UNHEIMLICH


CIA PELIPOLACA + LES DESVESTIDES
dirección IRENE VICENTE SALAS
intérpretes BELÉN BOUSO, NÚRIA COROMINAS, RUT GIRONA i GAL∙LA SABATÉ
duración 55min
SALA ATRIUM

¿Cuántas veces te miras al espejo antes de salir de casa? Unheimlich es una especie de espejo emocional, una experiencia que somete al espectador y le obliga a mirar, a cuestionarse todo aquello que sus ojos están viendo. Incluso desde antes de entrar en la sala, casi vacía, la sorpresa inicial ya te predispone a que tu cuerpo y mente no se sienta como un simple espectador pasivo. Una vez traspasado el lindar de la puerta, el silencio es casi absoluto, algo que caracteriza casi toda la pieza. Eso sí debería ser requisito imprescindible hacerlo con la mirada curiosa de aquella persona que no sabe más allá de lo que ha leído en cuatro líneas de sinopsis.



Es importante ir a ciegas a este montaje con la mente dispuesta a dejarte llevar. En una época donde mirar y ser mirado es uno de los pasatiempos con más seguidores, la compañía Pelipolaca + Les Desvestides nos provoca una mirada crítica, un continuo cuestionamiento de si aquellas imágenes que estamos viendo, en estricto silencio, no sea más que un seguido de acciones que repetimos sin cesar en nuestro día a día. Porque sí, aunque no nos demos cuenta, vivimos en un mundo donde la imagen lo atrapa todo, lo engulle todo y es un gran monstruo que nos engulle sin que le pongamos resistencia.



Unheimlich acaba en menos de una hora, pero podía seguir y en realidad no se acaba nunca, porque sales con un cuerpo nuevo, con una mirada crítica que te acompaña durante días, con un cierto sentimiento de vergüenza porque el auto enfrentamiento no deja de ser un ejercicio tan íntimo y poco ejercido como la autocrítica.

Despertalab vuelve a regalarnos un soplo de aire fresco, toda una ruptura de esquemas, con un montaje, semi montado, laboratorio o working progress donde el espectador, a pesar de estar todo el tiempo detrás de una cuarta pared, es interpelado sin palabras ni miradas durante los 55 minutos. ¡Qué gusto salir de la sala después de una mirada tan sugestiva, crítica y, porque no, interesante!

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