BRUELS

autoría, dirección y dramaturgia ORIOL MORALES i PUJOLAR
interpretación REBECCA ALABERT, IONA BALCELLS, JOAN MARMANEU y JUAN PABLO MAZORRA
duración 90min
producción GREC 2019 FESTIVAL DE BARCELONA y LA LLARGA
ESPAI LLIURE (GREC 2019)

Nos dejaron con la miel en los labios en el ensayo abierto que presenciamos gracias a Factoria Grec (del Festival Grec y Recomana.cat) y hemos tenido que esperar casi hasta el final del festival para averiguar de dónde salían los bramidos. El Premio Adrià Gual de 2018 es un conjunto de historias del Empordà, pero hasta los empordanesos son humanos y principalmente es una historia de humanos buscando su camino, aquello de dónde venimos y a dónde vamos.

Una escenografía vestida de blanco impoluto que no presagia lo que está a punto de suceder. El Empordà y todos sus pueblos no se escapan de las historias escabrosas y más si tiramos la mirada atrás y nos trasladamos a la época de la Guerra Civil y postguerra. Expropiaciones de casas, inmigración y un buen número de secretos que se irán desgranando poco a poco a lo largo de la trama.

Rebecca, Iona, Joan y Juan Pablo rescatan sus memorias infantiles (relación con sus progenitores y afán por descubrir), se hacen preguntas (muchas se quedarán sin respuesta) y hacen un ejercicio que no todos hemos sido capaces de hacer, querer entender el ahora preguntándose por el ayer. Aquellas historias que no nos explicaron, que muchas abuel@s se llevaron a la tumba, aquello que no se podía contar y que aún hoy sigue en silencio.

Es sorprendente ver cómo generación tras generación no sólo no se olvida lo que pasó hace ya 80 años, sino que su recuerdo brota con más fuerza en las nuevas generaciones. El texto de Oriol Morales vuelve a llevarnos a los años de la postguerra, a desvelar secretos, a hacernos preguntas. Y si bien es cierto que está plagado de anécdotas, cada una de ellas nos lleva a un rincón propio de un pasado común.

La escenografía de Ona Grau se complementa a la perfección con las proyecciones de vídeo de una especie de Stop Motion singular en directo que hace que las palabras y los hechos de antaño cobren inesperadamente vida. Los espectadores somos una especie de voyagers de estas historias que han pasado tanto tiempo ocultas.

Con un lenguaje de hoy, las historias del pasado sigue resonando igual de cruentas en nuestras cabezas, por mucho que los que las vivieron hayan callado para siempre. Bruels es un montaje sincero, valiente, una muy buena carta de presentación en un circuito más abierto (fuera de las pequeñas salas alternativas por las que circuita la compañía) que demuestra que La Llarga es una compañía muy a tener en cuenta en las próximas temporadas.

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