alguien asiste a los distintos pabellones montados en la casa natal de Kafka o en el palacio Colloredo, junto al puente de Carlos. Allí las paredes quedan atravesadas literalmente por una respiración propia, caso de la propuesta rusa, o el hielo se derrite colgado de unas cuerdas gota a gota y a la vista de todos, en una plataforma montada por los finlandeses.
Entre sus muros, José Luis Raymond, comisario del programa de España —en el que han participado al unísono Acción Cultural Española, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, el Cervantes, la Agencia Española de Cooperación Internacional y la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad)— ha plantado una especie de tanatorio con gusanos y deshechos para su instalación Muérete.
Su propuesta ha sido elaborada junto a otras escuelas de teatro españolas como las de Sevilla, Córdoba o Vigo. Son las cuatro que han montado las performances De profundis, No lloro porque esperoo la escenografía A través del Cristal, coordinada por Raymond y Alicia Blas: “Surge, entre otras cosas, del pálpito que estamos viviendo en España a partir de acontecimientos como el 15-M. En estas figuras colgadas del techo, hay gente que sale con maletas hacia no se sabe dónde, una realidad que los jóvenes han tenido muy presente los últimos años en España”.

Calderón, Quevedo, Gracián y las luces españolas de Bohemia

Cuando se observa a tres adolescentes de Ostrava, la dura región minera morava, cercana a Polonia y Eslovaquia, recitar y reciclar en técnicas de KabukiLa vida es sueño, de Calderón de la Barca, surgen todo tipo de interrogantes. ¿Cómo han digerido de esa forma algo tan plenamente barroco como el Siglo de Oro español? El embajador español en la República Checa, Pedro Calvo Sotelo, y Ramiro Villapadierna, director del Cervantes en Praga, en cuya sede se inauguró la exposición Tránsito por la escenografía española contemporánea, dan sus respuestas: “Poca gente sabe que en varias bibliotecas de este país hay al menos copias de 100 obras de Lope de Vega y que en alguno de sus archivos se guardan manuscritos de Calderón”, comenta el embajador. Se trata del original de El gran duque de Gandía, descubierto en un castillo de Bohemia en 1960 junto a otras obras de Quevedo y Gracián.
Villapadierna añade: “También el Mío Cid, que estuvo en manos de la familia Metternich al menos 300 años, fue uno de los tesoros clásicos españoles custodiados aquí. Y es en este país centroeuropeo donde se encuentra la colección de arte del siglo XVII más importante que hay fuera de España”.

La ciudad como gran escenario y debate

Fechas: Del 18 al 28 de junio.
Artistas: Más de 5.000 profesionales de 70 países.
Pabellones: De 64 naciones, repartidos por toda la ciudad.
Representaciones: 500 con performances callejeras y acciones en distintos escenarios por toda Praga.
Lema: Espacios compartidos, música, clima y política.
Pabellón español: Es un espacio escénico creado por por José Luis Raymond. Se trata de una instalación titulada Muéreteque representa una especie de tanatorio con gusanos y desechos.

Fuente: Jesús Ruiz Mantilla | Rosana Torres (elpais.com) | Foto: Gorka Lejarcegi
De Antígona a las comedias de enredo, de Shakespeare y Rigoletto a Sonrisas y lágrimas,¿qué creación escénica no aporta una visión del mundo y resulta, por tanto, política? Es la respuesta más o menos común, con matices que la enriquecen, a la duda lanzada esta semana por Bob Wilson en la Cuatrienal de Artes Escénicas de Praga. El director estadounidense se preguntaba si cabe hoy hacer un teatro reivindicativo en términos políticos. Propugnaba, frente a las respuestas en ese ámbito, la confusión. Actores, directores y dramaturgos de la escena española entran al debate.
Nuria Espert, actriz y directora. “Creo que Bob Wilson no niega esa posibilidad; simplemente lanza una duda. Era una pregunta pertinente en tiempos de la dictadura, pero en época de libertad, todo tipo de teatro es bienvenido. Yo he hecho siempre teatro político, pero no panfletario. Lo respeto muchísimo. El arte, si es bueno, va unido a la política. El teatro, además, va unido a una vertiente educativa, y eso siempre lleva implícito algo de compromiso”.
José María Flotats, actor y director. “Desde Sófocles, 400 años antes de Cristo, con Antígona, hasta Tony Kushner, en el siglo XX y sus Ángeles en América, pasando por Shakespeare, con El rey Lear, Molière y su Tartufo, Lorca con Yerma o La casa de Bernarda Alba o Bertolt Brecht con El resistible ascenso de Arturo Ui, el gran teatro no ha dejado, también, de ser político”.
Juan Diego Botto, actor y director. “Todo teatro es político, desde los clásicos griegos a las comedias de puertas y sofás. Plantear una distinción es ir contra natura.Se puede hacer conscientemente o sin querer, pero siempre llevará implícita y explícitamente una visión del mundo. Vivimos un cambio profundo de sociedad y paradigmas; en este contexto, el teatro sirve para plantear y resolver dudas”.
Natalia Menéndez, directora del Festival de Almagro. “El quid reside en plantearlo de forma diferente según la época. Pero el teatro de rasgos políticos está triunfando hoy como nada, y más entre los jóvenes, en todo el mundo. El teatro fronterizo, que lidera en España Sanchis Sinisterra, o el teatro-documento que he visto triunfar en México o Perú, basado en testimonios o pruebas de denuncia de hechos concretos, funciona como pocas cosas. Siempre la escena se ha planteado fuertemente desde el compromiso, de Grecia a Shakespeare, Fuenteovejuna, La vida es sueño o Brecht. Así ha sido y será”.
Pedro Casablanc, actor. “No entiendo esa posición de Wilson. Menos cuando él habla de que la sociedad parece querer necesitar impactos y su teatro se basa, sobre todo, en eso y en distintos flashes. ¿De qué me está hablando? Yo no concibo ninguna expresión que no sea política. Más en una época como esta, cuando desde foros como el Teatro del Barrio, nos cuesta sacar tanto adelante espectáculos como el dedicado a [Luis] Bárcenas, el extesorero del PP. Está muy mal visto y no cuenta con apoyos”.
Jordi Galcerán, autor. “Los dramaturgos debemos plantearnos hacer buen teatro; el resto, si lo logramos, viene dado por añadidura. El teatro considerado político, el ideologizado, me parece redundante y normalmente pesado. Insisto: al hacer buen teatro, inevitablemente cae lo demás. Un autor contemporáneo, por lo demás, es imposible que no hable de lo que ocurre, más en un entorno de crisis, pero hay que dejarse llevar ante todo por las historias que contamos, no por las ideas que quisiéramos inculcar”.
Sergio Peris Mencheta, actor y director. “Siempre he creído que nuestro papel es el del bufón del rey. Consiste en soltar a la cara a quien gobierna lo que no hace bien. Otra cosa es que quien está al mando no acuda al teatro. Los patios de butacas adolecen de políticos, y más en épocas como esta. La ventaja que tiene el teatro sobre otras artes para expresar ideas políticas es la inmediatez. Por la mañana, Dolores de Cospedal suelta lo de los pagos en diferido de Bárcenas y por la tarde le hacen un monólogo. Yo soy partidario del teatro como medio de entretenimiento, de partida; es la única manera de despertar interés. Pero plantear la neutralidad, como creo que desearía Wilson, me parece erróneo, porque ésta es enemiga del arte”.
Gerardo Vera, director y escenógrafo. “El teatro y el compromiso político son inseparables. Son acción, intervención decidida, directa, sobre nuestro mundo más inmediato, que ilumina nuestras contradicciones como seres humanos y como ciudadanos con el fin de transformar la realidad. El teatro hoy ya no puede separarse del compromiso con nuestro entorno más cercano, y siempre será ese milagro que se hace posible a través del actor como centro de gravedad indiscutible de un arte que ya nunca deberá reducirse a informar ni a proponer soluciones, sino que nos permitirá profundizar en aspectos únicos de nuestra propia experiencia”.
Magüi Mira, actriz y directora. “¡Cómo no va a ser necesario el teatro político! La vida es política desde que uno se levanta y decide cómo vivir, a todas horas uno se está comprometiendo, y la política es un compromiso que nos correponde asumir a todos. El teatro, aunque no quieras, tiene que ser político. Por cierto, Bob Wilson también hace teatro político”.
Laila Ripoll, dramaturga y directora. “¿Teatro político? ¡Absolutamente! Y hay que abordarlo con rigor, mucho rigor, mucho arte, huyendo del ladrillo... Ya lo inventó Brecht. Todo arte es política, y las gentes del teatro creo que eso lo tenemos muy claro. No hay más que darse una vuelta por los escenarios de nuestro país”.