LA EXILIADA, LA NEGRA, LA PUTA, EL CARACOL Y LA MÍSTICA


TEXTO: ANNA ALBADALEJO, MARIA JOSÉ GUISADO, PEDRO LOZANO, PATRÍCIA PARDO, MARIBEL BAYONA
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: MARIBEL BAYONA
INTÉRPRETES: MARIBEL BAYONA, MARIA JOSÉ GUISADO, ALEJANDRA MANDLI y MERCÈ TIENDA
CANTANTE/ ESPACIO SONORO: VICKYLEAKS
DIRECCIÓN y CREACIÓN COREOGRÁFICA: SANTI DE LA FUENTE
DURACIÓN: 1h 20min
FOTO: EL VINCLE
PRODUCCIÓN: TEATRO DE LO INESTABLE
TEATRE TANTARANTANA

Ser mujer es complicado, se es una y muchas a la vez. Vivimos de sueños, de miedos, de deseos, de cosas inalcanzables. Amamos, respiramos, sufrimos, reímos, escuchamos, nos aterramos y a veces todo a la vez. Somos libres pero vivimos encerradas la mayor parte del tiempo en cárceles que nos auto creamos. Somos dueñas de nuestro destino, y lentamente tenemos de romper las cadenas y salir a alcanzarlo.

La exiliada, la negra, la puta, el caracol y la mística son 4 mujeres o cinco que buscan su centro, su equilibrio en contraste de todo lo que sucede a su alrededor, de sus perturbaciones, de sus miedos, de aquello que no les deja avanzar y que las encierra una vez más en su cueva, en su cárcel personal, en su propio yo.

El montaje a medio camino entre la coreografía y el teatro de texto potencia con su puesta en escena su lado más poético. Después de un inicio tristemente desperdiciado, ya que le cuesta arrancar, entramos en los submundos personales de estas mujeres, pequeñas escenas, en modo monólogo o con diálogos entrecortados. Coreografías de libertad, aunque por momentos todas parecen seguir el mismo ritmo, son autómatas, están presas, ya lo dicen "la libertad es la cárcel más grande del mundo".

Con un texto difícil con frases simples, cortas, directas, de las que te hacen pensar, preguntarte qué, cómo, dónde, cuándo y una puesta escena onírica con una iluminación milagrosa que resalta, acentúa y deja volar la imaginación. Sensacional la ruptura de la cuarta pared, con un juego metateatral que al principio descoloca al espectador, inesperado, pero que poco a poco acaba de cuadrar las piezas del puzzle. La guinda del pastel corre a cargo de Vickyleaks y su espacio sonoro, una voz que choca, extraña pero potente a medio camino entre la rabia y la ternura.

Esta vez sí, a la salida de la sala había pasado algo, todavía tenía interrogantes de lo que había sucedido en escena, aquello que mis ojos no consiguieron descifrar, aquello para los que otros tenían respuesta. En el teatro como en la vida, no todo tiene que tener un sentido.

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