BALANCE DE TEMPORADA 17-18


Por Elisa Díez (Butaques i Somnis)

Quizás a más de uno le sorprenda la foto de portada de este post, pero creo que si algo define esta temporada que estamos a punto de cerrar es ese lazo amarillo, esas butacas libres porque quienes las tendrían que ocupar están injustamente y sin motivo alguno en la prisión, desde hace unos días más cerca de casa y otros en países europeos demostrando su inocencia. Pero este blog habla de teatro, aunque a veces es imposible separar la vida del teatro.

De hecho esta temporada se inició con la tristeza y los sentimientos a flor de piel debido a la brutalidad del atentando terrorista del pasado 17 de Agosto, que no sólo resonó y se hizo notar en Barcelona sino que su eco llegó a Fira Tàrrega con una edición un tanto extraña, a medio camino entre las decisiones políticas post atentando y previas al referéndum.

Pero en Tàrrega no nos podíamos ni imaginar lo que estaba a punto de suceder en unos días. Los meses de octubre y noviembre el horror de imágenes (reales) repetidas mil y una veces sin salir de nuestro asombro ocupó mentes, pensamientos y vació plateas. Un mal signo para los directores, compañías que no sabían qué hacer para devolver al público la esperanza y las ganas de volver a ocupar las butacas. Poco a poco el seny y las ganas de seguir luchando por la libertad volvió y la situación se "normalizó" en lo que a teatro se refiere. De todas maneras ya se habla de un 8% de desplome de las entradas vendidas con respeto a la temporada pasada que había subido entorno al 6%.

Si un tema ha marcado la temporada, que no deja de ser tan político como social también, es el papel de la mujer en el teatro. La falta de mujeres en las fichas artísticas es una asignatura pendiente desde hace demasiado tiempo. De momento, y a pesar de la presión de diversos colectivos y de recibir numerosos apoyos, los teatros públicos y privados siguen sin mostrar una actitud proactiva lo suficientemente creíble para dejar de poner palos en las ruedas y comprometerse de manera activa. Porque mejor no hablar del culebrón del verano...

Con todo y eso este balance se conjugará principalmente en femenino, porque ya me prometí la temporada pasada que trataría de evitar los montajes donde sus repartos sean todo hombres, no me interesan ni me representan, y creo que este año lo he cumplido bastante a rajatabla.



Y de mujeres hablamos, empezando por lo que sería la mejor sala de la temporada, con una temporada muy interesante, con una presencia femenina muy notable y que además este año era la primera que programaba en su totalidad la polifacética, Patricia Mendoza. Sí, hablo de la Sala Atrium. Sería muy complicado quedarse con un montaje de esta temporada, en nuestras retinas se han quedado: Habitat (doble penetración), La pell escrita, Goldilocks, Josefina, la gallina puso un huevo en la cocina... 

También en femenino esta temporada hemos dado la bienvenida a un nuevo espacio teatral, el Teatre La Gleva, de cuya dirección artística se encarga Júlia Simó Puyo y Bárbara Granados. Con una programación ecléctica en la que se puede ver desde un monólogo con Mario Gas a compañías jóvenes con una gran proyección. Uno de los montajes más destacados de esta primera temporada ha sido Hem vingut fins aquí per deixar les coses clares.

Y cerramos el apartado de salas destacando la programación del Tantarantana, que en su primera temporada como fábrica de creación ha consolidado una cartelera llena de compañías que esperan, y desesperan, dar el salto a salas de mayor capacidad. Algunos de los montajes más destacados: Los bancos regalan sandwiches y chorizos de la compañía José y sus hermanas, sin duda uno de los montajes de la temporada (vista en global); El mar no hi cap en una capsa de sabates de la Cia El Martell y L'hora blava del Col·lectiu La Santa.  



No dejamos las salas alternativas, para encontrar el montaje de la temporada, que se nos presentó en el Festival TNT y desde entonces no ha dejado de llenar salas de teatro, tanto de salas tan alternativas como el Antic Teatre como otras más institucionales como el Espai Lliure. Hablo de Rebota, rebota y en tu cara explota de Agnes Mateus y Quim Tarrida. Es uno de esos montajes que te dejan poso que dura y dura. Un espectáculo que no debería abandonar la cartelera en años.

Otra de las sorpresas de la temporada, y que por las fechas pasó un poco bastante desapercibido fue Yes, Potser de Marguerite Duras de la Cia A3 con unos magníficos Alícia González Laá, Anna Casas y Txabi Grass en el Teatre Akadèmia. Uno de los mejores textos que se han representado esta temporada y de esos montajes que se te quedan dentro durante días.

Y otra de las salas que tiene una de las programaciones más eclécticas que te puedes encontrar en la cartelera barcelonesa es La Seca Espai Brossa donde además del bombón de A mi no me escribió Tennesse Williams, también pudimos deleitarnos con el sentido homenaje de Manuel Veiga a Lola Flores en Siempre a la verita tuya y nos partimos literalmente la caja con Requiem For Evita.  



Y dejando atrás el mundo alternativo, el siguiente refugio natural seria el Teatre Lliure pero pasaremos de pantalla porque esta no ha sido su mejor temporada y reconozco, para mi total sorpresa, que he disfrutado mucho más de algunos montajes del TNC. Y aunque tardó en llegar fue a partir de Sol, Solet dirigido por Carlota Subirós cuando la temporada empezó a despuntar. Le seguiría una sorpresa en la Sala Tallers y un nombre que no dejará de sonar en los próximos años, Gabriel Calderón con Que rebentin els actors. Para cerrar la temporada con todo un nuevo fenómeno made in La Brutal, entradas agotadas antes de estrenar, lo que ya viene siendo marca de la casa y con temporada en el Poliorama. Sin duda, La importància de ser Frank es uno de los greatest-hits de la temporada con una Laura Conejero sensacional.



Y como siempre cierro temporada, esta vez más exhausta que en otras ocasiones, en el Festival Grec, el primero 100% Cesc Casadesús, que ha reducido las propuesta y claramente ha apostado por la calidad. Grandes nombres internacionales encabezados por Jan Fabre y Katie Mitchell que ha hecho llenar la platea de la Sala Puigserver del Teatre Lliure. Pero sinceramente este Grec2018 será recordado por Una gossa en un descampat, con ella empecé esta edición y aún hoy es escribir el nombre del espectáculo y volver a recordar las sensaciones que creí dejar abandonadas en la platea de la Sala Beckett.

Y aunque los fuegos artificiales y las maravillas escénicas de las propuestas internacionales, que siguen estando a años luz de lo que es capaz de llegar, quiero llegar a pensar que más con el presupuesto que con la capacidad de los creadores de casa nostra, me sigue llegando más las propuestas con nombre de casa, dirigidas y/o creadas por dos mujeres: Muda de Pablo Messiez dirigida por Mercè Vila Godoy y Només una vegada de (y dirigida por) Marta Buchaca (que se podrá ver a principios de temporada al TNC).



Y hablando de la próxima temporada, volveré a empezarla en Fira Tàrrega, en la última edición de Jordi Duran y en lo que ya es mi oasis teatral preferido para comenzar non-stop con las pilas bien cargadas la rueda teatral. Durante el mes de agosto seguiremos descubriendo qué nos espera en septiembre. Las críticas descansan y dan paso a posts más informativos. Y como siempre nos vemos en las redes sociales.

¡Felices vacaciones!

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